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domingo, 24 de noviembre de 2024

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La voluntad de los consumidores

«Es esencial elaborar una Ley de Cannabis, cuya tarea está en manos principalmente de la llamada ‘Bancada Cannábica’ y que cuenta con una serie de organizaciones y activistas que durante años han hecho el trabajo de levantar evidencia, abogando por la causa que las autoridades aún no han dado la importancia que merece».

Mijail Villagra - 30 diciembre, 2022

Mijail Villagra

Ya en julio del 2021 el entonces candidato Gabriel Boric —hoy mandatario electo— indicaba lo siguiente: “Mediante la despenalización del autocultivo, nosotros queremos sacar a los consumidores de marihuana de las redes del narco”. Posteriormente, en diciembre y ad portas de la segunda vuelta presidencial, planteaba abiertamente que “estoy de acuerdo con la despenalización del autocultivo”.

Esto considera un avance importante en materia de derechos de los consumidores, en especial de los usuarios medicinales, y, por cierto, en lo que se espera sea una regulación completa del mercado del cannabis en Chile.

Entendiendo por uso adulto general como cualquier tipo de utilización distinta a la medicinal por parte de mayores de edad, por ejemplo, recreacional, social, experimental, espiritual, ritual, entre otras, y como uso medicinal cualquier tipo de empleo que va dirigido al tratamiento de una sintomatología o patología —con diagnóstico— susceptible al tratamiento con base científica, tanto de adultos como de menores, y que haya sido prescrito por un profesional de la salud.

Generalmente se tratan de forma distinta, sin embargo, una misma persona puede utilizar el cannabis con ambos propósitos. A fin de cuentas, la recreación es parte fundamental de la salud mental de cualquier ser humano.

Ahora bien, ¿qué opinan los consumidores respecto de la despenalización y los límites que esto tendría? De acuerdo a la consulta ciudadana realizada por Fundación Eutopía, entre los meses de mayo y agosto del 2021 el 99% de la población consumidora cree que debería permitirse el autocultivo para uso adulto general. De estos, solo el 54% considera que debería existir un límite por persona y un 35% opina que no debería existir límite.

En consecuencia, más de la mitad de la población consumidora acepta que existan límites para abastecerse de esta sustancia, cosa que no es tal para ningún otro producto actualmente en el mercado chileno. Ni azúcares ni alcohol, ni cigarrillos ni autos, o cualquier otro producto. Se trata de un hallazgo sobre la percepción de los consumidores bastante interesante.

¿Cuáles son estos límites? El 39% de la población opta porque sean máximo 6 plantas y 21% prefiere que sean 4 plantas de cultivo en el exterior. Por otra parte, para los límites preferidos sobre la cantidad de plantas para el cultivo interior (indoor) un 45% opta por que sean 2 metros cuadrados de cultivo por persona en el hogar. Sin embargo, es llamativo que 30% no tenga clara aún su respuesta. Con respecto al uso medicinal, 64% indica que no debería existir límite. Estos son claros indicios de una postura que podríamos llamar “autorreguladora”: los consumidores, en cualquiera de sus niveles de utilización, optan por establecer una cantidad límite a sus propios cultivos.

Muchos de estos usuarios posiblemente han tenido que recurrir al mercado ilícito para poder abastecerse y satisfacer su demanda por cannabis —cerca del 80%, según datos Senda 2018—; además, con una calidad a lo menos cuestionable y cuyos daños en el corto, mediano y largo plazo es altamente probable que sean mucho mayores que un cultivo conocido, controlado, pero, por sobre todo, seguro y de calidad.  La voluntad de los consumidores está completamente en línea con mantener ciertos límites en las cantidades de abastecimiento. Estos optan porque exista un control por el autocultivo.

De la misma consulta se obtienen los siguientes datos: 75% cree que debería habilitarse un registro de autocultivadores para el uso adulto y apenas un 18% cree que no debería existir. Ahora bien, con respecto a la obligatoriedad de formar parte del registro, 48% piensa que no debiese serlo y 41% cree que sí. No obstante, el 87% respondió que sí se inscribiría en este registro de cultivadores para poder obtener el permiso de cultivo, mientras que solo un 7% no lo haría.

Esto comprueba que las personas cultivadoras y consumidoras están completamente abiertas a colaborar con las medidas de despenalización y control del cannabis en Chile, y que, además, sea una nueva institución dedicada particularmente a esta tarea —70% versus un 10% que opta por que sean los municipios quienes realicen la función regulatoria—.

Estos resultados son una muestra clara de que la población prefiere una situación de despenalización y con límites claros, sujetos a fiscalización. Las personas están dispuestas a colaborar en que haya un control y también están dispuestas a registrarse y transparentar los cultivos que tengan en sus espacios privados. Una muestra importante de compromiso, responsabilidad y participación ciudadana en la lucha contra el narcotráfico.

Pero, ¿qué porcentaje de la población consumidora es cultivadora? De los datos del Senda, en su estudio en población general del año 2018, solo un 20% de la población consumidora de cannabis obtiene el producto por medio de autocultivo. En otras palabras, efectivamente el autocultivo es un avance valioso, pero los esfuerzos de esta política no son suficientes para competir de manera mucho más potente al narcotráfico.

Para ello es esencial elaborar una Ley de Cannabis, cuya tarea está en manos principalmente de la llamada “Bancada Cannábica” y que cuenta con una serie de organizaciones y activistas que durante años han hecho el trabajo de levantar evidencia, abogando por la causa que las autoridades aún no han dado la importancia que merece.

Lo destacable es que las voluntades presidenciales, las autoridades del Senda y de los consumidores al fin se encuentran alineadas, lo que se traduce como un gran paso en el respeto al derecho de los usuarios y usuarias de cannabis. Esto es sin duda un avance importante en materia de regulación, pero que, de acuerdo a los datos, es apenas una pequeña parte de lo que debiese llegar a ser el mercado regulado en su conjunto. Ya hay propuestas por parte de las organizaciones sociales, esperamos que el diálogo entre las partes no se congele y no haya sido simplemente una promesa de campaña.

 

Mijail Villagra es director de estudios de Fundación Eutopía, ha trabajado en la asistencia de proyectos y realización de estudios en el Ministerio de Salud de Chile y en análisis de datos en el Ministerio de Desarrollo Social.

 

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