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Loukas Mistelis: «La legitimidad de los árbitros ha sido desafiada»
El académico destacó, durante un evento organizado por el CAM Santiago junto a la Facultad de Derecho de la U. de Chile y realizado con árbitros y estudiantes chilenos, la falta de diversidad como una de las problemáticas principales por las que pasa la profesión en el siglo XXI.
26 agosto, 2022
-«Los árbitros han recibido recientemente varias críticas. Hay artículos en diarios de Alemania, Francia y Austria, hasta cierto punto en los Estados Unidos, donde se dice que los árbitros son jueces secretos que toman decisiones en oficinas lujosas, con candelabros de cristal y escalones de mármol», comenzó su presentación Loukas Mistelis, profesor de derecho comercial transnacional de la Universidad Queen Mary de Londres, director del Queen Mary-UNIDROIT Institute of Transnational Commercial Law y presidente de la junta ejecutiva de la European Federation for Investment Law and Arbitration.
Mistelis participó en la conferencia magistral The Evolution of Arbitrator as a Profession, organizada por el Centro de Arbitraje y Mediación (CAM Santiago) de la Cámara de Comercio de Santiago en conjunto con la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y que marcó el cierre del Primer Diploma en Arbitraje Nacional y Comercial Internacional dictado entre ambas instituciones.
«Los árbitros no son jueces secretos, pero ciertamente son jueces que operan en un sistema privado de justicia», argumentó con humor el académico y destacó aquella crítica como un fenómeno interesante dentro de la reputación que históricamente ha tenido el arbitraje, el que ha sido principalmente positivo, pasando de ser un cargo de mediación que poseía una figura respetada dentro de una comunidad a ser una profesión efectuada por un abogado especializado.
Loukas Mistelis señaló durante la clase seis períodos en la historia del arbitraje: la edad antigua, donde al anciano del pueblo mediaba los conflictos entre dos personas; la lex mercatoria de la edad media, en el que los árbitros eran mercaderes; el auge de árbitros abogados en el siglo XIX; la consolidación de la profesión a inicios del siglo XX; la «época dorada» del arbitraje de la segunda mitad del siglo XX; y la situación actual en el siglo XXI.
El profesor centró su presentación en la «época dorada», apogeo del desarrollo de la profesión, principalmente por la Convención sobre el reconocimiento y ejecución de las sentencias arbitrales extranjeras, de 1958, conocida como «Convención de Nueva York», la que en consecuencia llevó a que la figura del árbitro mediador comenzara a validarse tanto legal como socialmente.
«Considero que la mayoría de las leyes nacionales de la época dorada en temas de arbitraje tenían como objetivo el empoderamiento de los árbitros. Tal proceso de empoderamiento convirtió a los árbitros en administradores de justicia o jueces privados, lo que fue confirmado por la legislación respecto al tema», comentó y añadió que durante la «era dorada» se explicitó la necesidad de que los árbitros fuesen independientes e imparciales, se comenzaron a crear áreas de arbitraje dentro de firmas y en ciertos países se les dio inmunidad para evitar que recibieran acusaciones de responsabilidad civil por errores honestos.
La diversidad, un problema de legitimidad
«La legitimidad de los árbitros ha sido desafiada porque se les percibe como jueces secretos y porque no son lo suficientemente diversos», comentó Mistelis, destacando que en el siglo XXI la falta diversidad será uno de los temas principales que marcarán el desarrollo de la profesión.
«Si eres una empresa africana y tienes una disputa con otra empresa del continente y todos tus árbitros son tres abogados británicos sentados en otro país, no tienes ningún mediador que sea como tú, por lo que no tienes completa confianza de que tus argumentos sean escuchados apropiadamente».
Un ejemplo que Loukas Mistelis presentó para este tipo de situación fue el caso Jivraz v Hashwani, que ocurrió en Reino Unido en 2011, donde las dos partes habían realizado un contrato y en caso de conflicto se había acordado que los árbitros tenían que ser musulmán ismaelita. La condición fue incumplida por una de las partes, por lo que la parte demandante reclamó, abriendo un debate sobre si se podía exigir que un árbitro fuese de una religión determinada, ya que podía ir en contra de las leyes laborales anti-discriminación.
La Suprema Corte del Reino Unido resolvió que como los árbitros no se encontraban en una posición de subordinación respecto a las partes que los solicitaban ni bajo contrato, entonces se podía exigir, bajo acuerdo de las dos partes, que el árbitro fuese de una religión determinada. Para Mistelis, lograr que diversos grupos sociales sientan que pueden ser árbitros y hacerlos participar en procesos que los involucren, serviría para validar el arbitraje en la sociedad.
«La diversidad es una ventaja potencial para el arbitraje y nos permitiría ganar legitimidad. No podemos esperar que personas de Mongolia, Vietnam o Etiopia accedan a procesos de arbitraje donde todos los árbitros son extranjeros y distintos que ellos», dijo, precisando que una clave para lograrlo es que se empoderen a las generaciones de árbitros jóvenes de diversas etnias y grupos sociales.
«Es importante que la gente sea menos codiciosa y no se quede con todos los casos que encuentren, que permitan a árbitros más jóvenes conseguir experiencia al dejarle esos casos y de paso también compartir conocimientos y guiarlos en su formación profesional», recalca el árbitro, quien concluyó recomendando a los estudiantes de Derecho interesados, que no empiecen siendo árbitros inmediatamente, sino que comiencen su carrera dentro de tribunales como abogados. «Sean pacientes, Roma no fue construida en un día», finalizó.
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