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sábado, 20 de abril de 2024

editorial

Mi tiempo es tu tiempo

“Estos problemas son frecuentes en la industria y no se restringen a quienes no acostumbran a exponer y se entusiasman cuando tienen la oportunidad de hacerlo, sino que es una especie de virus sin vacuna ni remedio…”

- 1 agosto, 2018

Este lunes hubo un debate entre los candidatos a decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, organizado por su Centro de Estudiantes.

El moderador advertía en voz alta los minutos de los que disponía cada profesor y, por lo general —y olvidándose de algunos lloriqueos—, el tiempo se cumplía.

Ver que los alumnos tenían claro que, de no mediar límites expresos, la actividad se eternizaría, trae aparejado constatar que los futuros profesionales conocen su medio: a los abogados les gusta hablar. Y les gusta escucharse.

Es frecuente que en los seminarios o coloquios jurídicos en los que los organizadores se atreven a abrir las preguntas al público, entregándoles micrófono y no papeletas, tengan que soportar al menos a un asistente que, en vez de hacer un breve pregunta o comentarios con ideas clave, se extienda y extienda en un sinnúmero de ideas, argumentos, trueques y retrueques.

Estos problemas de comprensión de algo tan básico como que mi tiempo es tu tiempo y debo respetarlo, son frecuentes en la industria y no se restringen a quienes no acostumbran a exponer y se entusiasman cuando tienen la oportunidad de hacerlo, sino que es una especie de virus sin vacuna ni remedio, que se instala en la mente de los abogados desde que se inician en el mundo profesional y no los abandona nunca más.

Por eso fue reconfortante que los contendores por el decanato respetaran sus turnos y espacios, aun cuando nadie dudaba de la envergadura de la situación y de lo mucho que estaba en juego. Y lo mismo debería ocurrir cuando académicos han volado 8, 10 o 14 horas para participar en un panel en el que les han asignado 20 minutos más preguntas.

El programa de una actividad es conocido con meses de antelación: ¿qué induce al expositor a creer que tiene un crédito en formato minutos en contra de los asistentes?

No importa si cruzaste el planeta desde Francia hasta Perú, Chile y Argentina para explicar las modificaciones al derecho de las obligaciones. No importa si estás cansado por el viaje o si te cansó lo aburrido de tu propia presentación. Mi tiempo es tan valioso como tu tiempo y no hay excusa para que te apropies de él.

 
Sofía Martin Leyton
Directora
Idealex.press
@Idealex_press

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