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viernes, 22 de noviembre de 2024

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Pasantías de Derecho, pero no en Derecho

En Argentina, un plantel universitario con experiencia en educación a distancia exige «Prácticas solidarias», que permitan a los estudiantes de abogacía trabajar en proyectos breves que sean un aporte para comunidades originarias.

- 26 diciembre, 2016

S. Martin

Cuando se mira a los abogados desde otras disciplinas, los comentarios no suelen ser elogios. Y mientras más se estudia acerca del carácter y formación de estudiantes y profesionales, se leen resultados que los muestran como solitarios, estresados, entrenados para el riesgo y el ataque, y propensos al abuso de alcohol o sustancias prohibidas.

Por eso es interesante una pasantía diseñada desde lo social y no desde lo jurídico, que involucre al abogado en temas de inclusión y de comunidad, que le muestren otra cara de la realidad, más allá de leyes, códigos, doctrina y jurisprudencia.

Rodrigo Calatayud estudia Abogacía en la Universidad Siglo 21, de Argentina, y le tocó participar en una “Práctica Solidaria”, nombre de una asignatura obligatoria dentro de la carrera. En su caso y en el de Noelia Carcal, Juan Pablo Pujada y Carolina Delaude, les tocó la organización y ejecución de una actividad de fútbol rural en la comunidad originaria Huarpe del Cavadito, al norte de la provincia de Mendoza. En otros la práctica ha consistido en la organización de talleres de tejido de comunidades originarias o en capacitación en políticas sociales.

Esta práctica en especial se insertó dentro de un programa de empoderamiento de mujeres rurales y de jóvenes en el departamento de Lavalle. ¿Qué significa empoderamiento? “Intentar lograr que puedan autodeterminarse y autogestionarse condiciones dignas de vida”, explica.

El “Encuentro Global de Fútbol Comunitario Rural” se realizó con equipos mixtos, cuentan, “con la idea de integración entre todos los habitantes de la comunidad, que finalizó con un espectáculo folclórico y compartiendo la mesa y el canto típico entre todos”.

Además del encuentro deportivo, los jóvenes de la comunidad debían proponer y ejecutar conjuntamente con los estudiantes de Abogacía, un proyecto de beneficio colectivo, que este año consistió en la adecuación y armado de una sala de computación, que no existía en el sector.

La práctica

La carrera tiene una asignatura, que se llama Práctica Solidaria, obligatoria para todos los estudiantes, quienes pueden elegir dónde realizarla: puede ser en alguna de las organizaciones de todo el país que tienen convenios con el plantel o en cualquiera ONG.

La universidad exige una determinada carga horaria, de modo que se cumpla con un período mínimo de participación de dos bimestres, y una evaluación de desempeño que califique la participación del alumno.

Además, hay material on line de lectura obligatoria, videos temáticos, análisis de problemáticas sociales, responsabilidad social y emprendedores sociales, todo lo cual requiere ir aprobando distintas evaluaciones hasta completar la calificación final. “El alumno debe ingresar a un sistema multimedia, en donde se encuentra la plataforma virtual del contenido del voluntariado y debe reflexionar sobre las diversas problemáticas que aquejan a la sociedad, desde el punto de vista de la responsabilidad social que posee como ciudadano”, dice Juan Pablo Pujada.

Siglo 21 y Fundación Simas

La Universidad Siglo 21 es una institución educativa de nivel superior privada, que —según datos oficiales del Anuario de Estadísticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación— tiene más de 52.000 alumnos, 12.500 egresados, 800 académicos y 200 investigadores, cuenta el presidente de la Fundación Simas, Diego Dalmasso. Fue creada en 1995 por la familia Rabbat, de la provincia de Córdoba, y actualmente está en 23 provincias de Argentina y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El plantel decidió ofrecer sus carreras en la modalidad presencial tradicional, pero también vía educación a distancia, de manera virtual y en formatos integrados: “Senior, Educación Distribuida, Educación Distribuida Home y Formación continua y Posgrados virtuales”.

A la vez, Fundación SiMas es una organización independiente y sin fines de lucro, que busca conectar las necesidades con oportunidades para mejorar la calidad de vida de poblaciones en circunstancias desfavorables. La idea, explica Ignacio Márquez, director de proyectos de la Fundación, es “fortalecer el empoderamiento individual y colectivo mediante actividades, proyectos y programas que impacten efectivamente en cada una de las áreas que determinan la vida de las personas, logrando que ellos mismos sean generadores del cambio social”.

Como respondió el estudiante Juan Pablo Pujada respecto de si se encuentran desafíos legales en este tipo de pasantías: “No es un aspecto fundamental llevar a cabo tareas desde el punto de vista jurídico, sino más bien inmiscuirse en cuestiones que afectan a la vida cotidiana de una comunidad que se encuentra postergada por el Estado. Se participa y colabora en cualquier tipo de evento que tenga como fin el bien común para una comuna, pueblo o barrio que se encuentre afectado de todo tipo de necesidades”.

Fundación SiMas

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