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Innovación en educación legal: de la «I» a la «T»
«El siglo XXI exige que los abogados tengan una formación mixta, vertical y horizontal, entre conocimiento propio de la profesión y de otras ciencias: gerencia de proyectos, finanzas, análisis de datos, tecnología…»
22 febrero, 2017
-Tras casi cuatro años de haber comenzado a hablarse de innovación en Colombia, el autor considera que ya se está abriendo la discusión alrededor de hacia dónde va y debe ir la profesión de abogado. «Incluso, estamos empezando a ver preguntas como: ¿qué implica ser un abogado actualmente? ¿Será que las universidades están formando profesionales en Derecho para responder a las necesidades del contexto actual?», reflexiona.
Recientemente, la Cámara de Servicios Legales de la ANDI realizó el segundo evento de innovación en Derecho (el primero fue el Foro de Innovación en Derecho que hicimos en la Universidad Sergio Arboleda) y aunque el programa estaba enfocado a la innovación en la prestación de servicios jurídicos, son varias las conclusiones que se mencionaron y que permiten entender qué es lo que pasa con la educación legal en la actualidad.
Lo primero que menciona Acevedo Sánchez es que hoy no es suficiente ser un excelente abogado desde, la perspectiva técnico jurídica, pues el mercado está demandando otras habilidades. Dado ello, es deber de las facultades de Derecho entregar las herramientas necesarias a los abogados del futuro.
Pero, advierte, tales habilidades no pueden estar desconectadas del mercado legal. Sólo para ejemplificar, aludió a una malla curricular de una facultad en Bogotá, que contempla «dos cursos de Historia de la Filosofía más dos cursos de Filosofía del Derecho, un par de cursos en Derecho Romano y, en general, durante todos los semestres, se deben tomar uno o dos cursos que tienen una difícil relación con el mundo laboral».
Innovación en educación legal
El autor recoge las palabras de la abogada estadounidense Amani Smathers, «que explican muy bien el por qué y el cómo debemos cambiar nuestro actual modelo de formación de futuros abogados«.
Hoy, asegura, podríamos decir que tenemos profesionales en Derecho con una formación estrictamente vertical o formación en “I”. Es decir, mucho conocimiento legal, sea relevante o no, y pocas nociones de otras ciencias o profesiones.
Pero el siglo XXI exige que los abogados tengan una formación mixta, vertical y horizontal, entre conocimiento propio de la profesión y conocimiento de otras ciencias. «A esta formación la podemos llamar en ‘T’, donde el eje vertical (el más largo) correspondería al conocimiento jurídico», pero que, adicionalmente, enseña gerencia de proyectos, finanzas, análisis de datos, tecnología, administración de negocios y otras materias no convencionales en la abogacía.
Es decir, el objetivo es formar abogados multidisciplinarios, con habilidades útiles para el contexto actual.
¿Qué hacer entonces?, se pregunta Acevedo Sánchez: «El lado positivo de esta historia es que ya hemos dado los primeros pasos hacia el rediseño de la formación de abogados, tanto en EE.UU., con el Laboratorio de Investigación y Desarrollo en Derecho de la Universidad Estatal de Michigan (EE.UU.), o el LawLab de la Escuela de Derecho de Chicago-Kent dirigido por Daniel Katz, como en Colombia, concretamente con la Universidad Sergio Arboleda y la cátedra de Innovación en Derecho«.
Es en esa asignatura donde se les enseña a los estudiantes que sus opciones profesionales no se limitan a ser abogado en una firma, en una empresa, en el sector público o en el Poder Judicial, advierte, sino que también pueden innovar y crear modelos de negocios disruptivos para la prestación de servicios jurídicos más eficientes y más asequibles para la sociedad en general, gracias al uso de tecnologías de la información. «Lo que se requiere es que cada vez más universidades se comprometan con un cambio efectivo en sus programas de formación para que nuestros futuros profesionales en Derecho realmente respondan a las necesidades del mercado», advierte.
En 2014 se publicó un estudio realizado por los profesores Coates, Fried y Spier de la Universidad de Harvard, en el que se encuestó a más de 100 abogados de grandes firmas de Estados Unidos para que éstos indicaran qué deberían estar aprendiendo los estudiantes de la Facultad de Derecho.
En la mayoría de los casos, las respuestas se habrían inclinado hacia cursos en finanzas, contabilidad y estrategia de negocios, más que en cursos intensivos de formación jurídica.
«Este estudio es una excelente forma para determinar qué cursos son relevantes para mejorar la empleabilidad de los estudiantes y cuáles deberían removerse del plan de estudios. Esperemos ver en el corto plazo un análisis similar realizado en Colombia que, de una vez por todas, nos deje claro que estamos en mora de modernizar la enseñanza del Derecho», sostiene el autor.
* Reproducción autorizada. El texto transcrito es un extracto del artículo original, escrito por Daniel Santiago Acevedo Sánchez (@danielacevedos), quien es Legal Project Manager en Gómez-Pinzón Zuleta y Co-founder Legal Hackers Capítulo Colombia.