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Regular la mode éphémère: la ley francesa para reducir el impacto ambiental de la industria textil
«La moda rápida tiene profundas repercusiones ambientales. La industria textil es responsable de una parte significativa de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. El algodón, por ejemplo, es el cultivo que más pesticidas consume en el mundo, con todos los efectos ecológicos que ello conlleva. A esto se suma la evidente contaminación hídrica generada por el teñido y tratamiento de textiles».
María Elisa Morales - 27 junio, 2025
Francia ha hecho noticia en los últimos días gracias al avance de su propuesta de ley para reducir el impacto ambiental de la industria textil (Proposition de loi visant à réduire l’impact environnemental de l’industrie textile). La iniciativa busca responder a los graves efectos del modelo de moda rápida y plantea medidas concretas que marcan un punto de inflexión en la regulación del sector.

Según datos de la Agencia Francesa del Medio Ambiente y la Gestión de la Energía (Agence de l’Environnement et de la Maîtrise de l’Énergie, ADEME), anualmente se venden más de 100 mil millones de prendas nuevas al año en el mundo. Este fenómeno coincide con la expansión de la llamada fast fashion o mode éphémère(moda rápida), caracterizada por la comercialización intensiva y la renovación constante de colecciones, junto a una agobiante oferta de prendas "prêt-à-porter". El caso más representativo es la empresa china Shein que lanza diariamente miles de nuevos modelos a precios extremadamente bajos con lo cual atrae a una enorme cantidad de consumidores. Esta puede ser la expresión más elocuente de cómo, en nuestros tiempos, se consume lo que no se necesita.
Como muchos ya sabemos —o al menos intuimos—, la moda rápida tiene profundas repercusiones ambientales. La industria textil es responsable de una parte significativa de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. El algodón, por ejemplo, es el cultivo que más pesticidas consume en el mundo, con todos los efectos ecológicos que ello conlleva. A esto se suma la evidente contaminación hídrica generada por el teñido y tratamiento de textiles. Las prendas sintéticas, por su parte, liberan microfibras plásticas cada vez que se lavan, contaminando seriamente los ecosistemas acuáticos. Y eso sin contar la enorme cantidad de ropa que se desecha sin siquiera haberse vendido o por haber "pasado de moda", algo fácilmente reemplazable cuando la nueva tendencia está a solo un clic y a precios irrisorios en plataformas como Shein. Basta con buscar en Google “cementerio de ropa usada en el desierto de Atacama, Chile” para tener una muestra brutal de esta realidad.
En respuesta a este fenómeno, Francia ha impulsado una política ambiental fuerte y ambiciosa publicando varias leyes que atacan el asunto. Así, por ejemplo, con la loi n° 2021-1104 du 22 août 2021, conocida como climat et résilience (clima y resiliencia) instauró un sistema de affichage environnemental (etiquetado ambiental) aplicable prioritariamente al sector textil para informar a los consumidores sobre el impacto ambiental de las prendas. Estas iniciativas han sido fundamentales en materia de información a los consumidores, pero insuficientes para lograr los objetivos que el Estado francés se ha propuesto en materia de crisis climática. En ese contexto, la nueva ley francesa para reducir el impacto ambiental de la industria textil se ha propuesto ir más allá.
Por ejemplo, en materia de información a los consumidores, las plataformas de venta deberán mostrar mensajes visibles sobre la huella ambiental y social de los productos, su origen geográfico y las opciones disponibles como la reparación o el reciclaje. También se prohíbe el uso de expresiones como livraison gratuite (envío gratuito). Además, se prohíbe la publicidad de productos y marcas relacionadas con la mode ultra rapide (moda ultra rápida).
Esta prohibición se aplica tanto a los medios tradicionales como a influencers. Además, una disposición introducida por el Senado francés establece un impuesto de entre 2 y 4 euros por unidad sobre los paquetes pequeños (menos de 2 kg) enviados desde fuera de la Unión Europea. Esta medida busca desincentivar la importación masiva de productos de bajo precio y alto impacto ambiental, especialmente desde Asia. Entre varias otras normas dirigidas a reducir el alcance e impacto de la moda rápida en Francia. Las infracciones podrán sancionarse con multas de hasta 100.000 euros.
La propuesta fue aprobada en por una abrumadora mayoría, con 337 votos a favor y solo uno en contra. A la espera de su validación por la Comisión Europea, se perfila como una de las legislaciones más ambiciosas en Europa frente al impacto ambiental de la moda rápida.
Chile también ha comenzado a dar pasos importantes en esta materia. La inclusión de los productos textiles dentro de la Ley de Reciclaje, a través de una resolución del Ministerio del Medio Ambiente que los declara como “productos prioritarios” en el marco de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, representa un avance concreto en la tarea de reducir los impactos del modelo de consumo lineal. Según informa el propio Ministerio en su sitio web, se estima que el país importa el 92 % de los textiles que se comercializan en el mercado nacional y que ocupa el cuarto lugar mundial en importación de ropa de segunda mano, con más de 123 mil toneladas anuales.
La publicación de esta resolución marca el punto de partida para la elaboración de un decreto que establecerá metas de recolección y valorización, junto con otras obligaciones para los productores. Aunque este no es un proceso inmediato y tomará tiempo, desde ya las empresas que introduzcan textiles al mercado están obligadas a inscribirse en el Registro de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (RETC) y a declarar anualmente la cantidad de productos vendidos. Esta gradualidad es lógica porque supone un movimiento importante para las empresas.
Esta exigencia se alinea con la Estrategia de Economía Circular para Textiles al 2040 y con los compromisos asumidos por Chile en el marco del Acuerdo de París. Además, reconoce el potencial aprovechamiento de los residuos textiles, promoviendo su reutilización, reciclaje y reparación.
Francia y Chile, en contextos distintos y con regulaciones de diferente alcance, pero enfrentando desafíos comunes, demuestran que es posible avanzar en la regulación de la moda rápida. La mode éphémère no puede seguir operando como si sus impactos fueran invisibles. Regularla ya no es una opción: es un imperativo ambiental.
María Elisa Morales es académica del Departamento de Derecho Privado y Ciencias del Derecho de la Universidad Austral de Chile.
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