"No puedo dejar de pensar en ellos cuando veo que ciertas oficinas de abogados se precian de no conocer límites,...
Insurtech: evolución de la protección
«En breve los, hasta ahora, denominados objetos o máquinas, comenzarán a ser personajes activos y emisores de actos voluntarios, lo cual también conlleva una extensión o flexibilización de los elementos que pueden o deben protegerse por los seguros de diversa índole…»
Mauricio Ocampo - 28 agosto, 2018
Mauricio Ocampo
El dualismo cartesiano —alma-mente, por un lado, y cuerpo por el otro— ha perdido por completo su base frente a la búsqueda de experiencias que se vivan con el cuerpo, pero se sientan con el alma, como forma de enriquecer la vida para cada vez más jóvenes (y no tan jóvenes 43-50), lo cual lleva a reconfigurar las metas y señales de “éxito”, sugiriendo nuevos estilos de vida y, en consecuencia, nuevos riesgos que sortear.
No hace mucho, y sigue habiendo varios ejemplos presentes en nuestra sociedad, la acumulación de bienes, poder y riquezas eran señal de éxito (entendámoslo como estado de realización o satisfacción temporal por llevar a la realidad un deseo), sin embargo, la apertura a un mundo cada vez más interconectado y multicultural, ha provocado la inquietud por conocer diversas culturas, antropologías, psiques e idiosincrasias como maneras de enriquecer la vida, es decir, a mayores perspectivas conocidas de nuestra realidad, más interesante y multicolor se hace la misma, y eso es lo que comienza a convertirse en señal de éxito y satisfacción para cada vez más personas.
El cambio de mentalidad, aunado a la tecnología, han provocado fenómenos económicos como la economía colectiva, dónde hay un trueque controlado de productos y servicios en toda la web, incluyendo la deep web, entre diversos proveedores y clientes de varias industrias y mercados, legales e ilegales, lamentablemente, generando también nuevas áreas, procesos y delitos que proteger en caso de ser víctima de ellos, incluso aplicables al ciberespacio y la identidad digital.
En el campo fintech se denomina open banking, y lo mismo está sucediendo del lado del insurtech (insurance + technology), la cual ha cobrado más fuerza, incluso que el mismo fintech en muchas partes del mundo, y México no es la excepción, ya que hay cada vez más plataformas que muestran y guían de forma abierta y transparente a los usuarios, en la selección de protección de riesgos mediante seguros que más se adapten al estilo de vida del cliente potencial.
Esto ha provocado que los seguros también se flexibilicen y adapten al cliente junto con sus necesidades de protección, y no al revés, como también sucedía hasta hace poco del lado de la banca.
Otro elemento que se incluye en el umbrella del insurtech, es que en breve los, hasta ahora, denominados objetos o máquinas, comenzarán a ser personajes activos y emisores de actos voluntarios, lo cual también conlleva una extensión o flexibilización de los elementos que pueden o deben protegerse por los seguros de diversa índole. El ejemplo más citado al respecto, pero más adecuado, es el de los coches autónomos (inteligentes) que dependerán de una red de datos para su adecuado funcionamiento, por lo que en caso de un accidente ¿quién será el responsable y quienes los protegidos? ¿los coches, los dueños, las compañías ensambladoras, la responsable de la red?
Y son estos estilos de vida, y sobre todo, lo que conlleva mantenerlos, ya sea a través necesidades de protección como sufrir incumplimiento en la renta de una casa para vacacionar en alguna parte del mundo para vivir una experiencia como originario del lugar, olvidar un objeto personal en el auto que se contrata a través de una app de choferes privados o ser víctima de fraude electrónico y otros tantos nuevos riesgos y estilos de vida que han surgido, lo que ha provocado que muchas compañías aseguradoras hayan tenido que evolucionar y también, por su inicial incredulidad y resistencia al cambio, abrirle el campo a que surgieran nuevas y menos burocráticas prestadoras de servicios de protección y amparo para riesgos.
El cambio de hábitos de muchas personas provoca que los riesgos a los cuáles están expuestos también cambien, por lo que ahí está el reto para la industria, ya que para las grandes aseguradoras deberán crear las estrategias para mover a la brevedad sus transatlánticos hacia estos nuevos océanos (todavía) azules, si quieren mantenerse como referencia, y los que vayan surgiendo, aguantar el oleaje que los grandes provocarán para desaparecerlos o absorberlos.