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The Killing, lluvia, muerte y salvación
Oscura, lluviosa, intensa. Hay quienes no pasan de los dos primeros capítulos, porque esta serie de detectives de homicidios te atrapa y te deja con el alma cansada. Linden y Holder dejaron una huella inolvidable en una adaptación estadounidense que no queda en deuda con su original danesa.
10 junio, 2016
-Catalina Wallace
The Killing es una de las tantas series que Netflix ha salvado de ser abandonada a mitad de camino. Este es un programa de género policíaco basada en la serie de televisión danesa llamada Forbrydelsen (El Crimen, en danés, muy recomendable).
Pero partamos por el principio. Sara Linden (Mireille Enos) es una detective que está en su último día de trabajo. Quiere dejar atrás la muerte y comenzar a enfocarse en su vida, su hijo y su nuevo novio. Pero la sangre tira más: antes de retirarse tiene que ir a la escena de un crimen de un caso que no podrá abandonar hasta resolverlo junto con su nuevo e inexperto compañero Stephen Holder (Joel Kinnaman, con un interesante papel en House of Cards).
Al mismo tiempo que Linden y Holder investigan el caso de Rosie Larsen, una joven que es encontrada en el maletero de un auto al fondo de un río, la serie muestra cómo se desmorona la familia de la víctima. Si bien la razón dicta que deben seguir adelante, no son capaces de descansar, no son capaces de vivir, sino hasta que se encuentre al asesino de su hija.
Y hay un tercer factor que completa la historia: la política. A ratos nos hacen creer que, por un poco de poder, las personas son capaces de matar a cualquiera. Darren Richmond (Billy Campbell) es un concejal que se postula para alcalde, y que tiene dos consejeros de campaña: Gwen (Kristin Lehman) y Jamie (Eric Ladin). ¿Y qué tienen que ver con Rosie Larsen? No te contaremos el detalle, pero digamos que surgen evidencias que lo convierten en el sospechoso número uno. Así, esta serie tiene estas tres aristas que se entrelazan, chocan y se distancian.
No sabemos quién es el asesino hasta el último minuto de la segunda temporada. Casi todos los personajes podrían ser culpables, pero al segundo parece que ya no lo son. Así, Linden y Holder buscan a tientas al asesino de Rosie Larsen, que de una adolescente ejemplar pasa a ser una mujer con más de un secreto escondido.
The Killing se desarrolla en Seattle, más conocida como “Emerald City” o “Rain City”. Un lugar que siempre está nublado, oscuro y frío. Una ciudad rodeada de bosques que se encargan de esconder los secretos y logran que con el tiempo sean olvidados. Sin duda es una serie que hay que ver en invierno, porque desde principio a fin llueve, llueve y llueve. Puede que sea un poco deprimente, así que dosifiquen las cuotas de capítulos diarios.
Lo interesante de esta serie es que dedica las primeras dos temporadas a un mismo caso; así se pueden desarrollar los personajes con más profundidad, tipo True Detective, pero menos nihilista. La tercera temporada retoma temas pendientes del pasado de Linden y la cuarta y última es un caso nuevo.
Otra de las gracias es que Linden no es una detective que use tacos y traje pantalón, sino que es una mujer descuidada, con el pelo tomado en las cuatro temporadas y siempre usando un suéter cuello redondo con dibujos tipo navideño. En cuanto a moda y estilo, Holder tampoco lo hace nada de mal, usa ropa dos o tres tallas más grandes y parece más un rapero que un detective.
Acá no encontrarán a ningún Gil Grissom, a un Dexter ni mucho menos un Sherlock: sólo a una mujer con un pésimo guardarropa y a un ex-adicto, ambos buscando algo de justicia para darle un poco de paz a sus vidas. Tan lejos, tan cerca. Tan distintos, tan complementarios.