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jueves, 12 de diciembre de 2024

internacional

Mujeres vulnerables en el Reino Unido prefieren vivir en prisión que en el mundo real

La tendencia, que va en aumento, es objeto de creciente preocupación entre los activistas de la reforma penal en Inglaterra y Gales.

- 23 enero, 2017

Organizaciones que trabajan con mujeres que han salido de la cárcel en el Reino Unido dicen que varias de ellas no están aceptando el beneficio de la libertad condicional o que comenten otros delitos para volver a la prisión, porque sus vidas en el exterior son muy desoladoras, según lo que informa el diario británico The Guardian.

Muchas de ellas buscan regresar a la cárcel, porque no tienen dónde vivir, le temen a una pareja que abusa de ellas o tienen necesidades de salud mental no cubiertas.

La tendencia destaca lo que los activistas llaman una falta crónica de preocupación por el bienestar de las mujeres que han sido liberadas de la cárcel.

“Muchas han pasado de la atención que tienen en la cárcel a la falta de contención fuera de ella. Para algunas, la prisión es un lugar donde se sienten seguras, donde tienen tres comidas al día y una cama donde dormir por la noche”, dice Joy Doal al periódico británico; quien dirige el proyecto Anawim, que ayuda a estas mujeres, en Birmingham.

Muchas de las mujeres dadas en libertad han cumplido condenas cortas por crímenes no violentos, sino porque han tenido que pagar los vicios que tienen sus parejas en las drogas.

“La falta de vivienda es uno de los mayores factores que contribuyen a que muchas mujeres se encuentren en prisión”, dice Claire Cain a The Guardian. Ella es la directora de políticas y campañas de Women in Prison. “Las mujeres llegan a tal punto de desesperación que cometen un delito para tener un techo sobre sus cabezas. Alrededor del 60% de las mujeres que abandonan la cárcel y no tienen un hogar al donde llegar, les es casi imposible encontrar un alojamiento seguro”.

Cain dice que las mujeres que tienen por única opción quedarse en un lugar abusivo, rodeadas de drogas y alcohol, elementos de los cuales quieren mantenerse alejadas, terminan en la calle o reinciden para volver a la cárcel.

En Inglaterra y Gales hay 3.900 mujeres presas, 2.300 más que en 1993. Las cifras demuestran que casi la mitad (48%) dijo haber cometido ilícitos para apoyar a alguien más en el consumo de drogas; mientras que más de la mitad (53%) dijo haber sufrido abusos emocionales, físicos o sexuales.

Cain dijo al diario inglés que el hecho de que algunas mujeres estuvieran tratando de regresar a la cárcel muestra la desesperación que hay en sus vidas. “Debe entenderse, el riesgo que están tomando al buscar refugio en la cárcel. Las prisiones son perjudiciales: 22 mujeres han muerto en la cárcel durante el 2016, la cifra más alta registrada desde 1990. La mayoría de ellas se suicidaron”.

Este tema se ha convertido en una causa de creciente preocupación entre los activistas de la reforma penal en el Reino Unido.

Jenny Earle, directora del programa Prison Reform Trust, que busca reducir el encarcelamiento de mujeres, sostuvo que el sistema de justicia penal no está apoyando a las mujeres cuando salen libres. “Es triste que las mujeres busquen refugio en la prisión, porque los servicios que necesitan de la comunidad no tienen recursos para ayudarlas”, dijo a The Guardian.

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