"No puedo dejar de pensar en ellos cuando veo que ciertas oficinas de abogados se precian de no conocer límites,...
Profesionales independientes y marca personal
«Lo que identifique a un abogado no puede ser un mazo, una balanza o una señora con los ojos vendados. Aprende a pensar en términos abstractos…»
Silvia Marín - 10 octubre, 2018
Silvia Marín
Puede que lo tuyo siempre haya sido la solo practice o bien que la vida laboral te fue llevando —por decisiones propias o no— por ese camino. Lo relevante es que, tal como le ocurre a las firmas que nacen a diario, el abogado independiente debe diferenciarse, destacarse y generar confianza, si quiere hacer algo más que sobrevivir.
Resumiendo en líneas gruesas, eso es lo que se denomina «marca personal». El desafío, además de lograr crearla, es que sea exitosa.
Y para ello, aquí van algunas recomendaciones:
1. Olvídate de lo genérico. Así como es inaceptable que el logo de un fotógrafo sea una cámara o el de un informático sea un laptop… por favor… lo que identifique a un abogado no puede ser un mazo, una balanza o una señora con los ojos vendados.
Aprende a pensar en términos abstractos: si bien una marca personal debería traslucir el sector o tipo de servicios, lo más importante es que represente la personalidad y esencia del abogado. Una de las palabras clave, que no debes dejar en el olvido, es autenticidad.
2. Autodescubrimiento. ¿No te gustan las terapias y detestas las conversaciones profundas? Malas noticias: para generar una marca personal tendrás que dedicar varias horas y varios días a reflexionar sobre temas como por qué elegiste ser abogado, qué te caracteriza, cuáles son tus habilidades, y cuáles, pasiones. En esta introspección es útil que el profesional mire su historia, se reconozca en ella y sea capaz de verbalizar cómo influyó en quién es hoy.
3. Planificación. Sabiendo quién eres tendrás una base sólida para continuar preguntándote qué es lo que te distingue de los demás y cómo te gustaría ser percibido. Luego puedes definir a quiénes quieres llegar con tus servicios: quiénes quieres que sean tus clientes y quiénes crees posible que lo sean. Busca cuáles son sus características y preferencias; identifica cómo entienden tu trabajo y así podrás aproximarte utilizando códigos compartidos.
4. Canales de comunicación. El trabajo no termina una vez que hayas desarrollado tu marca personal, te hayan entregado un logo, colores, sellos y un lindo sitio web. Ahora viene la etapa de difusión. Hoy existen variadas herramientas gratuitas con las que podrás lograr que te noten o incluso, destacarte. Blogs, redes sociales como LinkedIn y Twitter, y comunidades especializadas son parte de las opciones. Lo importante es crear una estrategia de contenidos que refleje tu expertise, pero que también te diferencie.
Una marca personal no es solo un logo. Tu comportamiento, el contenido que compartes en redes sociales, tu capacidad de hacer networking, tu aspecto, son todos elementos que —nos guste o no— dialogan con tu profesionalismo y con la calidad de tus servicios.
Pero no malentiendas el mensaje. Nadie puede imponerte (ni deberías permitírselo) ser alguien que no quieres ser. No se trata de entrar a la fuerza en un disfraz o usar un maquillaje que te esconda; la marca personal tiene que ver con tu esencia, con lo mejor de ti.
Ya lo dijo el escritor estadounidense Zig Ziglar: “Si le gustas a la gente te escucharán, pero si confían en ti, harán negocios contigo”.
* Silvia Marín es especialista en branding e identidad corporativa y forma parte de la consultora costarricense Arquen Agile Branding
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