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viernes, 26 de abril de 2024

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Presidente del Colegio de Abogados de Chile: “No nos vamos a quedar sentados esperando a que esto pase”

Héctor Humeres analiza los desafíos que debe enfrentar su gremio y todo el sector judicial, como la tramitación telemática, nuevas formas de relación con clientes y avances definitivos en materia digital para acercarse a los profesionales jóvenes.

- 27 julio, 2020

Claudio Soto Coronado,
csoto@idealex.press

El destacado abogado, profesor y mediador asumió a fines de junio, pandemia de por medio. Y en esta entrevista con Idealex analiza cómo se ha desenvuelto el sistema judicial, los desafíos que imprime la nueva realidad en la asociación gremial y la necesidad de reforzar con urgencia la judicatura laboral. “No olvidemos que los juicios del trabajo están ajustados a la realidad, y eso puede despertar un malestar en las personas que van a requerir justicia estando sin empleo”, vaticina.

Este conciliador de fuste enfrenta así uno de los momentos más convulsos para la profesión legal, llamando a los colegiados a cuidar la buena fe de los procesos, a colaborar con la administración de justicia y a apoyar a los abogados jóvenes ante los desafíos que —como la digitalización y realización remota de muchos actos— llegaron para quedarse. “Uno no elige la fecha en que asume”, ríe, visualizando los desafíos que la institución tiene por delante.

— ¿Cómo los abogados han debido enfrentar las especiales condiciones que ha impuesto la pandemia? ¿Cómo ha influido esto en su relación con sus clientes?
Creo que hemos pasado por etapas distintas. En una primera etapa fue un impacto muy fuerte desde el punto de vista del modo de trabajo, porque estamos acostumbrados a lo presencial. Y de modo imprevisto, abrupto y muy rápido pasamos a un trabajo telemático por vía remota. La costumbre del abogado es estar con el cliente cara a cara y en los juicios, de las partes con el juez, era un recurso muy habitual.

La primera impresión fue fuerte, pero hemos tenido que habituarnos, y diría que eso va a traer como consecuencia cambios profundos en el modo de ejercer la profesión y sobre todo en la relación con el cliente. Con varios vamos a tener que concentrarnos por esta vía no presencial, y en los juicios también, muchas audiencias o eventualmente en algunos alegatos, que, por ejemplo, podrían decidir que se hagan por la vía telemática. Eso va a depender mucho de cómo se reordena el tema judicial y de qué pasa con las cortes y los juzgados en general. Se vislumbra que viene un cambio fuerte.

—¿Qué le han dicho sus colegas y qué fue lo que más les preocupa como colegio profesional?
Nuestra profesión ha tenido una pequeña ventaja respecto a otras quizás, y es que hemos tenido esta posibilidad de actuar por la vía telemática. El Poder Judicial, en tanto, ha tenido la visión de ir adaptándose a estas circunstancias y ha dado ciertas facilidades para poder meternos al sistema y ejercer, presentar alegatos a las cortes por vía telemática, audiencias que también se han hecho por la misma forma, no sin dificultades, pero se han podido realizar. Hemos ido avanzando paso a paso, pero yo diría que éstos han sido secuenciales. El primer cuidado fue el tema sanitario. Como Colegio nos preocupaba la vida y la salud de los colegiados, que no se expusieran. Tenemos colegiados de todas las edades, y por ende, hay que tener cuidado en esa materia.

Luego nos preocupamos de la continuidad de los juicios y de las causas. Tenemos que velar porque la justicia se vaya desarrollando como corresponde y eso implica que continúe su ritmo lo más parecido a lo normal posible y tomando todas las medidas. Eso también implicaba que, como aquí siempre hay dos partes, los colegas se dieran facilidades entre ellos para poder llevar a cabo las causas. Aquí hay un tema de buena fe en toda la tecnología que se está utilizando y que el colegio ha procurado resguardar. Nosotros hicimos una serie recomendaciones con esta finalidad.

También tuvimos presente la limitación que para muchos colegas significó este cambio, porque si bien, tenemos los medios tecnológicos adecuados para enfrentar este problema, los más jóvenes, que estaban recién comenzando, no estaban en esa situación, y ese es un problema que hemos tenido que enfrentar. También nos preocupó el resguardo del debido proceso, es decir, que nuestros clientes no tuvieran ningún menoscabo cuando se hace la tramitación del proceso, en las audiencias orales, las pruebas vivas, las testimoniales, las confesionales, etc., que también nos dan problemas.

Asimismo, procuramos que mantuvieran bien informados a los clientes porque muchos quizás estaban muy complicados con esto y dudosos de lo que estaba pasando. El tema de la asesoría se puede manejar, pero lo más complejo ha sido el tema judicial, de continuar los procesos, llevarlos a cabo, resguardar la buena fe, que esto se haga bien, y que tengamos la posibilidad de acceder a ellos.

— En ese marco, ¿cuál es la evaluación que se realiza desde el Colegio sobre el funcionamiento de la administración de Justicia en sus distintas áreas?
Aquí no se puede pedir perfección porque esto fue un fenómeno que se abalanzó sobre nosotros de un modo sorpresivo, abrupto y que conmovió hasta las raíces todo el sistema. El Poder Judicial se ha ido adaptando de a poco a la situación con algunos resultados disimiles. Nosotros, como Colegio le hicimos presente nuestra opinión, les remitimos varios oficios y ellos sacaron auto acordados en el cual fueron regulando esta materia. Muchos jueces dieron las facilidades del caso.

En la parte laboral, ha habido problemas, pero hemos logrado de cierta manera manejar las audiencias que han tenido efecto. Donde tenemos un problema es en los fallos, ahí se ha acumulado una cantidad importante. Justamente producto de que los jueces han tenido un recargo notable en materia de audiencias y cómo llevarlas a efecto. Lo que antes demoraban una hora, ahora demora tres. En materia penal ha habido algunas dificultades, pero en general se han llevado adelante algunos procesos sin gran problema. En Civil, la única rama que aún está ausente de los medios electrónicos, de audiencias, como nosotros queremos que se hagan, han tenido dificultades porque hay retrasos importantes.

Lo que más ha tenido problemas es el área de familia, porque hay comparecencia sin abogados, las causas son distintas y muy complejas. Nosotros intervenimos también ante las autoridades para que den facilidades en materia de familia y se logró. Ahí hemos tenido una serie de dificultades, pero poco a poco hemos ido corrigiendo.

Pero, con una visión del todo, podría asegurar que el sistema en general ha respondido bien y se han ido adaptando a lo que tenemos en este minuto y creo que así va a ser hacia adelante. Pero ahí tenemos una incógnita: sé que el Ministerio de Justicia —porque a nosotros nos citó como Colegio de Abogados a una comisión— trabaja para introducir reformas a los procedimientos, y creo que vamos a tener novedades en esta materia en un Proyecto de Ley dentro de muy poco que tienda a corregir esto. Y aquí introduzco un tema que se viene muy emergente, muy fuerte, que es la posibilidad de introducir en los sistemas judiciales, sobre todo en el civil, la mediación.

— ¿El coronavirus de cierta manera acelera cambios, como por ejemplo en materia tecnológica y/o digitalización, en la labor que cumple el Colegio de Abogados respecto a sus asociados?
Creo que como Colegio ya estamos inmersos en estos cambios. Una función nuestra fundamental, hasta la fecha, eran las charlas de especialización para colegas que hacíamos en el Colegio. Teníamos nuestro auditorio, con buena capacidad en donde desarrollábamos charlas en ciclos que llamábamos los “martes al Colegio”, en donde invitábamos a colegas muy expertos para que dieran charlas a los colegiados sobre algunas novedades específicas. Bueno, a raíz de lo que sucedió obviamente eso no lo podíamos seguir haciendo y de improviso cambiamos y nos metimos al sistema de webinars con una mirada más amplia.

Ahora, en vez de exposiciones, hicimos paneles, y de esa forma hemos abarcado temas les preocupan mucho a los colegiados, como, por ejemplo, el caso de la fuerza mayor que hoy día cobrado muchísima importancia. Temas de familia, laborales, penales han saltado también sobre la mesa. Ahora, vamos a hacer un ciclo de charlas sobre reformas constitucionales, ya que en octubre tenemos el plebiscito y es un tema en que los abogados deben estar muy interiorizados. Ese es un foco que hemos instalado y que asumo llegó para quedarse y que quizás puede cambiar fuertemente el modo cómo nos acercamos a los colegiados para poder ponerlos al día en las materias que ellos les interesan.

Un segundo aspecto importante es cambiar nuestra página web de un modo profundo para que represente el cambio que hemos tenido a la vista y tratar de generar el interés de los abogados más jóvenes. Vamos a tener que instalar en el colegio algunas modalidades de trabajo, para acercar a los colegas, darle facilidades, como un co-work que reciba a la gente.

Nuestra gran preocupación son los colegas jóvenes. Hoy en día en Chile están jurando casi 4 mil abogados al año, lo que es una cifra enorme. Nos ponemos en el papel del abogado que acaba de jurar y que quizás no tiene relaciones establecidas de antes para desarrollar su profesión. Hay que preocuparse de ese colega, porque es la persona que en estos instantes va a tener mayores problemas. Se nos viene encima una ola económica distinta. En este país va a ver desempleo, fuerte, y naturalmente que a algunos de ellos les puede golpear.

También estamos tratando de generar un cambio respecto al impacto del Colegio, aparte de los medios comunicación social, en las redes sociales, porque sabemos y tenemos claro que los colegas jóvenes se informan a través de ellas.

Nuestra revista**, que es un medio tradicional del colegio y que es impresa, la sacamos por primera vez en un ejemplar de manera virtual, y estamos con esto provocando un poco a los colegas a ver qué nos dicen, porque tenemos la impresión de que puede ser un medio de comunicación que también puede ir a la virtualidad, y no a la materialidad. Estamos haciendo un esfuerzo importante en enfocarnos en esta realidad que está ante nosotros. No nos vamos a quedar sentados esperando a que esto pase.

— Volviendo al tema de la mediación ¿cree usted que es necesario expandir las formas de resolución alternativa de conflictos frente el atochamiento que se espera en los próximos meses en tribunales?
Tengo la experiencia de ser mediador del Centro de Arbitraje y Mediación (CAM) de la Cámara de Comercio de Santiago por lo que soy un ferviente partidario de los medios alternativos de resolución de conflictos. Tanto la mediación como la conciliación hacen mucha falta en Chile. Aquí tenemos la experiencia en familia y una experiencia un poco más restringida en materia laboral, porque está radicada en la parte administrativa, en la Dirección del Trabajo. Estimo que es un gran mecanismo de resolución, ya que creo en la capacidad de entendimiento de los seres humanos, creo que hay que agotar siempre la posibilidad de entendimiento antes del conflicto definitivo. Creo que están las condiciones en Chile para hacerlo.

El país tiene una gran cantidad de mediadores y entiendo que en el Colegio de Mediadores hay cerca de 4 mil inscritos. El CAM Santiago, también tiene un cuerpo bastante extenso y hay experiencia en la materia. Por ende, están los profesionales para enfrentar ese trabajo. Creo que, si se estructura un buen sistema de mediación, puede quedar plasmado en el Proyecto de Ley que se está estudiando.

También, hay otros campos que explorar, como, por ejemplo, el tema vecinal, que está bastante abandonado en el país. No he escuchado nunca una solución clara al tema de la vecindad, y creo que muchos conflictos podrían salvarse ahí antes de escalar a la justicia superior. Y en materia laboral, creo que en Chile tampoco se ha explorado el tema de la mediación y la conciliación. Quizás hay que vencer barreras, desconfianzas, porque creo que en Chile no ha prosperado eso porque hay una desconfianza en la persona que podría apoyar a solucionar el conflicto. Que sea pro trabajador o pro empleador me parece que es una caricatura de lo que es hoy día un abogado que va a tratar de solucionar el conflicto. Uno en la mediación lo que trata de hacer es acercar a las partes y que ellas mismas propongan la solución. En la conciliación, el conciliador propone la solución, pero siempre escucha a las partes.

— Usted es un reconocido árbitro, mediador y profesor de derecho laboral. ¿Qué podemos esperar en el ámbito comercial y en materia laboral donde se esperan muchos conflictos a raíz de la desmejorada situación económica que enfrenta el país?
La impresión que me he formado es que hay una gran preocupación en los juzgados del trabajo en esta materia. Están conscientes que tienen una gran cantidad de fallos acumulados que sacar, hay audiencias postergadas que tampoco se han podido realizar, sobre todo las de prueba, porque la primera audiencia si se puede hacer porque es simplemente presentar la demanda y los documentos. Las de prueba viva están, en su mayoría, suspendidas. Creo que por fortuna en Chile teníamos un sistema de desempleo robusto, con 11 mil millones de dólares en su interior, y eso hasta ahora ha permitido aguantar un poco esta enorme represa que se nos vino encima. Pero naturalmente, cuando esto tienda a retornar a una realidad distinta, el impacto económico se va a hacer sentir con toda su evidencia, porque estamos todos conscientes que va a aumentar notablemente la tasa de desempleo.

Creo que hay un recargo natural en los juzgados del Trabajo, y que en Chile son pocos, y eso hay que decirlo. Yo estuve en Barcelona hace 20 años atrás cuando en Chile se estaba estudiando la Reforma Procesal Laboral, mediante los foros a la Reforma Laboral. Yo fui a estudiar por la OIT y la CPC los juzgados del trabajo españoles, de gran experiencia. Me llamó la atención que en España en esa época había 330 juzgados del trabajo. En Chile estábamos discutiendo la reforma —ministros, jueces, expertos, profesores, abogados, etc.—, pero faltaba un representante en la mesa: el Ministerio de Hacienda. Entonces cuando llegamos al instante de pasar de una justicia escrita a una oral se preguntó cuántos jueces necesitábamos.

En ese instante, con fórceps llegamos a los 30 y tantos, y después a más de 80, actualmente insuficientes, porque si tu sacas cualquier relación de población laboral por la cantidad de juzgados te das cuenta que la diferencia entre Chile y España es abismante. Aquí deberíamos tener unos 150 jugados del trabajo.

Los juzgados del trabajo han avanzado, sin duda, pero siguen siendo escasos y eso produce un recargo en el Poder Judicial notable. Cuando salgamos a la superficie después de esta pandemia quiero ver qué van a hacer porque le van a faltar jueces para fallar las causas que están detenidas, más todo lo que se pueda venir. Es un mal instante.

No sé si el Poder Judicial está pensando en una cosa diversa, si van a tener jueces suplentes, pero algo va a tener que hacer porque si no esto va a colapsar, más de lo que ya estamos. En el Ministerio de Justicia hice ver nuestra postura que teníamos de lograr que se colocaran nuevos jueces. No olvidemos que los juicios del trabajo están ajustados a la realidad, y eso puede despertar un malestar en las personas que van a requerir justicia estando sin empleo, por ejemplo, y ven que se le dilata el juicio. Eso va a tener efectos de otro orden, no solamente jurídicos que hay que saber aquilatar.

— ¿Qué les diría a los abogados como nuevo presidente del gremio?
Primero, que procuren ejercer esta nueva visión del derecho acorde a lo que está sucediendo. Creo que habrá un cambio de muchos puntos de vista y los abogados debemos ser capaces de enfrentar esta nueva situación. El abogado ha logrado tener un grado de flexibilidad suficiente y acercarse a las nuevas tecnologías, y en eso tiene una ventaja. Segundo, que resguardemos la buena fe, porque estamos en un sistema que no conocemos y desde ese punto de vista el colegio es un guardián de la buena fe. Y tercero, que sean personas que se hagan cargo de estas limitaciones, pero que traten de ayudar a la justicia. Nosotros somos colaboradores de la justicia. Un país sin justicia es un país muy vulnerable, y creo que el país tiene problemas de todo tipo en este minuto. Lo que tenemos que hacer es colaborar con el Poder Judicial en tener un mejor sistema, y naturalmente, el Colegio estará detrás de esa línea.

*Héctor Humeres Noguer es presidente del Colegio de Abogados de Chile desde el 22 de junio de este año. Es un connotado abogado, profesor de Derecho Laboral, árbitro y mediador chileno. Su reseña profesional en: www.ahtm.cl

**Accede aquí a la edición digital de la Revista del Colegio de Abogados de Chile:

REVISTA COLEGIO DE ABOGADOS N° 78

 

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