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miércoles, 29 de enero de 2025

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¿Y si dejásemos de glorificar el agotamiento como moneda de cambio por el éxito? ¿Por qué seguimos normalizando que el trabajo nos consuma, como si fuese inevitable? Vivir estresados, apurados, nerviosos y ansiosos no es lo correcto ni debiese ser lo normal. Hoy en día contamos con todas las herramientas y la capacidad para disfrutar la vida plenamente, mientras seguimos siendo excelentes e intachables en lo que hacemos. Es hora de redefinir lo que significa éxito y bienestar, integrando ambos conceptos en vez de percibirlos como opuestos.

María Esperanza Schorr - 27 enero, 2025

En el mundo del Derecho, muchos creen que el éxito se mide por la cantidad de horas que uno dedica al trabajo. Se habla con cierto orgullo de haber estado en la oficina hasta las doce de la noche o de haber trabajado durante el fin de semana, como si esa demostración de esfuerzo excesivo fuese un distintivo de prestigio. Además, es común recalcar en cada interacción que se es abogado como una etiqueta de la que no nos podemos desprender. Esto se traduce en una cultura donde la inmediatez y la hiperdisponibilidad parecen requisitos ineludibles, dejando poco espacio para la pausa, el descanso o la reflexión.

cultura laboralMaría Esperanza Schorr

No es raro que, inmersos en esa dinámica, nos enfrentemos a la paradoja de tener que hablar con una persona que no maneja el vocabulario jurídico, nuestra tan querida “señora Juanita”, y nos demos cuenta de que nuestras jornadas eternas de estudio y acumulación de expresiones técnicas no sirven de mucho si no logramos que quien está al otro lado del escritorio entienda realmente lo que le queremos decir y confíe en nosotros. El problema es que, cuando asumimos que lo más importante es acumular horas y discursos complejos, se nos termina por olvidar lo esencial: resolver con efectividad y empatía las necesidades de quien solicita nuestros servicios, y al hacerlo, seguir una forma que sea saludable para nosotros mismos.

Al reflexionar profundamente, algunos abogados se dan cuenta de que su verdadera motivación no es convertirse en socios de un estudio prestigioso, sino emprender su propio camino, explorar áreas menos glamorosas o populares que les resultan más accesibles o apasionantes, o simplemente contar con más tiempo y espacio para su familia, amigos, intereses y hobbies.

Todos hemos visto el caso de ese abogado joven, brillante a nivel profesional, cuya apariencia refleja un desgaste que lo hace parecer una década mayor de lo que realmente es. Lo preocupante es cómo la carrera, con sus exigencias y ritmos desmedidos, nos lleva a silenciar esa voz interior que cuestiona el camino predefinido y aspira a un estilo de vida más equilibrado, auténtico y sostenible.

¿Y si dejásemos de glorificar el agotamiento como moneda de cambio por el éxito? ¿Por qué seguimos normalizando que el trabajo nos consuma, como si fuese inevitable? Vivir estresados, apurados, nerviosos y ansiosos no es lo correcto ni debiese ser lo normal. Hoy en día contamos con todas las herramientas y la capacidad para disfrutar la vida plenamente, mientras seguimos siendo excelentes e intachables en lo que hacemos. Es hora de redefinir lo que significa éxito y bienestar, integrando ambos conceptos en vez de percibirlos como opuestos.

A pesar de todo, existe una forma más inteligente, estratégica y llevadera de abordar nuestro trabajo. Podemos definir horarios razonables, ser honestos con nuestros clientes sobre nuestra disponibilidad y apoyarnos en un equipo para compartir responsabilidades, en vez de acumularlas todas sobre nuestros hombros. Delegar con confianza y explicar con claridad lo que hacemos no nos hace débiles ni menos profesionales; al contrario, revela madurez y capacidad de liderazgo.

¿Cómo vas a pensar tu vida profesional en forma estratégica si no tienes el tiempo para hacerlo porque estás siempre “apagando incendios”? Además, cuando nos damos el espacio para descansar, escuchar y hacernos cargo de nuestras propias necesidades, volvemos a ejercer el Derecho con más creatividad y concentración, algo que, en definitiva, beneficia a nuestros clientes y a los casos que les llevamos.

Me parece urgente reflexionar sobre la cultura laboral que prevalece en nuestra profesión. A lo largo de mi carrera profesional he observado cómo la búsqueda incesante de prestigio y éxito puede comprometer nuestra salud física, mental, emocional y calidad de vida. Encontrar un equilibrio entre nuestras aspiraciones profesionales y nuestro bienestar personal es clave. Ejercer el Derecho eficiente y humanamente, sin caer en el agotamiento, no solamente es deseable, sino totalmente posible.

A quienes estén en ese punto de quiebre, puede ser que sea el momento de buscar apoyo. Desde mi experiencia como abogada y coach, he visto que el cambio empieza con un acto muy simple: Atreverse a cuestionar si ese sobreesfuerzo constante es realmente lo que queremos o si solamente estamos repitiendo un patrón heredado.

Tómate el tiempo de diseñar un camino profesional que combine tus metas de carrera con una vida plena, donde puedas crecer y disfrutar en otros ámbitos. Puedes seguir siendo accesible para quienes te necesitan, pero desde un lugar de equilibrio, sin comprometer tu salud ni el sentido de propósito que te llevó, en primera instancia, a elegir esta profesión, que por lo demás, a mí, me encanta.

Estoy convencida de que podemos ejercer el Derecho de manera más humana y sostenible para todos. Con organización, empatía y el valor de desafiar esquemas obsoletos, es posible enfrentar nuestros retos profesionales sin sacrificar la alegría de vivir.

 

María Esperanza Schorr es abogada de la Universidad Católica, LLM y MBA. Coach certificada por la ICF y fundadora de LexCoaching.

 
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