Santiago Portaluppi Fernández es miembro activo de la Asociación de Derecho Administrativo de Chile (ADAD)....
La experiencia de cambiar de un estudio jurídico a una consultora (contada en off)
Feliz de sentir que «el servicio militar» ya terminó», agradecido de que no sea “necesario matar a nadie para crecer”, un abogado joven cuenta su experiencia al decidirse y dejar una oficina de las «Big Law».
21 septiembre, 2015
-Sofía Martin L.
¿Qué pasaría si tienes más de 25 y menos de 30 años, estás trabajando en un prestigioso estudio “Banda 1” y te ofrecen contrato en una de las consultoras “Big Four” en Chile? ¿Te cambias o no? ¿Qué tendrías que poner en la balanza?
Un abogado joven, que estuvo un tiempo en una de las oficinas más tradicionales de Chile, luego en un estudio pequeño y más tarde en otro de los grandes y prestigiosos, vivió la experiencia.
No fue fácil tomar la decisión de cambiarse: el sueldo era bueno y los premios por horas facturadas también. Para un abogado de 27 años recibir un bono bruto de más de 10 millones de pesos es un gran incentivo para quedarse. Pero se fue.
¿Con qué se encontró? Con gente de distintas profesiones —ingenieros, economistas, auditores, contadores y abogados de distinta experiencia. ¿Con qué más? Con gente de todos los orígenes socioeconómicos: “el apellido y los campos [los de tierra, esos que tienen caballos y cultivos] no pesan tanto; la gente es relajada y buena onda”, dice.
“Suelo llegar a las 9:30, incluso 10.00 de la mañana, a menos que tenga reunión, y por lo general me voy a las 19:30”, cuenta. “Los viernes a las 16:15 esto queda vacío”, ríe.
Y lo compara con los estudios, donde trabajar hasta tarde es bien visto. Y muy mal visto irse antes que el jefe
Al principio estaba impresionado porque en las consultoras los superiores podían andar vestidos de softshell y bototos en el trabajo: “el ambiente se descomprime”. Además hay paridad de socios hombres y mujeres, y los sueldos tienen reglas claras y conocidas.
“Acá no es necesario matar a nadie para crecer”, grafica, sin dejar de reconocer que “hacer el servicio militar” los primeros años siempre es útil. Pero ya no, dice, feliz de “no ser el primero en la cadena alimenticia”.
Además, explica el cambio que opera en cualquier sujeto cuando sus bonos dependen de las calificaciones que obtiene, y en éstas, a su vez, tienen gran incidencia en las habilidades blandas. ¿Resultado? “En un estudio hay más tolerancia a las personalidades un poco explosivas, un poco agresivas; aquí uno tiene que acordarse de no frustrarse y de que el ambiente sea agradable para todos”, confiesa.