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lunes, 6 de mayo de 2024

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Sobre la simpatía procesal

“Es una herramienta fundamental, ya que permite a los abogados construir una relación cercana con el juez o tribunal, lo que puede marcar la diferencia en la decisión final o, al menos, hacer que los argumentos (gracias a esa relación de empatía) puedan llegar con menos dificultad al destinatario”.

Diego Palomo Vélez - 20 abril, 2023

Diego Palomo

Puede parecer ajeno a lo que se enseña clásicamente en la carrera de Derecho, pero la simpatía procesal juega un rol, y no poco importante, en la práctica judicial.

Es una herramienta importante para los abogados y abogadas que buscan influir, desde luego, dentro de los márgenes de la ley, en el resultado de un juicio.

Podríamos decir, al menos así lo explico a mis estudiantes, que es una técnica que consiste en construir una relación emocionalmente inteligente con el juez/a o tribunal que lleva el caso, lo que puede llevar a una mayor comprensión y aceptación de los argumentos presentados por parte del abogado/a.

No es ajeno a quien lee estas líneas que en un mundo cada vez más competitivo y complejo los abogados deben destacarse no solo por su habilidad legal y conocimiento jurídico, sino también por sus habilidades blandas y por su capacidad para construir relaciones efectivas con los jueces y tribunales.

La simpatía procesal es una herramienta fundamental en este sentido, ya que permite a los abogados construir una relación cercana con el juez o tribunal, lo que puede marcar la diferencia en la decisión final o, al menos, hacer que los argumentos (gracias a esa relación de empatía) puedan llegar con menos dificultad al destinatario.

En términos prácticos, la simpatía procesal se puede articular de varias maneras. Por ejemplo, los abogados pueden comenzar por demostrar respeto y cortesía hacia el juez/a o tribunal. Esto puede incluir la forma en que se dirigen a ellos durante la audiencia, la manera en que se presentan (sin transformar, desde luego, los tribunales en una pasarela), el lenguaje que utilizan, el trato con jueces y colegas, la postura corporal, el tono de su voz, la expresión facial, el contacto visual e incluso el saber manejar la gestualidad propia.

Como se lee, construir simpatía procesal implica, entre otras cosas, demostrar una actitud positiva y bien talante hacia el juez o tribunal. Obviamente con eso no basta, y los abogados también deben ser hábiles y estratégicos en el manejo de su caso. Esto significa presentar argumentos lógicos y convincentes, respaldados por pruebas sólidas, pertinentes y relevantes.

Los abogados también deben ser capaces de responder con claridad y precisión a las preguntas del juez o tribunal, siendo respetuosos y cordiales en todo momento. Es uno de los principales desafíos que vincula a la simpatía procesal con la opción por los juicios orales, donde el nuevo papel de los jueces bajo este modelo impone un nuevo perfil de abogados, que va más allá del mero manejo de la oratoria.

Aunque simpatía procesal puede parecer una técnica sencilla —o menor—, es importante tener en cuenta que no siempre es fácil de lograr. Por cierto a algunos/as se les dará con mayor facilidad y naturalidad, por sus propias características personales y su recorrido y formación cultural. Para otros, será un proceso de aprendizaje permanente y que sólo avanzará sumando “horas de vuelo”.

Los jueces y tribunales pueden tener sus propias preferencias y prejuicios, lo que puede significar que no todos los abogados tendrán éxito en construir una relación positiva con ellos desde un primer momento. Lo importante es no caer en la frustración y brindar la importancia que tienen a estas habilidades de las cuales hacemos referencia.

Por cierto, huelga señalarlo, la simpatía procesal no debe ser vista como una forma de manipulación o engaño, pues al final del día la decisión de un caso debe basarse en la ley y en los hechos, establecidos y probados en el juicio y no en la relación de simpatía o empatía entre el abogado/a y el juez/a o tribunal.

Por ello, a no perderse, la simpatía procesal debe ser vista como una forma de mejorar la comunicación y la comprensión entre abogados y jueces, y no como una forma de influir indebidamente en la decisión final.

Ya cerrando, la simpatía procesal es una herramienta valiosa para los abogados y abogadas que buscan mejorar su relación con los jueces y tribunales para allanar las vías de transmisión de sus argumentos.

Al construir una relación positiva (con inteligencia emocional y la lista de herramientas dadas) con el juez/a o tribunal, los abogados pueden aumentar la posibilidad de que sus argumentos sean escuchados y, eventualmente, aceptados y de que, como consecuencia, su cliente obtenga un resultado favorable. Sin embargo, insistimos, la simpatía procesal debe ser utilizada con precaución y respeto hacia el juez o tribunal, y nunca debe ser un ejercicio de abuso o maniobra indebida que pase la frontera de lo autorizado y se instale derechamente en el terreno de lo censurable, será siempre contraproducente frente a jueces y juezas que actúan con probidad en el ejercicio de una función tal relevante para la República como la jurisdiccional.

*Diego Palomo es abogado de la Universidad de Talca, fue decano de su Facultad de Derecho y es profesor de derecho procesal. También es doctor en Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.

 

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