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viernes, 26 de abril de 2024

mercado legal

Óscar Montezuma: “Yo veía al chico acartonado en la corbata que lo ahorcaba y le dije por favor, en primer lugar soy Óscar, trátame de tú y relájate”

Este abogado peruano cuenta para América Latina su visión del mercado legal actual y lo que se viene, mientras explica qué lo llevó a crear Niubox, su proyecto más reciente.

- 3 abril, 2019

Sofía Martin Leyton

La primera semana de marzo nos reunimos en Lima con Óscar Montezuma, abogado que, aunque reconocido por su experiencia y calidad profesional, se atrevió con un concepto distinto de servicios legales, legaltech e imagen corporativa.

De hecho y aunque pocos lo entendieron, su consultora se llama Niubox y no Montezuma y Asociados, como la mayoría de sus cercanos le aconsejaban.

Fernanda Robles | idealisLex

Consistente con el camino que eligió seguir, trabaja en un cowork —Comunal— donde se siente cómodo con su equipo, entre música, sofás, arte y mucho vidrio, con mucha luz natural.

— He observado por 4 años la realidad del mercado legal peruano y percibo cómo va evolucionando y segmentándose rápidamente. ¿Podrías comentarnos al respecto?
“Existe un grupo de firmas que han hecho alianzas con firmas internacionales, pero al que creo que le falta aterrizar bien en Perú. También hay un sector que no ha entrado en ese tipo de alianzas con oficinas multinacionales y que son estudios que se mantienen muy sólidos. A esas firmas las calificaría al mismo nivel, como grandes firmas”.

— ¿Hay diferencias?
“Sí. Los que se han integrado, por la influencia de estas firmas internacionales se están viendo obligados a modernizar sus prácticas legales, adaptándose a los estándares de las exigencias de afuera.

En paralelo, tienes a un grupo de firmas medianas que no se han asociado con nadie, que son totalmente locales y lo más bonito que está ocurriendo ahora, es que hay un tercer grupo: boutiques que han proliferado en los últimos 2 años, quizás 3, creadas por abogados jóvenes de ‘treinta y pocos’ e incluso ya iniciados los 40. Ellos realmente quieren romper el molde y sacar prácticas novedosas.

No promocionan sus apellidos, sino que marcas corporativas. Por ejemplo, existe uno de estos proyectos que dentro de sus servicios tiene uno de economía conductual, que significa cómo utilizar la psicología para poder —lo que me parece fascinante— preparar un contrato más amigable sin perder rigurosidad legal para un cliente. Entonces es genial, porque están interactuando mucho con psicólogos”.

Bouteques

Estos son los 3 grupos que Montezuma ve hoy y cree que las boutiques han empezado a aparecer con fuerza en el mercado. “Yo he acuñado un término, lo busqué, creo que no existe, pero me gusta usarlo. Dentro de este grupo de boutiques hay unas que yo denomino ‘boutechs’, que son boutiques de tecnología o que tienen prácticas de tecnología o asociadas a tecnología y que también utilizan tecnología o que por lo menos están interesadas en explorar ese camino. Es ahí donde ubico mi proyecto”.

— Cuéntame más sobre las firmas medianas
“Creo que son firmas que están siguiendo un poco el camino que recorrieron las que ahora son grandes, pero que están mirando un poco más hacia afuera. Lo que he detectado es que ahí sí que no hay un incentivo para la modernización”.

— Te cuento que estoy apoyando a una abogada chilena de propiedad intelectual, que está apostando fuerte por temas tecnológicos y que decidió trabajar sola. Como se dedica a proteger las creaciones y obras de sus clientes, trabajamos con su apellido materno que es Obrador, y así nació “Obrador Digital”
“¡Ah, claro! Su propio apellido se prestaba para la conceptualización. Muy muy buena. Es que así es la forma de romper moldes”.

— “Yo, que soy harto más vieja que los abogados jóvenes que me has contado, siento que estamos en sintonía, lo que me alegra. Los apellidos ya no dicen nada”
“Te cuento que amigos míos, de mi edad, de mi generación, me dicen ‘por qué te llamas NIUBOX, por qué no Montezuma’. Y es porque ya estoy harto del tema de los apellidos; Montezuma ya lo he posicionado y creo que he hecho una bonita labor, un buen trabajo en estos 6 años. Pero ahora mi apellido va a ser el que va a posicionar y apalancar al concepto. Pero todavía me toca dar explicaciones”.

— Y por qué decidiste cambiar, romper el molde…
“Mira, levantamos una firma con mi ex socio de cero, en 4 años la hicimos crecer y la posicionamos en un espacio donde no existía el nicho de la tecnología; fue una cosa realmente grande, y llegó el día en que yo quería empezar a testear cosas y consideré que era el momento de hacer cambios drásticos. Así que dije ‘me voy con mis locuras a otro lado’ y por suerte mi socio lo entendió y apoyó este nuevo camino que inicié.

Como anécdota, te puedo contar que mi última experiencia organizando un evento fue con jóvenes de una universidad, y recuerdo que llegó un chico y nos planteó la posibilidad de hacer algo. El chico se sienta y me dice, ‘Doctor Montezuma, es un gusto, un placer’, entonces yo veía al chico acartonado en la corbata que lo ahorcaba y le dije ‘por favor, en primer lugar yo soy Óscar, trátame de tú, o sea, ¡relájate!’ Pero el chico no podía.

Al final, le pregunté dónde trabajaba y me respondió en qué estudio, que es bien tradicional. Así que me quedé conversando con él. Y me dije ‘no, o sea, si esos chicos son los que están saliendo de la universidad, que son los que tienen que romper el modelo, están hablando así, están repitiendo las mismas prácticas en las que yo me formé, ¡no! ¡eso no puede pasar!”.

Responsabilidad social

Ahí fue donde nació —cuenta este abogado— la percepción de que le cabía una responsabilidad social propia, que debía desarrollar hasta el punto que fuera necesario: “Este año (2019) lo hemos arrancado; hace una semana estuvimos en el capítulo peruano de Legal Hackers, donde vamos a iniciar una discusión nacional sobre innovación legal, tanto yo —personalmente— como Niubox; hoy en la noche estoy en la Universidad de Lima y nada… lo que he dicho ya se ha convertido en un tema que va más allá de una materia relevante para mi práctica, que veo como una necesidad en el mercado peruano; hay que hablar del tema”.

El presente y el futuro se trabajan en paralelo

— En este escenario que conversamos y que está cambiando ¿hacia dónde te vas a dirigir, quiénes van a ser tus clientes, cómo te vas a sustentar?
“Yo ya venía posicionando una serie de servicios en tecnología, lo que llamo regulación de tecnología, todo lo relacionado con protección de datos personales y ciberseguridad. He desarrollado también una práctica bien interesante, interdisciplinaria, donde confluyen políticas públicas y regulación, en donde apoyamos a empresas de tecnología a hacer todo el mapeo normativo cuando tienen la intención a aterrizar en el medio local.

Les mostramos un poco el ecosistema, analizamos parte de la regulación que les puede impactar. Por eso digo que es una práctica combinada, porque requiere un poco de relacionamiento público y por otro lado también el plus que te da ser abogado y poder entender el ecosistema legal, la normativa y cómo engrana todo ello.

Tenemos otros 2 bloques, donde abordamos temas de propiedad intelectual, competencia y consumidor. Porque nos hemos dado cuenta de que a medida que estamos siendo más digitales, empiezan a cobrar importancia las plataformas digitales y las economías colaborativas.

Y el cuarto tema, es un producto que creamos, relativo a transformación digital. Lo que hacemos es acompañar a las áreas legales de los negocios y a los innovation labs también, trabajando con algunos de ellos directamente: ‘Quiero digitalizar mi canal de atención de reclamos, mis contratos, cómo lo hago legalmente; uso firma electrónica, firma digital, cuándo tiene valor legal, cuándo no’, por ejemplo”.

— Me dijiste que acompañan también a innovation labs, pero, ¿a quién está dirigido ese servicio?
“A las áreas legales de las empresas que están empezando a ser jaladas por el negocio de transformarse digitalmente, y que muchas veces no tienen la expertise en estos temas.

Ahí hay un libro muy interesante que se llama “Three Box Solutions”. Si quieres innovar, tienes que tener 3 cajas: tu caja del pasado, que es a la que no quieres regresar; la del presente y la del futuro, que se trabajan en paralelo. Y no puedes tú descuidar tampoco la del presente, porque tienes que tenerla ahí trabajando y moviéndose. Esa es un poco mi apuesta al futuro: poder convertir eso en una línea de servicios también y que esté bien alineado con el New Law.

Queremos acompañar a firmas de abogados y a gerencias legales a transformarse, a crear cultura de innovación y creo que ahí mi aporte va a ser mucho de conocimiento de estos 6 años de emprendimiento que he tenido y en que he detectado todos los cuellos de botella, pero sé que necesitaré apoyarme en profesionales de otras especialidades para poder dar ese tipo de asesoría”.

— ¿Quiénes son tus referentes?
“Me gustan muchas firmas que he ido mirando y de todas he sacado algo; AXIOM me encanta. En Australia y Nueva Zelanda hay una movida increíble con este tema, me encanta un emprendimiento que es puro New Law; también Legal Army, en España, con Natalia Martos; me parece que está haciendo cosas bien interesantes allá.

Esos son algunos nombres que se me vienen a la mente, que son firmas que tú entras a mirar e incluso la diferencia se nota en sus cuentas de redes sociales. Ahorita, por ejemplo, he empezado a estrenar la cuenta de Instagram de NIUBOX; me he lanzado incluso yo a hacer historias directamente. Estuve en enero en el Legal Week, en el módulo de Legaltech y lo cubrí todo a través de historias que están puestas en los destacados ahí, y estoy empezando a generar engagement con las historias. Me encanta, porque le he agarrado la onda: hago encuestas, la gente me responde ¡está chévere! Creo que esa onda fresca es lo que necesita el Derecho. Como me dijo alguna vez Lorena Borgo, hay que sacar la natfalina”.

— Cómo ves a los abogados del sector público, que está adquiriendo tecnología y, por lo tanto, van a requerir consultores, abogados que entiendan ambas materias
“Creo que va a ocurrir cada vez más. Me ha tocado trabajar con un cliente importante del Estado y me están llamando mucho para preguntarme ‘cómo entiendo este tema y cómo la tecnología va a influir en mis labores y mis responsabilidades’.

Cuando decimos que atendemos las necesidades legales digitales, lo legal digital de los negocios es independiente de cualquier industria en la que estén; lo mismo está pasando un poco en el Gobierno. A medida que estamos entrando en estas convenciones de cibercrimen o proyectos gubernamentales electrónicos, nos damos cuenta de que el sector público no es pasivo y está comenzando a sentir la necesidad de entender este fenómeno. Existe toda una visión de hacia dónde quiere ir el Estado peruano en su plan de digitalizarse: hay un terreno prometedor, aunque también hay mucha resistencia al cambio, como suele pasar en todas partes”.

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