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jueves, 18 de abril de 2024

literatura

Mai Jia: El don

“Las distintas referencias a nuestro personaje que encontramos intercaladas a lo largo de la novela intentan dar luces, aunque a veces tengan el efecto contrario, acerca de su personalidad (…)”

- 22 mayo, 2019

Mai JiaEditorial Destino
Arturo Ferrari

Mai Jia –su verdadero nombre es Jiang Benhu– tardó once años en terminar de escribir El don –la primera edición apareció en China el 2002–. La espera valió la pena. En octubre del año pasado fue recibido con bombos y platillos en la Feria del Libro de Frankfurt, la más importante en su género a nivel mundial, donde lo esperaban, según el diario China Daily, más de 100 editores de 20 países.

Luego que la editorial Penguin publicará la primera edición en inglés, “El don” fue considerado por The Daily Telegraph (2017) como una de las 20 mejores novelas de espías de todos los tiempos. Mai Jia compartió este honor con escritores de la talla de John le Carré, Graham Greene, Joseph Conrad y Rudyard Kipling. La novela, afirma su autor, fue rechazada hasta 17 veces por distintas editoriales de su país antes de ser publicada. Hasta el momento El don ha sido ya traducido a más de 30 idiomas y ha merecido más de 400 reseñas en diferentes medios.

Pero este no ha sido el único éxito de Mai Jia. In the Dark y The Message –aún no publicadas en español– retratan las disputas de los años 30 entre el Partido Comunista y los nacionalistas del Kuomintang por el control de China, quienes en 1949 se instalaron en la isla de Taiwan. Ambas fueron llevadas, con éxito, al cine y la televisión.

Arturo Ferrari

Mai Jia pasó 17 años en la unidad de inteligencia del Ejército Popular de Liberación de China. En la Academia de Bellas Artes del ejército estudió escritura creativa. También aprovechó el tiempo para dedicarse a las matemáticas. “Pocos problemas matemáticos han podido conmigo”, dijo, orgulloso, en una entrevista con el diario El Mundo de España cuando llegó a ese país a presentar El don. Sin embargo, escribir una buena novela es mucho más complicado que resolver una ecuación. “Si yo estoy en un apuro matemático puedo preguntar a alguien, a un experto, a un profesor (…) pero en la literatura, ¿a quién le preguntó?”, le dijo a su entrevistador.

Rong Jinzhen es el personaje principal de esta historia. Su padre, hábil en dilapidar la fortuna familiar, muere acuchillado por una prostituta. Su madre, fallece durante el parto dejándolo huérfano. El parecido a su padre, a quien la familia aborrecía, despertó en su entorno un rechazo casi inmediato. Sin embargo, un ciudadano extranjero, a quien el autor identifica solo como Mr. Auslander, quien estaba dedicado a elaborar el árbol genealógico de los Rong y ocupaba una habitación en la mansión familiar, lo cuida como si fuera su hijo.

Desde temprano Jinzhen demuestra que tiene un talento fuera de lo común para las matemáticas. Auslander intercede y consigue que sea aceptado en la prestigiosa universidad que los Rong habían fundado. Pero su inmenso talento no pasa desapercibido para las autoridades chinas: es enrolado en la Unidad 701, una dependencia del servicio secreto localizada en las montañas de una remota provincia. Había sido captado para dedicarse de lleno a una tarea considerada prioritaria por la naciente potencia comunista: la criptografía.

Rong Jinzhen recibió elogios encendidos cuando cumplió su primera gran hazaña: descifrar el código púrpura. Este había sido adquirido por el país X (presumiblemente Taiwan), por lo que era una tarea impostergable ingresar a su interior. Sin embargo, las enormes responsabilidades que luego cayeron sobre sus hombros terminaron hundiendo a una persona cuyo casi absoluto hermetismo frente a los demás era en realidad una señal de su inmensa fragilidad.

Imposibilitado de ir por la vida más allá de los conocimientos que había adquirido gracias a su maniática persistencia, y no tanto por su paso por las aulas, Jinzhen vive atormentado por sus dudas y cavilaciones. En su profesión, la criptografía, no hay lugar para el error o la falta de prolijidad. Especialmente si una potencia enemiga amenaza la existencia de la patria mediante métodos ruines y perversos.

Las distintas referencias a nuestro personaje que encontramos intercaladas a lo largo de la novela intentan dar luces, aunque a veces tengan el efecto contrario, acerca de su personalidad. El texto carece de los saltos mortales y huidas al infinito que construyen otros autores de este mismo género. Jinzhen no va dando brincos ni se zambulle en el primer charco de agua que encuentra. Lo suyo es hacer que perdamos la paciencia ante su aparente pasividad y falta de adrenalina. Y lo consigue.

*Arturo Ferrari es Gerente de comunicaciones de Muñiz, Olaya, Meléndez, Castro, Ono & Herrera Abogados

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