Propiedad intelectual y nuevas tecnologías: la deuda pendiente en materia legislativa

En los últimos años, la tecnología ha avanzado a pasos agigantados, lo que de alguna u otra manera ha impactado profundamente la sociedad y a la mayoría de las áreas del derecho. Ya hemos empezado a escuchar juicios que se realizan en el Metaverso, peritajes a base de proyecciones computacionales e incluso alegatos judiciales que se han apoyado en textos generados por herramientas computacionales.

Catalina Olivos

En este contexto de cambios, ¿qué pasa con la propiedad intelectual (PI)? Si bien no ha salido indemne, ha logrado “surfear la ola” con relativo éxito hasta el momento. No obstante, hoy pareciera que una actualización de la normativa es necesaria. Aun cuando la PI tiene la capacidad para captar los avances tecnológicos, estos dos o tres últimos años son imposibles de sortear con la ley tal como está.

Hoy, los cambios que imponen los avances de la tecnología son profundos y estructurales. La propiedad intelectual se ve afectada en todas sus ramas y a todos los niveles. La tecnología genera nuevos objetos y quizás nuevos titulares, que solicitan alternativamente —o acumulativamente— derechos de propiedad intelectual para buscar la protección adecuada. Detrás de esto, la inteligencia artificial (por citar solo un ejemplo) viene a cuestionar todas las bases sobre las cuales se sustenta la propiedad intelectual, en especial el principio de que es la persona, su intelecto y creación, la que está al centro de esta. Este cambio de paradigma obliga a que se haga un análisis profundo.

Todo esto requiere que repensemos, o incluso reinventemos, la propiedad intelectual, con calma y bases, observando nuestro entorno, pero actuando.

Es así como el debate sobre la posibilidad de que una inteligencia artificial sea titular de derechos inunda las redes sociales, así como las proyecciones de abogados y fanáticos de la tecnología. Sabemos que con las herramientas que hoy existen, canciones, obras literarias e incluso patentes pueden ser creadas gracias a las herramientas de IA.

¿Vamos a otorgarle titularidad a las máquinas? Vale la pena abrir ese debate a la brevedad posible en nuestro país. Por otra parte, el listado de limitaciones y excepciones de nuestra ley 17.336 parece quedarse realmente en el pasado, no asumiendo los cambios en la sociedad y la tecnología, y no solo eso, sino que además se han dejado fuera temas altamente relevantes para los creadores y artistas, como es el tema de las obras huérfanas, que a mí parecer es deficiente en la ley.

Los abogados de PI, así como los gremios, deben buscar adaptar la propiedad intelectual a las nuevas necesidades. No solo son los avances de la tecnología los que obligan a actuar rápido, sino que también las nuevas propuestas legislativas en el ámbito internacional. Nuestra legislación de derecho de autor ha sido reformada, pero sin una mirada omnicomprensiva. Sigue, por ejemplo, con menciones a tecnologías realmente obsoletas como el casete, y con omisiones sobre cómo solucionar temas que el día a día complican el avance de los desarrollos cinematográficos o literarios, llevando a un desgano por crear.

El sector privado y sector público deben retomar un rol activo en estos cambios y actuar para que la PI sea un aporte y no entorpezca los avances tecnológicos que vienen, y de esta manera lograr el balance, valor esencial de la propiedad intelectual. La tecnología y sus avances no esperan a nadie, por lo que el momento de actuar es ahora.

 
Catalina Olivos es socia de Santa Cruz IP y Co-chair del International affairs Commitee del International Institute for Intellectual Property Management.
 
También te puede interesar:
— Leaders League 2024: las mejores firmas en litigios de propiedad intelectual
— Perú, Colombia y Chile frente a la propiedad intelectual del sonido
— Juegos Panamericanos: propiedad intelectual en movimiento