Derecho vivo y Derecho vacío

Más a menudo de lo que nos gustaría, encontramos exposiciones académicas que tratan sobre temas prácticos, pero respecto de las cuales percibimos —sentimos en la piel— que no tienen un sustento real.

Toda nuestra experiencia se empieza a recoger de incomodidad. ¿A qué me refiero? No hay ejemplos, no hay traspaso real de conocimiento.

Lo que sí hay —y en abundancia— son las clasificaciones que a los ojos doctrinarios acostumbrados al teorema definición, requisitos, clasificación, excepciones, contraexcepciones no son capaces de discernir lo verídico de la fantasía ilustrada; la utilidad práctica del regocijo sin sentido alguno… refocilándose en las distinciones jurídicas que a nadie importan y que tienen nula incidencia en el tráfico comercial, del cual la creatividad jurídica es un soporte. Sólo un soporte. Por más que nos pese a los abogados. Porque nos gusta ser importantes e ignorar que el real poder recae cada vez menos en nuestra profesión.

Así es que, tomando la voz de miles de estudiantes de Derecho de Latinoamérica, de abogados jóvenes, de trabajadores esforzados sin cuna ni contactos, ruego a vuestras señorías: conozcan a su audiencia y dedíquense a ella.

El Derecho es un ente vivo. Basta ya de entelequias absurdas, de discusiones bizantinas, de argumentos añejos. Cuando ustedes muestran un Derecho vacío, sin aplicación, que nadie entiende ni utiliza, salvo para argumentar en algún juicio, no están amando el Derecho. No lo están entendiendo. No importará cuántos doctorados o posdoctorados tengan: lo están haciendo mal.

¿Les da miedo arriesgarse? ¿Les falta tiempo? Bienvenidos al mundo real.

La comunidad jurídica y la ciudadanía merecen más.

 
Sofía Martin Leyton
Directora
Idealex.press