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Psycho-Pass: un mundo sin crimen ni humanidad
La serie de animación japonesa presenta una sociedad controlada por el producto legaltech definitivo: una inteligencia artificial que determina si una persona es un criminal latente, y en respuesta dar una sentencia.
20 abril, 2022
-La reducción de la criminalidad es un punto de discusión vital para casi todos los gobiernos de Latinoamérica. Es una promesa frecuente de la o el candidato presidencial de turno que, concretada la elección, se implementarán medidas para combatir la delincuencia y prevenir crímenes. Estas medidas suelen ir más allá que sólo potenciar a la policía, sino que también involucran actuar sobre los factores que podrían incitar a la violencia o a la comisión de delitos: pobreza, drogas, trastornos psicológicos.
¿Pero qué pasaría si llevamos la prevención delictual al extremo? Esa es la pregunta que plantea la serie de animación japonesa Psycho-Pass, producida por el estudio Production I.G y escrita por Gen Urubuchi. La serie plantea una versión de Japón en el año 2112, que es gobernada por el sistema Sibyl, el cual es capaz de «leer» el estado emocional, la salud mental, los niveles de estrés y el deseo de delinquir de una persona para así calcular su coeficiente criminal o Psycho-Pass.
El sistema es capaz de determinar la probabilidad de que una persona cometa un delito y aquellos que tengan un Psycho-Pass alto son enviados a centros de rehabilitación obligatoria o, en el peor de los casos, cuando el valor es muy elevado y la definición es que el individuo es irreformable, se ordena su ejecución inmediata.
Los encargados de arrestar o eliminar a aquellos que poseen un Psycho-Pass con valores altos son los miembros de la Oficina de Seguridad Pública, que se dividen en los agentes, gente con Psycho-Pass elevado a los se les ofrece trabajar como policía en vez de pasar sus días en los centros de rehabilitación, y los inspectores, quienes se encargan de liderar a los agentes y mantenerlos bajo control.
En este contexto conocemos a nuestra protagonista, Akane Tsunemori, una inspectora novata que, junto con el agente Shinya Kōgami y otros miembros de la Oficina de Seguridad Pública, intentarán resolver una serie de crímenes provocados por un misterioso hombre conocido como Makishima, cuyos planes pondrán en jaque a Sibyl y a nuestros protagonistas.
La serie está vestida de obra de investigación policiaca con los usuales elementos de acción, pero en esencia entrega una discusión filosófica en torno a la validez de un sistema automatizado como método para conseguir justicia y mantener la paz y el orden en la sociedad.
Es en ese ámbito, en la justicia, donde Sibyl presenta una visión fascinante, pero a la vez intimidante del futuro: se trata de un sistema que ha hecho a los abogados y jueces obsoletos, Es el producto legaltech definitivo, capaz no solo de determinar si una persona es un peligro para la sociedad, sino que también dictar una sentencia de forma inmediata: las Dominators son armas —pistolas— que utilizan los miembros de la Oficina de Seguridad Pública, cuya función es escanear el Psycho-Pass de un objetivo y, dependiendo del resultado, no disparar, disparar munición no-letal o disparar ondas de energía que hacen explotar a un humano.
La serie no es para aquellos a quienes la sangre pone pálidos: contiene escenas de alta violencia y temas explícitos como el consumo de drogas y la comisión de abusos sexuales. La obra busca explorar las sombras más oscuras de la humanidad, mientras muestra cómo el intento de aplacar tales sombras puede crear nuevos tipos de problemas.
Ante la duda, prohíbe
En el mundo que presenta Psycho-Pass, a la vez que Sibyl monitorea el estado mental de sus ciudadanos, busca igualmente cuidarlo. Y la manera en que se ha definido que lo logre es produciendo una sociedad con el menor estrés posible. Así, Sibyl evalúa a las personas y les asigna el trabajo que mejor coincida con su perfil psicológico para asegurar su «felicidad», además de censurar cualquier tipo de contenido mediático como noticias y arte que puedan causar estrés mental.
La eliminación de todo tipo de estrés llega a un punto donde por medio de hologramas se intenta ocultar la propia realidad. Un ciudadano bajo el sistema Sibyl no tiene que preocuparse si la ropa que viste o el lugar en que vive tiene algún defecto, porque siempre puede cambiarlo con el clic de un botón. Incluso la propia policía usa hologramas de caricatura infantil para esconder a los drones y miembros de la Oficina de Seguridad Pública y así evitar preocupar a los civiles durante un procedimiento policial o ante una escena del crimen. Además, los propios agentes existen para proteger el Psycho-Pass de los inspectores, lo que demuestra lo profundo que penetra en las instituciones la mentalidad de Sibyl.
El problema radica en que al censurar cualquier forma de expresión humana que pueda generar estrés ¿qué tanto se elimina la propia humanidad? Dentro de la serie se presentan casos de artistas, psicólogos o simple gente con mente crítica que son identificados por Sibyl como «criminales latentes», simplemente porque su manera de pensar no es inofensiva para la sociedad.
El ciudadano civil promedio deja que las decisiones más importantes las tome el sistema Sibyl, pues, a fin de cuentas ¿para qué estresarse pensando críticamente cuando una superinteligencia artificial puede hacerlo por nosotros?
La serie interroga constantemente al espectador con la misma pregunta: ¿es el sistema Sibyl el mecanismo efectivo para prevenir el crimen y asegurar una sociedad justa?, o quizás ¿es Sibyl la prevención llevada al extremo y es perjudicial para la humanidad como resultado? Será el espectador quien tiene que decidir si la sociedad de Psycho-Pass es cielo, infierno o purgatorio.
Psycho-Pass está disponible en la plataforma de streaming Crunchyroll y en Netflix.
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