Mientras que en Chile, el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia se encuentra limitado en su actuar ante empresas...
Soledad Recabarren: «Los códigos de ética hay que vivirlos»
En un encuentro organizado por Fundación Generación Empresarial, la vicepresidenta del Colegio de Abogados de Chile y abogada tributarista se refirió a la ética empresaria, dentro de la cual también caben los estudios jurídicos.
9 agosto, 2024
-El miércoles 7 de agosto, en un desayuno organizado por la Fundación Generación Empresarial (FGE), se llevó a cabo un conversatorio sobre mejores prácticas en integridad y cumplimiento.
La exposición principal estuvo a cargo de Soledad Recabarren, vicepresidenta del Colegio de Abogados de Chile, quien, al referirse a la ética en la profesión legal, recordó a la audiencia que la entidad sólo puede ejercer un control ético sobre los abogados colegiados y que las sanciones no necesariamente son acordes a la infracción: «En el hecho no existe la sanción de inhabilitación para el ejercicio de la profesión». Y en cuanto a los no colegiados, el afectado debe concurrir a la justicia ordinaria, para lo cual debe contratar a otro abogado.
«Lo usual es que si un abogado es condenado a una sanción penal, se le inhabilita, pero sólo lo que dure la condena», con lo cual cuando la cumple sale al mercado nuevamente, dijo.
En una mirada general sobre las universidades, la expositora —también preside la Fundación CELET— destacó que un 15% de las carreras universitarias tiene más de 1 curso de ética durante el desarrollo del pregrado; el 60% tiene 1 curso obligatorio; y el 20% tiene 1 solo curso, que no es obligatorio. Y hay universidades que educan profesionales que nunca han recibido formación en la materia.
También explicó que existen distintos planos en los cuales trabajar la ética: el personal y familiar, el ámbito profesional y el empresarial. Lo difícil, advirtió, son los casos en que la primera falla y después, además, falla la educación superior.
Códigos de ética
Con la exigencia de contar con códigos éticos en las empresas cuando se presentan a licitaciones, se están haciendo más frecuentes: «Escribirlo es lo fácil, lo complicado es vivirlo», dijo.
En esa línea, esta abogada tributarista y profesora universitaria relató que cuando comenzó la pandemia, en el estudio del cual es socia se decidió mantener los pagos a la empresa de aseo, aun cuando el país estaba en cuarentena. El problema fue que ta poco andar supieron que el dinero no estaba siendo usado para pagarle a las personas que eran destinadas usualmente a la oficina y por las cuales se continuaba pagando el 100% de la tarifa.
Así, los códigos de ética no se bastan a sí mismos al contener los principios y valores que deben guiar a una organización, sino que debe ser «comunicado, implementado y vivido». Si un empleado se encuentra con algo no ético, lo peor que puede pasar es que tenga temor a comentarlo porque lo pueden despedir. Por lo tanto, una empresa o un estudio jurídico deben tener los estándares para que el código de ética se cumpla; debe implementarse un canal de denuncias para que el comentario llegue a quienes corresponda, donde el empleado sienta seguridad para informar y que sea efectivo, en el fondo, que se logre una medida que corrija el comportamiento.
Soledad Recabarren continuó analizando otras aplicaciones de la ética en el ámbito corporativo, como por ejemplo, los diversos temas que surgen en la sucesión empresarial o la forma de adecuarse a la Ley de Delitos Económicos y sus contingencias patrimoniales, penales, de administración y eventual disolución, sin dejar de hacer presente que dicha ley se vincula más bien al fraude.
La ética empresaria debe mirar a sus respectivos incumbentes —prosiguió—, esto es, la comunidad, los trabajadores, los clientes, los proveedores, los socios o accionistas y el Fisco, por nombrar algunos.
Respecto de los proveedores, aunque la ley ordena pagar a 30 días, los privados están pagando en promedio a 80 días, mientras que el Estado y las empresas públicas pagan entre 6 meses plazo y 1 año, con todo lo que implica para los prestadores, sobre todo si son pymes.
«Los clientes no son una vaca que se ordeña, sino que son socios», dijo también, destacando que lo se debe hacer es construir relaciones permanentes. Cuando ello ocurre, en el caso de los estudios jurídicos, «después no hay discusión de los honorarios, porque saben que eres honesto».
«Hay que ser justos con el Fisco; hay que pagar impuestos». Y eso no se opondría a estructurarse correctamente: «Cuánto es lo correcto, cuánto es lo justo; puede que yo esté mal organizado y por eso pago más».
Ética en el Estado
Si somos serios, no podemos aceptar actos de corrupción, pero tampoco se puede asumir que el ciudadano está siempre de mala fe, dijo Soledad Recabarren, para después referirse a la un tema que cada vez estaría haciéndose más preocupante.
«La permisología es un tema cada vez más preocupante, porque aleja los negocios de Chile», dijo: «Es casi abandono de deberes».
Al respecto, mencionó el caso de una empresa que gastó 100 millones de dólares en los trámites previos a iniciar operaciones y cuando estaba a punto de comenzar, terceros presentaron un recurso ante la Corte Suprema, la que declaró inadmisible el proyecto: y después el Servicio de Impuestos Internos dijo que los 100 millones no podían ser imputados a gastos.
Por otra parte y continuando con la ética en el Estado, advirtió que un juicio tributario toma entre 8 y 10 años.
Tras la exposición de Soledad Recabarren, se formó un panel de conversación dirigido por Francisca Martin, gerente general de FGE, en el que participaron Lucas Palacios, rector de Inacap; Tamara Agnic, presidenta de Chile Transparente; Mauricio Correa, profesor del Instituto de filosofía y éticas aplicadas UC; y Juan Eduardo Ibáñez, director de Desarrollo de la Facultad de Derecho UC y profesor de ética profesional.