Pedro Pablo Vergara: «En eso sigo a Serrat, ‘Ojalá todo fuera como está mandado, pero que no mande nadie'»

Como en otras ocasiones, hemos decidido reproducir un discurso académico, esta vez, del presidente del Colegio de Abogados de Chile, Pedro Pablo Vergara, en la inauguración de la feria laboral de Derecho de la Universidad Central “Conexiones legales Innovando juntos por el futuro del Derecho en Chile”, que tuvo lugar a inicios de este mes y donde habló sobre los desafíos éticos en la profesión.

Pedro Pablo Vergara

La bienvenida

El decano de la Facultad de Derecho y Humanidades de esta universidad me ha invitado a dar las primeras palabras al inicio de esta actividad, que tiene por objeto hablar del futuro del Derecho en Chile o, como él lo definió, cuando me llamó, “hablar sobre la profesión jurídica”.

¿Qué es la profesión jurídica? Es, nada más y nada menos, que la ciencia que deben aprender los que tendrán a su cargo preservar el Estado de Derecho, o sea, aquella forma de vida en que nuestras actividades, desde que nos levantamos hasta que nos dormimos e incluso, mientras dormimos, están reguladas por el Derecho.

Y resulta que los abogados que queremos a nuestra profesión, la vemos hoy día amenazada por, desde la existencia de dilemas éticos hasta por la influencia creciente de la inteligencia artificial (IA).

Los abogados debemos navegar un paisaje en constante cambio y cuidar de que ello no afecte los valores de nuestra profesión (cosa que no solo ocurre con los abogados).

Desafíos éticos en la profesión jurídica

Desde el colegio llevábamos años predicando en el desierto acerca de la absoluta ausencia de control ético de los abogados.

Y nadie nos hacía caso, hasta que las circunstancias demostraron que había un vacío.

Los abogados tenemos un poder muy grande porque somos los únicos que podemos firmar una demanda que es una pretensión en contra de un tercero al que podemos amenazar gravemente por el solo hecho de demandarlo.

No olvidemos que se pueden pedir complejas medidas precautorias o paralizar actividades económicas relevantes prácticamente solo bajo la firma de un abogado.

También han aparecido las SLAPP, conocido por su sigla en inglés (strategic lawsuit against public participation) para referirse a los litigios estratégicos contra la participación pública; un pleito cuya intención es la intimidación y silenciamiento de los críticos, habitualmente periodistas, activistas, sindicalistas, oposición política o víctimas de abuso sexual, que pueden desistir de sus objetivos ante la presión jurídica, el elevado costo de su defensa legal, y por tanto, acaben abandonando su oposición.

Es por eso que la existencia de una profesión como la nuestra, en la que el control ético queda entregado a manos del que voluntariamente se quiera someter a este —afiliándose, si lo desea, a un colegio de abogados—, es completamente insuficiente.

Discurso del Presidente del Colegio de Abogados. Mayo de 2025

En el Colegio de Abogados de Chile, que presido actualmente, hemos observado que algunos abogados, preocupados por posibles reclamaciones éticas en su contra, han optado por renunciar al Colegio para quedar así fuera del control que se pueda ejercer sobre ellos.

Por lo tanto, para el desarrollo de nuestra profesión, es indispensable que ello vaya a aparejado con un adecuado sistema de control. Si ello no se logra, el Estado de Derecho estará en peligro.

Además, tengamos presente que están recibiendo su título de abogado cada año más de 5.000 abogados.

Los abogados, además, nos enfrentamos todo el tiempo a problemas éticos, como los conflictos de interés y la infracción al deber de confidencialidad.

Por una parte, los abogados deben evitar situaciones donde sus intereses personales o los de sus clientes puedan influir indebidamente en su juicio profesional y, por la otra, la protección de la información privilegiada es esencial. Los abogados tienen la obligación de mantener la confidencialidad de los datos de sus clientes.

Hemos visto cómo ese secreto ha sido puesto en serio peligro por las actuaciones, nada menos, que de autoridades públicas, pero, también, por el de abogados que como estrategia de defensa y sin mirar más allá que su temporal interés en la causa, han expuesto públicamente antecedentes que debían guardar en reserva. Y me atrevo a decir que nadie les reprochará esa conducta.

Control de la ética en la profesión jurídica

La supervisión y el control de la ética profesional son esenciales para garantizar que los abogados cumplan con los estándares esperados. Las diversas medidas adoptadas incluyen:
— códigos de ética únicos para toda la profesión
— interpretación ética a cargo de organismos debidamente investidos y cuya autoridad sea indiscutida
— educación continua.

La formación continua en ética ayuda a los abogados a mantenerse actualizados sobre los estándares y prácticas adecuadas y hacer frente a desafíos éticos en la profesión. En un mundo tan cambiante, es deber del abogado estar al día no solo en las nuevas leyes que se dicten, sino también en los cambios que se produzcan en el medio, en materia jurisprudencial y reglamentaria.

La colegiatura obligatoria

La colegiatura obligatoria es un aspecto controvertido pero crucial de la profesión jurídica con la que enfrentar futuros desafíos éticos. Establece que todos los abogados deben pertenecer a un colegio profesional y cumplir con sus requisitos para ejercer.

Entre las ventajas de este sistema se encuentran:
– normas uniformes: garantiza que todos los abogados sigan un conjunto uniforme de normas y regulaciones
– protección al público: los colegios profesionales supervisan la conducta de sus miembros, protegiendo al público de prácticas no éticas
– formación y recursos: proveen educación continua y recursos que ayudan a los abogados a desarrollar sus habilidades y conocimientos

Con todo, no me gusta la colegiatura obligatoria. Es que en eso sigo a Serrat: “Ojalá todo fuera como está mandado, pero que no mande nadie”.

Por ende, la colegiatura parece ser el mejor sistema para acercarse al ideal de control ético. Es que si no, nadie manda pero nada será “como está mandado”.

Desafíos de la inteligencia artificial en la profesión jurídica

El próximo desafío que enfrentaremos los abogados es el desarrollo de la IA. Conversábamos ya con el Presidente de la Comisión Ética del Colegio que con el desarrollo actual de la IA podría llegar a ocurrir, ya que la demanda la preparara en un 90% un robot, lo mismo que la contestación. Hasta ahí, mal, pero bueno, son actividades particulares.

Lo grave viene con el juez, quien ya puede hoy también recurrir a la IA, no para que le redacte el fallo completo, pero casi. ¿Y cuánto falta para que se lo escriba en su totalidad? o, lo que es peor, nos debemos preguntar si es que eso no será mejor: un robot podrá ser 100% objetivo.

Me temo que en muchas materias, si hacemos una encuesta, la gente preferirá un fallo con IA… al menos para materias económicas.

Los invito a ensayar con eso hoy en la tarde aquí mismo. Cualquier programa de IA les prepara la encuesta en minutos, o ¡en segundos!

Naturalmente, no todo es malo; claramente desaparecerán algunas cosas, pero surgirán otras. Lo relevante es que el abogado esté preparado para ese desafío. Y ello será posible si cuenta con una formación integral y, sobre todo, ética.

En conclusión, la existencia de colegios de abogados que representen a toda la profesión —reitero, no me gusta nada esto de la colegiatura obligatoria— y el control ético, son componentes esenciales que ayudan a mantener la integridad de la profesión, asegurando que los abogados puedan servir a sus clientes y a la justicia de manera eficaz y justa. De tal forma se podrá hacer frente a los desafíos éticos del futuro.

 
También te puede interesar:
— Caso Audios: cuando la falta de ética amenaza a las instituciones
— Abogados en Chile se reúnen a analizar la crisis ética de la profesión
— Soledad Recabarren: «Los códigos de ética hay que vivirlos»