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martes, 21 de mayo de 2024

estudios jurídicos

Pierino Stucchi, la otra entrevista

“Produce química con los clientes”, dice un gerente legal de este abogado peruano, litigante, especialista en competencia y consumo, que posee una estampa mediática e iconoclasta.

- 6 octubre, 2019

Pierino StucchiPierino Stucchi, Youtube
Sofía Martin Leyton

Han pasado 2 meses ya y el cerebro se niega a escribir. Va a sonar prejuicioso, pero basta ver a Thomas Shelby sobre un caballo negro en cámara lenta, por la cima de una colina, yendo hacia una cabina de teléfono roja en medio de la nada, para que el bloqueo termine y esta entrevista pueda ser leída.

Alguien que suscita reacciones intensas y encontradas como las que genera el abogado peruano Pierino Stucchi; alguien que provoca distintos llamados a Chile para advertir que en sus dichos tendría conflictos de interés cuando critica a la autoridad; que se habría rebelado en contra de aquellos y aquello con lo que comulgaba, forzosamente debe ser un Peaky fkng Blinder. Sólo le faltan los ojos celestes y la gorra, porque el abrigo y el caballo ya los debe tener.

— “¿Viste? Estoy con chompa”.

Son los primeros días de agosto de 2019, en la oficina del estudio Muñiz, en San Isidro, Lima. Es media tarde y la periodista ha llegado. Tarde. “Me encanta el New Law”, ha dicho en una conversación previa, refiriéndose a la jornada que Idealex.press ha venido a cubrir el día 2. Y no es fácil entender qué ha querido decir, porque la ironía en su voz seria no permite distinguir de quién se está riendo: ¿de su interlocutora, del mercado legal peruano, de las tendencias del mundo jurídico, de alguien en particular, quizás de sí mismo?

Porque cuando ante el audio encendido explica lo importantes que son los equipos y aprender a mantener el equilibrio laboral familiar; cuando en octubre —hace algunos días— se le consulta por él a alguien que trabaja al interior de uno de sus clientes y responde que si hay algo que decir, lo primero es destacar el apoyo que entrega, en el momento en que se lo necesite, a la hora y el día que sea; cuando se ha referido a lo proper de una abogada dando las gracias en redes sociales a su equipo y nos dicen que justamente esa es una de sus virtudes, que le entrega crédito a los abogados jóvenes que trabajan con él, entonces reafirmamos lo que ya sabíamos: la complejidad no reside en transcribir preguntas y respuestas ni en encontrar subtítulos apropiados.

Eso multiplicado por mil.

En su sweater escote en V —la chompa, un chaleco con manga larga, sin botones—, sin corbata, Pierino Stucchi responde las preguntas históricas de rigor: es abogado de la Universidad Católica del Perú, nació en septiembre de 1976 y comenzó a ejercer en 2002.

No se le pregunta por su trabajo previo en el Indecopi, que sería lo esperable. Faltan algunos minutos para que las dos personas sentadas en esa sala de reuniones se den cuenta de que están perdiendo el tiempo, pero el pasado, el presente y el futuro se mezclan: Indecopi es la fuente de la que bebió este Thomas Shelby, antes de ser quien es hoy.

Stucchi, también decano de una facultad de Derecho, dirige en su calidad de socio senior de Muñiz el área que presta servicios relativos a las múltiples aristas de la libre competencia, el derecho del consumo, publicidad, protección de datos y materias regulatorias varias. Por teléfono, sus respuestas son breves y concisas. Lo usual será encontrarlo entrando a una reunión, subiéndose a un avión, terminando un escrito, comenzando una audiencia. La litigación lo fascina, las causas de sus clientes lo apasionan.

“Produce química con los clientes”, dice un gerente legal, acostumbrado a trabajar con ingenieros, administradores y marketeros. “Los abogados externos te hacen ver que saben más que tú, pero él sabe escuchar. Es el único con quien he dado un informe oral ante una autoridad”.

Calificado de “obsesivo” con el trabajo, clientes y sus asesores de comunicaciones suelen hacerle llegar respuestas a entrevistas y artículos antes de enviárselos al medio que las publicará: “Revisa, lee, ajusta y después de tantas idas y venidas, llega a ser divertido, porque le decimos ‘Pierino, esto nadie lo va a entender’. Hasta que no está convencido de las fuentes, de los números, de las referencias, no da su OK”, dicen.

Calificado de “mediático”, su aparición en prensa tradicional, digital, redes sociales, videos, columnas, charlas y seminarios es asombrosamente constante. En muchas de ellas comenta y explica los pros y contras de nuevas normativas; en otras, emite opinión.

Pero a pesar de toda esa experiencia, no da su brazo a torcer: no confía. A pesar de toda esta experiencia, Stucchi no se sale de un libreto autoimpuesto. Se lo percibe en “modo” abogado, en modo litigante, en permanente estado de alerta. Y aunque esa actitud sea una virtud para los clientes y así lo afirmen dos de ellos, es una pesadilla en una entrevista que está prevista para ser “en modo chompa sin corbata”.

— Pierino, sé que llegué tarde, lo lamento muchísimo. Y me están llamando de una universidad con la que estamos a punto de matarnos. Por favor, tengo que responder.
— No te preocupes.

Al salir de esa oficina, Lima ha dejado otra enseñanza: nunca creas en un “no te preocupes”. Thomas Shelby y su complejo mundo siguen pareciendo una mala comparación. Porque aunque tampoco sea fácil decodificarlo, Thomas Shelby nunca tendrá el manejo de la ironía que Pierino Stucchi muestra con arte. “Sí, tiene un humor un poco negro”, dirá alguien a quien se le consulta específicamente por esa característica.

— Voy a dejar de escribir y sigamos conversando, porque me estás dictando un poco.
— Perdona, de acuerdo. Si iba como dictando era porque estabas tomando apuntes y no quería apurarte.
— Yo sé.

La conversación prosigue por un rumbo que ya no tiene puerto. Stucchi no se quitará el kevlar.

Y entonces ¿dónde está la entrevista? No está. O sí está, pero hecha por otros, disgregada en páginas de papel de diario color damasco, en páginas de papel couché color blanco, en prensa digital, en Youtube y en LinkedIn. No es necesario que esté en Idealex.press esta vez.

Porque ésta iba a ser una entrevista con chompa.

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