"No puedo dejar de pensar en ellos cuando veo que ciertas oficinas de abogados se precian de no conocer límites,...
Perfiles de abogados (patrones de conducta 2ª parte)
«Hay estudios jurídicos cuyo enfoque es única y exclusivamente la excelencia académica de sus miembros (…) Otros, en cambio, buscan abogados que tengan excelentes habilidades para relacionarse socialmente, sin importar, mayormente su desempeño académico».
Matías Ortúzar - 2 mayo, 2016
Matías Ortúzar
Hace unos días atrás escribí sobre los patrones de conducta de los abogados y cómo deben coincidir con la «personalidad” de sus eventuales empleadores para que la contratación sea exitosa.
En nuestra experiencia trabajando con estudios jurídicos y empresas nos hemos dado cuenta de la diversidad de enfoques que existen en la búsqueda de sus abogados. Aunque se trata de lugares formalmente semejantes, los énfasis en las características y perfiles de abogados son muy distintos.
Hay estudios jurídicos cuyo enfoque es única y exclusivamente la excelencia académica de los abogados. En estas oficinas encontramos gente con la más alta capacidad cognitiva, capaz de resolver problemas jurídicos de alta complejidad. Pero, dado que en este tipo de lugares lo único que se busca es la excelencia, muchas veces el punto más bajo de sus profesionales son sus habilidades blandas.
Otros estudios jurídicos, en cambio, buscan abogados que tengan excelentes habilidades para relacionarse socialmente, sin importar mayormente su desempeño académico. El punto que que se busca con este enfoque es poder tener profesionales que puedan ser expuestos tempranamente a los clientes y puedan ganarse de mejor manera su confianza, generándoles seguridad.
Hay una oficina en particular —en el mercado chileno— cuyos estándares de contratación son sumamente altos, tanto del punto de vista académico como de habilidades blandas y que aunque no suele contratar al abogado número 1 de su generación, cuenta con abogados de excelencia, poniendo el énfasis en un concepto más integral.
En cuanto a los estudios «boutique», aunque los factores más relevantes son la experiencia y en particular “la pasión” por un área específica del Derecho, el factor humano adquiere una especial relevancia, toda vez que por tratarse de estudios pequeños, no pueden darse el lujo de contratar gente con patrones que no encajen en la dinámica del grupo: al ser pocos se hacen más evidentes las diferencias.
Las fiscalías de empresas, por su parte, son casos completamente distintos. En ellas todos sus abogados deben contar con al menos habilidades blandas “razonables”, dada la permanente relación que hay con distintos tipos de personas y profesionales. Sin embargo, dentro del ámbito de las fiscalías hay que distinguir entre dos tipos: las que ven internamente los asuntos legales más complejos y de relación directa con el negocio principal de la empresa, entregando el trabajo más rutinario a los estudios externos; y las empresas cuyas fiscalías ven el día a día de la compañía, entregando a los abogados externos los asuntos de mayor complejidad.
En el primero de estos casos, dado que actúan como verdaderos estudios jurídicos, los perfiles de abogados que esperan serán aquellos que pusieron énfasis en la excelencia académica, aunque las habilidades blandas no sean las más descollantes.
En el segundo caso, el énfasis estará dado principalmente por las habilidades blandas, puesto que el trabajo tendrá mucho de coordinación y gestión, siendo la capacidad de relacionarse un factor esencial.
Sin duda la contratación de mayor riesgo, ya sea para un estudio jurídico o una empresa, es la del abogado recién titulado, ya que el empleador jamás sabrá a ciencia cierta si llegará a estar realmente conforme en el lugar o área de trabajo para la cual lo contrató, pudiendo manifestar rechazo o falta de motivación en el corto plazo. Es por eso que la determinación de estos patrones o perfiles de abogados ha sido esencial para nosotros.
Podemos citar como ejemplo el caso de muchos abogados que han sido “fuertemente estimulados” en sus casas a estudiar la carrera (más que quererla como vocación), que al final ejercen el Derecho sin pasión; o abogados que escogieron ciertas áreas, abiertamente por un tema de rentabilidad económica.
Toda su trayectoria, lo que han hecho y las decisiones que han tomado nos permiten entender claramente si la voluntad real del abogado coincide o no con su voluntad declarada, ayudándonos a descartar a priori al farsante.