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sábado, 23 de noviembre de 2024

editorial

Un ingeniero en tierras hostiles

«Que me perdonen los abogados —continúa Juan Bennett—, pero creo que esa costumbre la generaron ellos. Históricamente se han sentido superiores al resto de los simples mortales. Seguro que al leer los diarios, dirán: yo no lo dudo».

- 3 julio, 2019

Le torturaron dos hermanos y le mataron un cuñado, pero igual decidió trabajar para el gobierno. Era 1980 y en Chile la presidencia la ejercía Augusto Pinochet desde el golpe de Estado de 1973. El general se quedaría en el poder hasta 1989. No, dirá, yo no trabajaba para Pinochet; yo trabajaba haciendo las cosas bien: «El resto son huevás, Cariño».

Entre febrero de 1980 y junio de 1982 el Servicio de Registro Civil e Identificación dio un salto impensado: los certificados de nacimiento y de defunción comenzaron a entregarse en minutos. Ahora venían en unos papelitos cuadrados de colores y no los escribía un funcionario que se demoraba semanas, sino que un computador los generaba y los imprimía en segundos.

Juan BennettIPS

Las filas que formaba la gente desde las 5 de la mañana para poder hacer algún trámite antes del trabajo y apenas las oficinas comenzaran a operar, ya no existían, porque el nuevo Director, junto a un grupo de funcionarios abrían las puertas de madrugada.

Las coimas se cortaron de una vez. Terrible, pero divertido, existía una sección donde se cobraba un plus por obtener la cédula de indentidad más rápido. ¿Qué se hizo? Se oficializó. Ese plus ahora era pagado por quienes querían tener su cédula en menor tiempo, directo a las arcas del Registro Civil, y no como coima a funcionarios corruptos.

Juan Bennett Urrutia, 71 años, ingeniero civil industrial de la Universidad Católica de Chile, es de la casa.

Transparentado eso, todo lo que se escriba en este texto carecerá de la imparcialidad que debería tener un artículo periodístico, razón por la cual estoy usando este espacio de Idealex.press.

Sabiendo que es de la casa y sin que exista la posibilidad de ignorar a este «juvenil», que llegó en 2018 a apoyar la modernización del Estado desde la Dirección de Presupuestos del Estado chileno, podemos decir varias cosas. La primera de ellas es que el booklet está escrito en clave de entrevista, en que se respetó, quizá en demasía, el registro personal (léase vocabulario claro, sencillo y desenfadado) de este ingeniero que dirigió el Registro Civil cuando tenía 30 años, generando una revolución en temas jurídicos, que hasta ese momento eran un bastión de los abogados, pero que además requería de gestión, innovación, creatividad y valentía.

Libro

La segunda es que, salvo excepciones, Juan Bennett considera que no es mucho el aporte de los abogados en la Administración. «¿Por qué en el Estado se hacen estupideces?», reflexiona, y se responde: «Porque a la mayoría de sus actores les fascina el poder; quienes trabajan en el Estado necesitan imperiosamente demostrar su poder, es algo que llevan en la sangre, se creen más cultos, están seguros de que son superiores».

«Que me perdonen los abogados —continúa—, pero creo que esa costumbre la generaron ellos. Históricamente se han sentido superiores al resto de los simples mortales. Seguro que al leer los diarios, dirán: yo no lo dudo».

El tercer tema a tener presente es el dolor que arrastra desde hace varios años su hijo menor, que hoy tiene 14. Porque aunque su familia y la gente que trabajó con Bennett tienen plena certeza de su proceder ético y les consta cómo se negó frente a militares y a la Ministra de Justicia a cumplir instrucciones con las que no estaba de acuerdo, se le han atribuido, en el anonimato de la web, violaciones a los derechos humanos; pertenecer a la CNI —órgano de la dictadura que ejercía represión violenta y totalmente impune en la época—; autorizar la entrega de pasaportes falsos y todo lo que la mente más febril de odio o cegada por la tragedia de la pérdida o desaparición de un ser querido pueda imaginar.

Como a Bennett nada lo inmuta, salvo la ineficiencia y el despilfarro de los recursos públicos, su mujer, que es abogada, se comprometió con sus hijos a que, cuando su padre muera, solicitará mediante los recursos constitucionales pertinentes, que la Corte ordene eliminar esos contenidos difamatorios.

Este viernes 5 de julio, a las 11.00 de la mañana, se presentará el libro “Trabajo duro, audacia y honestidad. La vida pública de Juan Bennett”, un repaso de la vida y trayectoria de este ingeniero en el sector público, que fue escrito por Julio Dittborn.

 
Sofía Martin Leyton
Directora
Idealex.press
@Idealex_press

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