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Sobrecarga laboral, la crisis de los fiscales uruguayos
Sobrecarga de trabajo, jornadas laborales extensas, falta de personal y recursos, son parte de los problemas cuya solución se demanda. La percepción es que se están enfermando y que los persecutores de provincias trabajan en condiciones precarias.
18 junio, 2019
-Fernanda Robles
Para los fiscales de Uruguay, las últimas semanas han sido bastante agitadas. Cansados de la extensión de sus jornadas laborales y de la sobrecarga de trabajo, se manifestaron para exigir un cambio. La percepción parece ser común: se están enfermando. Así lo señaló hace un par de días la presidenta de la Asociación de Fiscales Mirtha Morales: “Tenemos personas que están enfermas física y mentalmente».
El descontento y la preocupación llegó a tal extremo, que el jueves 6 de junio los fiscales nucleados en la Asociación de Magistrados Fiscales del Uruguay (AMU), se organizaron para llevar a cabo una actividad histórica: paralizar sus actividades por 24 horas. ¿Las razones? El trabajo que deben realizar se escapa de sus manos.
En los zapatos de los fiscales
Según los profesionales, el aumento de la carga laboral y la superposición de tareas, especialmente de aquellos que trabajan en el interior del país, son consecuencias que arrastra el nuevo Código del Proceso Penal, implementado en noviembre de 2017.
“El problema es que esa reestructuración no está funcionando bien. O sea, nunca funcionó bien y seguimos en la misma”, explica Brenda Puppo, fiscal de Flagrancias de Montevideo e integrante de la comisión directiva de la Asociación de Magistrados Fiscales.
En mayo de este año, Susana Rivadavia, una fiscal de 54 años dedicada al área de delitos sexuales murió tras sufrir un paro cardiorrespiratorio en su trabajo, ubicado en Ciudad Vieja, Montevideo.
Según medios uruguayos, “al enterarse de lo sucedido, sus colegas decidieron abandonar las oficinas como forma de protesta, ya entendieron que la muerte fue a raíz del estrés bajo el que trabajan”. Susana Rivadavia habría llevado 500 causas y además era adjunta de un fiscal que tenía unas 2.500 denuncias en estudio.
Fallas en los tiempos para investigar
Al igual que el resto de los fiscales de la zona, Puppo, cuenta que su trabajo se divide en una semana turno y otras tres que debería destinar a estudiar, investigar o “a lo que se pueda hacer”, como dice.
“Acá en Uruguay, lo que está fallando son las investigaciones. Hay un sinfín de tareas que hacer y no tenemos nadie que nos ayude. Todo lo hacemos nosotros, esto es: leer la denuncia, citar, tomar declaración, después citar al sospechoso y a los denunciados, hablar con la defensa, buscar acuerdos, ver las pruebas…”
Además de dichas tareas, también es de su responsabilidad responder las consultas de las personas que llegan todos los días a preguntar por el avance de sus denuncias, cuenta: ”Esto implica perder mucho tiempo… te distrae de tu tarea principal, que es estudiar un caso, porque estás todo el día dando vueltas con esas cosas. Si tuviéramos a un funcionario para delegar esas funciones, sería ideal, porque así nos podríamos dedicar a estudiar”.
Y continúa: “Yo tengo 500 investigaciones, hay fiscales que incluso tienen más. El tiempo no me alcanza para hacer todo lo que tienes que hacer. Los horarios de trabajo siempre son extendidos, generalmente uno está entre 8 y 10 horas trabajando”.
Sumado a la carga laboral, los fiscales también reclaman la inexistencia de la figura del fiscal suplente. “Si un compañero se enferma, lo suple la persona que está en el turno que sigue, es decir, debe hacer un turno doble. En las ciudades interiores, es aun más complejo: hay un solo fiscal suplente para 19 provincias. Nada de esto se pensó antes de llevar a cabo la reforma”, afirma Puppo.
Los fiscales del interior
A diferencia de los profesionales que operan en Montevideo y que atienden sólo la materia que les compete, los fiscales que trabajan en provincia deben cubrirlas todas; para ellos no existen unidades de especialización.
“Tenés un fiscal departamental con dos adscritos que hacen todo. Y con esto quiero decir causas del Código viejo, que aún no han terminado, Código nuevo, adolescentes, aduana, familia, faltas, todo…”, explica la entrevistada.
Raúl Iglesias trabaja en Artigas, una ciudad ubicada al norte de Uruguay y cuenta que si bien él se siente a gusto con su trabajo, muchos de sus colegas han tenido problemas e incluso se han descompensado en sus turnos.
“Hay un tipo de tensión constante que si vos te equivocás, creés que va a pasar algo, te van a sancionar o investigar; a mucha gente le está pesando esto”, cuenta Iglesias.
A pesar de que su jornada laboral es flexible y sólo se le exige marcar presencia en la oficina, Iglesias dice que el tiempo nunca es suficiente. “El problema es que si vos no hacés por lo menos entre 10 y 12 horas de trabajo diarias, de lunes a viernes, se te atrasa el trabajo y es imposible…”.
Falta de medios
Otro problema que enfrentan los fiscales de las ciudades interiores, son la falta de medios y recursos. “En la fiscalía que trabajo somos 4 personas, o sea, dos fiscales por turno, pero deberíamos ser por lo menos 6: es evidente la falta de personal. Acá la policía no tiene muchos medios para investigar los delitos. No hay un psiquiatra en el hospital público. Si tú logras un acuerdo abreviado con una persona para mandarlo a trabajar o estudiar, los empresarios no brindan la posibilidad de que puedan hacer trabajos comunitarios… te ves muy limitado en hacer ciertas cosas porque no tenés medios”, explica.
Batería de soluciones
El conflicto estaría avanzando, pero lento, como dicen los mismos fiscales. El lunes 10 de junio, una delegación de la Asociación de Magistrados Fiscales del Uruguay (AMU) se reunió con el presidente Tabaré Vázquez para discutir las demandas presentada por el sindicato de trabajadores.
Según la información publicada en diferentes medios uruguayos, el presidente se mostró dispuesto a buscar una solución que sería trabajada entre los órganos competentes: el Ejecutivo, la Fiscalía General de la Nacional y el Poder Legislativo.
Sin embargo, y dado que este es un año electoral en Uruguay, las medidas que a aplicar no podrían tener un costo monetario. “Sabemos que plata no va a haber. Entonces, a lo que apuntamos es a un rediseño de la implementación del Código porque no hay una respuesta adecuada para las 500 o más investigaciones que tiene que llevar un fiscal”, señala Puppo.
Apoyo de la Federación Latinoamericana de Fiscales
Mediante un comunicado de los primeros días de junio, el presidente de la Federación Latinoamericana de Fiscales, Luis Cevasco, expresó su preocupación por la situación que ha enfrentado la Asociación de Magistrados Fiscales del Uruguay.
“La sobrecarga laboral constante, la falta de reemplazos, la mala distribución territorial, las deficientes condiciones edilicias, precarias, falta de seguridad, irregularidad en el pago de viáticos, producen un deterioro de la función y colocan al Fiscal en una situación de riesgo inaceptables”, señaló en comunicado.
El organismo fue enfático en manifestar su preocupación por la situación que están viviendo los trabajadores. “A 18 meses de la puesta en marcha del nuevo ordenamiento procesal, está al borde del colapso (…) Ya no se trata entonces sólo de un reclamo gremial, sino de una alarma institucional que pone en grave crisis el sistema de justicia, y en el que los fiscales exponen su salud”.
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