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viernes, 22 de noviembre de 2024

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De 0 a 180: profesores analizan clases online desde España

Dos académicos de Derecho de la Universidad Europea, en Madrid, explican a Idealex.press cómo ha sido la experiencia de impartir clases fuera del aula.

- 22 abril, 2020

David Pavón
Sofía Martin

«Karol, ¿nos puedes poner en contacto con uno o dos profesores tuyos, para que nos cuenten su experiencia dando clases virtuales?», fue la pregunta a la abogada peruana Karol Valencia, quien se encuentra estudiando en Madrid y fue el nexo con David Pavón (41) y Julio Guinea (30), académicos de la Universidad Europea.

Para ambos, dar clases remotas no ha sido significado un cambio radical, pues ya impartían clases de posgrado no presenciales. «Ese perfil, cuando hubo que pasar de 0 a 180, ya estaba preparado», dice Guinea, en conversación telefónica, porque esos académicos ya tenían una formación previa y estaban adaptados a la metodología.

¿Qué hay del perfil de los estudiantes? Los alumnos que estudian presencialmente, explica David Pavón, suelen ser jóvenes de distintas nacionalidades, «especialmente españoles y del continente americano», mientras que aquellos que hasta ahora optaban por la modalidad online serían más heterogéneos, pues «también concurren alumnos de mayor edad y que están trabajando».

Pavón es especialista en derecho penal y derecho penal de la empresa, procesal penal y criminología. Esta última, en España, se estudia en un grado distinto de Derecho, carrera en la que enseña Conductas criminales tipificadas y Penología y derecho penitenciario, entre otros ramos.

El alumnado

David Pavón, quien es doctor en Derecho, ya había impartido asignaturas online, por lo que la metodología no le resultó extraña, explicó por correo electrónico. Lo que sí le ha llamado la atención es que los alumnos que habitualmente estudian en forma presencial, se hayan adaptado tan bien a las clases a distancia y no hayan modificado su comportamiento: «Acuden puntualmente y de forma numerosa, teniendo en cuenta que las sesiones quedan grabadas y que, por tanto, podrían visualizarlas en cualquier momento».

Califica de muy positiva la alta interacción, «pues lo habitual de la impartición en modalidad online es que los alumnos sean poco participativos». Respecto de aquello, Pavón destaca una cierta madurez de los estudiantes, que selo que incide de forma directa en la disposición y actitud que presentan durante las clases.

Julio Guinea

Esa actitud positiva y nivel de participación, hace que las clases sean amenas y verdaderamente eficaces de cara a alcanzar los necesarios resultados de aprendizaje que como Universidad estamos comprometidos y, por ello, obligados a alcanzar.

La plataforma

La Universidad Europea imparte sus clases a través del campus virtual Blackboard. «Cuenta con todos los recursos y herramientas necesarias», dice Pavón, quien está tranquilo respecto de la calidad de la enseñanza.

Si bien los dos entrevistados se autoevalúan como bien preparados para la enseñanza digital, no fue así para todos. «Crear la sesión, activar el sistema, plataformas que no podían soportar la cantidad de requerimientos», enumera Guinea, causaron ciertos problemas al principio, que se superaron bastante rápido.

Los profesores entran a cada aula virtual y generan una clase en el entorno digital, planificada para tal día a tal hora, explica este académico, quien imparte los cursos de derecho de la Unión Europea y de derecho diplomático y consular, entre otras materias. Los alumnos pueden activarla o no, continúa, pero en el momento en que, por ejemplo, 50 estudiantes quieren conectarse, «puede que el ancho de banda no dé».

La clase queda grabada y a ella pueden acceder con posterioridad quienes no asistieron en el momento.

«Blackboard es tan completo que no surge necesidad alguna de buscar alternativas que complementen o mejoren la labor docente», añade Pavón, y deja constancia que la Universidad Europea acumula «un muy importante bagaje en la formación online» y también en la generación de recursos aplicables a metodologías no presenciales.

Una buena clase

Exitosa, para David Pavón, puede ser la clase «donde el docente imparte la materia prevista y solventa adecuadamente las dudas de los alumnos». Sin embargo, acota, para medir cuán buena fue una clase o un conjunto de clases se debe tener en cuenta el feedback de los propios alumnos, «en su actitud, en su nivel de participación, en el número de asistentes». Esos serían indicadores fehacientes.

«Me preocupo de sondear a los estudiantes para saber si mi forma de impartición les parece satisfactoria. Creo que impartir clases online no puede ser algo mecánico, sino que debe ser un espacio ‘humanizado’ por el profesor responsable de la materia, que debe lograr que los alumnos interactúen con verdadero interés y pasión», agrega.

La preparación de la clase es un factor esencial, opina Julio Guinea: «No puedes mandarles 300 cosas para leer porque la carga es grande cuando cada profesor está enviando material».

Más en el detalle, cuenta que durante las sesiones, él tiene su cámara activa, hace preguntas y va interpelando a sus alumnos, pero que respecto de las preguntas —puede recibir, por ejemplo, 200—, les pide que las formulen en la clase y después la resuelve online.

Guinea, quien al momento de la entrevista se encontraba a 150 kilómetros de Madrid, agradece disponer en el pueblo de una antena 4G, que le permite una conexión wifi muy estable. «Los exámenes los voy a hacer online», dice.

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