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El 12 de mayo de 2022 quedará escrito dentro de la “criptohistoria” como el día que Luna/Terra nos obligó a investigar sobre las distintas monedas estables. Luna y su Stablecoin UST, pasaron de ser uno de los proyectos más disruptivos y con mayor apoyo institucional, a desencadenar una nueva polémica dentro del mercado cripto, pasando […]

Diego Pinto Bravo - 24 mayo, 2022

El 12 de mayo de 2022 quedará escrito dentro de la “criptohistoria” como el día que Luna/Terra nos obligó a investigar sobre las distintas monedas estables.

Luna y su Stablecoin UST, pasaron de ser uno de los proyectos más disruptivos y con mayor apoyo institucional, a desencadenar una nueva polémica dentro del mercado cripto, pasando Luna de valer más de 100 USD a 0.0001 centavos de dólar -al momento de la edición- y su moneda estable que busca la paridad 1 a 1 con el dólar, pasó a valer 0.05447.

Diego Pinto BravoDiego Pinto Bravo

Las stablecoin son criptoactivos que buscan que su valor tenga una paridad de 1 a 1 con alguna moneda fiat relevante o materia prima, con la finalidad de contrarrestar la volatilidad de los demás cryptoactivos, sirviendo como refugio de valor.

El punto clave de estos tipos de criptoactivos, es la forma de respaldo o colateralización que utilizan para mantener la paridad, dentro de las clasificaciones, UST de Terra vendría siendo una stablecoin “Algorítmica”, es decir, busca la paridad sin tener un respaldo o reserva capitalizado, logrando -o intentando- mantenerlo a través de intercambiar Luna y UST a precio de un dólar o viceversa -la fórmula la dejamos para otra columna- a diferencia de otras Stablecoins como USDT o Tether que tienen respaldo y reservas para sustentar sus tokens.

Recapitulando en términos sencillos el sistema es el siguiente: La contraparte de la stablecoin UST es la criptomoneda Luna, que a través de «smart contracts» permite intercambiar el equivalente de una Luna por un UST a 1 dólar o de manera inversa.

Dicho lo anterior, podemos entender la posibilidad de arbitrajes, es decir, el sistema se basa en un mercado activo que requiere que las personas crean que el algoritmo realmente se mantendrá.

Al basar UST en un algoritmo de intercambio entre sus cryptoactivos, existía el riesgo de una fuga de capital o que un ingreso de capital abrupto colapse el algoritmo de intercambio, riesgo que aumenta con Anchor Protocolo y su Staking con APY del 20% (Cuenta de ahorro con ganancias de 20% anual).

El 9 de mayo, pasó lo que se temía, el protocolo anchor tuvo una fuga masiva de 3.000 millones de dólares -sí, esa cifra-, lo que obviamente va a desequilibrar cualquier mecanismo de paridad, incluso se discute si rompería aquellos que no son algorítmicos.

A partir de esto, comienza la fuga masiva de capital de distintas wallets, se rompe la oferta/demanda y con ello la paridad, actuando el mercado a través del FOMO o “Fear of missing out” a través de la salida en masa de capital por el miedo a que el precio no se recupere.

Las criptomonedas tienen la ventaja de tener transacciones a través de llaves públicas, lo que permite que podamos “ver” movimientos a través de rastreos de wallets, en donde 3.000 millones de dólares no pasan desapercibidos, lo que da pie a que las redes sociales -y el blockchain- sustenten la hipótesis de un ataque planeado meticulosamente que parte con BlackRoll y Citadel pidiendo prestados 100.000 bitcoins al Exchange Geminis, pero la profundización de esto no importa, porque en la economía tokenizada no existe la manipulación del mercado como delito sancionado, ni regulación.

Lo legal ya viene… A partir de estos hechos se aproxima un futuro enriquecedor para aquellos que gozamos del mundo legal cripto en 4 principales aspectos.

El primero es el aumento de la presión para la regulación de las monedas estables, incluso el G7 en su última reunión concluyó de forma lapidaria que “mantiene su compromiso con unas normas reguladoras estrictas para las stablecoins globales, siguiendo el principio de misma actividad, mismo riesgo, misma regulación“.

En segundo lugar y tras el anuncio de la firma de abogados LKB & Partners sobre una eventual demanda contra Do Kwon -Cofundador de Luna- por fraude ante el colapso del token, se discutirá sobre el estatus jurídico que tienen aquellos inversores a través de tokens en proyectos con economías tokenizadas ¿Se consideran Stakeholders? Según jurisprudencia China de este mes, un activo digital no conlleva propiedad del bien físico que se representa ¿Lo entenderá así el poder judicial de Corea del Sur?

Por otro lado, es jurídicamente trascendente entender la forma de gobernanza y administración del proyecto de Luna a través de la comunidad, donde se da poder de decisión a aquellos poseedores del token, los cuales pueden hacer propuestas que son votadas por la comunidad y que resultan vinculantes para el proyecto ¿Son legalmente vinculantes esta toma de decisión? ¿Exime de responsabilidad a los administradores legales?

De hecho, actualmente la comunidad de Luna se encuentra en una votación para decidir sobre propuestas para la recuperación de Luna, donde son 2 las principalmente votadas:

1) Propuesta Do Kwon: La propuesta consiste en hacer un «Fork» a través de una bifurcación de la red de Luna, creando Luna v2.
2) Propuesta Comunidad: Burn o quema de tokens de Luna como política deflacionaria.

Por último, nos damos cuenta de que los nuevos mercados requieren regulaciones que se enfoquen en la solidez de los proyectos -no solo en el pago de impuestos- y el compliance corporativo, para así evitar problemas donde los grandes perjudicados son las personas, ayer fue por utilización de datos con Meta y hoy la perdida de los ahorros con Luna, esperemos no tener que discutir esto para el mañana.

* Diego Pinto Bravo es licenciado en ciencias jurídicas de la Universidad Adolfo Ibáñez, asesor jurídico de esports, cofundador de e-Lawyers y árbitro de la Corte Internacional de esports de WESCO.

 

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