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jueves, 21 de noviembre de 2024

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Sistema político en Chile: el «mayor dolor de cabeza» de la Convención Constitucional

¿Parlamentarismo o presidencialismo atenuado? Esa es una de las preguntas que deberán responder quienes redacten el nuevo texto constitucional, buscando un mayor equilibrio entre las instituciones pero sin perder estabilidad. Una obra de ingeniería política dicen los expertos.

- 6 mayo, 2021

La Carta Magna dibuja el famoso “rayado de cancha” de un Estado. En palabras del académico de la Universidad de Chile Salvador Millaleo, en su investigación de 2019 “¿Para qué sirve una Constitución? Reflexiones sobre la inclusión constitucional de los pueblos indígenas”, “las constituciones están asociadas clásicamente al establecimiento de la estructura de un sistema político. Una Constitución establece un sistema de gobierno, define los poderes y funciones de sus instituciones, provee límites sustantivos a su operación”.

En pleno proceso constituyente chileno, nos encontramos ante una hoja en blanco que abre espacios al debate público respecto a numerosas propuestas jurídico políticas provenientes tanto del mundo académico como de los candidatos y candidatas a redactar el nuevo texto constitucional.

En lo que pareciera existir acuerdo es que la actual carta fundamental otorga amplias atribuciones de iniciativa exclusiva al Ejecutivo en todas las materias que irroguen gasto fiscal. Asimismo, le permite manejar las urgencias legislativas y le otorga poder de veto, entre otras.

Isabel Aninat

Esto genera lo que algunos definen como “hiperpresidencialismo”, que se traduce en un fuerte impacto en la gobernabilidad y tensiona la relación con el Congreso, sobre todo en circunstancias como la presente, donde el Gobierno es minoría en ambas cámaras.

El doctor en ciencia política y académico de la Universidad Diego Portales, Claudio Fuentes, afirmó en una columna publicada en Ciper Chile que definir si el sistema de gobierno en Chile será presidencial, parlamentario o semipresidencial será “uno de los temas que más dolores de cabeza generará en la Convención Constituyente”.

Asimismo, resalta que “el debate de fondo respecto del tipo de régimen de gobierno se refiere, por una parte, a permitir que las mayorías políticas que se expresan en el Congreso o Parlamento puedan efectivamente gobernar, pero que al mismo tiempo el sistema adquiera cierta estabilidad para evitar un constante ir y venir de nuevos gobiernos”.

Ejecutivo v/s Legislativo

Todos los expertos consultados para esta nota coinciden que uno de los principales problemas en el actual sistema político es la tensión entre Congreso y Presidente, sobre todo porque no existen suficientes procedimientos institucionales que permitan resolver estas diferencias o “deadlocks”.

Al respecto, el académico de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) Rodrigo Correa afirma que “es evidente que el sistema político actual tiene un problema de gobernabilidad y, aunque son múltiples factores, el principal es la tensión entre el Congreso y el Presidente de la República”.

Asimismo, la directora ejecutiva del Centro de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio de Santiago y candidata a la Convención Constitucional, Macarena Letelier, concluye que existe un “diagnóstico compartido sobre una crisis en la institucionalidad donde además la confianza que tiene la ciudadanía en las instituciones es muy baja debido a una falta de sincronización entre la política y las necesidades ciudadanas”.

Rodrigo Correa

Una opinión similar tiene la decana de la Facultad de Derecho de la UAI Isabel Aninat quien agrega como un factor del problema “la ausencia de vías institucionales para resolver estas tensiones. Esto no favorece la cooperación entre las instituciones e impide darle agilidad a la tramitación de los proyectos de ley”.

Sobre las propuestas, tanto Letelier como Aninat coinciden que esta discusión debe incluir otros aspectos distintos al sistema político. “No podemos revisar el sistema político, sin considerar el actual sistema electoral y buscar uno que trabaje no sólo en la representación sino que también favorezca las mayorías”, aclara la directora de Arbitraje y Mediación.

Por su parte, para la decana de derecho de la UAI esta reforma requiere “ingeniería de detalle”. Sobre todo porque, en su opinión, “es distinto el sistema político pensado para un estado unitario, que para uno federal: también es distinto con un Congreso unicameral o uno bicameral”.

Coherencia institucional

El pasado 15 de abril, a través del sitio EMOL TV, se realizó una charla virtual organizada por la Universidad Adolfo Ibáñez llamada “Ciclo de Conversación Constitucionales: ¿Qué régimen político?” donde el académico de la Universidad de Texas A&M José Antonio Cheibub describió las características de cada uno de los sistemas.

Sobre el debate, el doctor en Ciencia Política de la Universidad de Chicago señaló que “la pregunta no debe ser qué modelo debemos adoptar de acuerdo a nuestra tradición, sino que determinar qué aspectos debemos mejorar para que nuestra democracia funcione lo mejor posible”.

En esta posición coincide la profesora Isabel Aninat quien afirma que si queremos mantener el presidencialismo, es necesario “incorporar otros aspectos para atenuarlo, pero que conversen bien unas instituciones con otras”.

Macarena Letelier también piensa en un presidencialismo atenuado como el sistema de gobierno ideal para Chile: “El país tiene una cultura presidencial así que debemos incorporar cosas del parlamentarismo pero construir un engranaje que funcione y que genere confianza”.

En contrapartida, el académico Rodrigo Correa se la juega por el parlamentarismo: “En este sistema el Congreso es quien elige al gobierno y de esa forma se reducen significativamente las tensiones entre ambos poderes y, además, existen mecanismos para resolver eventuales tensiones”.

Realidad comparada

Macarena LetelierMacarena Letelier

Las respuestas a la pregunta sobre el sistema de gobierno ideal han sido muy distintas en el mundo y, según indica el texto de Claudio Fuentes para CIPER, es importante tener en cuenta los balances y contrabalances de las instituciones, las características del sistema de partidos, la ingeniería institucional y los contextos donde se realizan los cambios.

En cuanto a cifras, el académico señala que en América el régimen predominante es el presidencialismo que está presente en el 59,4% de los países, seguido por el parlamentarismo, que es el sistema de gobierno del 37,5%.

Imagen distinta es la europea donde el presidencialismo no está presente en ningún país del continente. En contrapartida, el régimen preferido es el parlamentarismo ya que, en cifras de Fuentes, 3 de cada 4 países poseen este sistema de gobierno y de los restantes, casi un 15% posee un sistema semipresidencial.

En el resto de los continentes predomina el parlamentarismo en Oceanía (66,7%) y Eurasia (47,8%). Por su parte, el presidencialismo destaca en África, donde la mitad de los países utilizan este sistema.

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