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miércoles, 8 de mayo de 2024

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Pastelero a tus pasteles: Reforma Tributaria y los estudios jurídicos tributarios boutique

“La sinergia que podría generarse entre el estudio jurídico que busca poder asesorar a sus clientes en temas tributarios y el estudio jurídico “boutique” de giro tributario exclusivo, es infinitamente mayor que la creación de un área que podría resultar ser débil y tantas veces deficiente”

Roger Matthei V. - 16 junio, 2016

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Roger Matthei V.

El aumento en la tasa del Impuesto de Primera Categoría, la extensión del plazo para pagar una tasa preferencial por sobre el FUT acumulado en la empresa, el pago del IVA en la construcción, y la decisión de bajo qué sistema de tributación se acogerá cada compañía, son algunas de las tantas preguntas que los clientes consultan a sus abogados día a día.

Es común que las personas y las compañías ya cuenten con sus asesores legales, pues el desempeño de sus negocios les ha puesto la obligación de contar con ellos. Y muchos de estos asesores se han mantenido no sólo a lo largo de toda la vida de la empresa, sino que a lo largo de la propia historia y vida familiar.

Es lo que sucede en los casos de empresas familiares, las que nacieron con mucho esfuerzo y trabajo del abuelo, luego pasaron al hijo y en ocasiones incorporan a los nietos (dependiendo de si conocen el giro del negocio, o si han sido capaces de estudiar una carrera afín).

Asimismo, es frecuente que la familia domine los puestos claves de estas compañías familiares: la gerencia y los cargos del más alto rango. El directorio es usualmente conformado por el padre, quien en conjunto con sus hijos, es director y presidente del mismo y, en ocasiones, incorporan al asesor que les merece más confianza (por lo general, el contador o el abogado). A su vez, también es frecuente que el patrimonio quede radicado principalmente en manos del pater familiae, alcanzando altos porcentajes de participación, ello, por supuesto con efectos tributarios latentes respecto al pago del Impuesto a la herencia, o respecto de ciertos conflictos que pudieren producirse a la muerte de aquel pater quien tenía en sus manos todo el poder de administración, por ejemplo.

Esto se da en un sistema de concentración de los negocios, en gran medida asentados en empresas de responsabilidad limitada o en sociedades anónimas, con los giros más diversos: de inversión, inmobiliario, de servicios, de transporte, etc.

También es común que se cometa el error legal y tributario de radicar los activos de uso familiar y personal dentro de las empresas familiares (la casa en la playa y/o en la nieve, los vehículos del padre y de los hijos, el pago de las vacaciones familiares, etc.).

Por otro lado, en contraste con el ambiente jurídico nacional tras la dictación de las nuevas normas tributarias, sumado al escenario familiar descrito, los teléfonos de los estudios jurídicos con clientes solicitando urgentes reuniones con sus asesores legales, empiezan a sonar, pues les ha nacido la necesidad y muchas veces el deber, de profesionalizar sus compañías mediante la conformación de gobiernos corporativos sólidos y de soslayar toda situación tributaria que les pudiere afectar a ellos y a sus empresas, procurando minimizar y adelantar toda contingencia y todo efecto tributario de las operaciones propias del giro de sus compañías.

A su vez, a los estudios jurídicos también les surge la necesidad y muchas veces el deber, de profesionalizar sus firmas y crear dentro de las mismas un área de asesorías tributarias especializada, razón por la que se dirigen a empresas de reclutamiento que los apoyen en la búsqueda de abogados especialistas en tributación. En definitiva, se han acordado del viejo dicho popular “pastelero a tus pasteles”.

Ahora, la búsqueda de abogados especialistas en esta materia no es tan simple. Primero, por la escasez de profesionales abogados diestros en la materia y, luego, porque deben cumplir con los siguientes requisitos copulativos: a) poseer habilidades blandas capaces de lograr confianza con el cliente y poder trabajar en equipo; b) ser buenos técnicamente y capaces de enfrentar la reorganización de importantes patrimonios; c) poseer un buen criterio jurídico tributario (requisito más importante); d) tener habilidad en el manejo de números y planillas Excel; e) no pueden ser caros, dado que se requerirán entre 2 a 3 abogados tributaristas dentro de un equipo, y; f) deben hablar, al menos, inglés.

Ahora, como si lo anterior no fuere suficiente —a nuestro juicio— la Reforma Tributaria devolvió el derecho tributario a los abogados tributaristas, la contabilidad y auditoría tributaria a los contadores auditores, y los temas financieros, a los ingenieros comerciales u otros asesores de la especie. En definitiva, un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar.

Pues en la prehistoria, muchas veces los contadores eran los asesores legales, financieros y tributarios tanto de los dueños de las compañías como de las empresas mismas. Se prescindía de la asesoría legal tributaria en un sinnúmero de operaciones. Hoy por hoy, tanto los abogados como los contadores auditores e ingenieros comerciales, hemos tenido que aprender a convivir y trabajar arduamente y en equipo. No es posible pensar, ni por muy pequeña que sea la operación, en una asesoría sin que en una misma reorganización patrimonial participen, a lo menos, abogados tributarios, contadores auditores e ingenieros comerciales.

Por lo mismo, hoy vemos que en el mercado legal existen estudios jurídicos “boutiques” avocados exclusivamente en asesorías tributarias y corporativas, por cuanto estos son capaces de poner a disposición del cliente un equipo integrado por abogados tributaristas, contadores auditores e ingenieros comerciales, todos profesionales capaces de entregar una asesoría completa y especializada.

Por lo anterior, creemos que la sinergia que podría generarse entre el estudio jurídico que busca poder asesorar a sus clientes en temas tributarios y el estudio jurídico “boutique” de giro tributario exclusivo, es infinitamente mayor que la creación de un área que podría resultar ser débil y tantas veces deficiente. La calidad en la prestación del servicio tributario, la capacidad integral de poner a disposición del cliente asesores “súper especializados”, y el ahorro en los costos fijos de aquellas oficinas que buscan poder prestar servicios tributarios (ya que no deberán pagar honorarios a estos especialistas), son algunos de los tantos beneficios de generar asesorías tributarias conjuntas entre un estudio jurídico, y otro boutique.

* Roger Matthei V. es socio de MATTHEI – Abogados Tributarios. Estudió un Magíster en Derecho Tributario y un Magíster en Derecho Corporativo, ambos en la Universidad Católica de Chile.

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