"No puedo dejar de pensar en ellos cuando veo que ciertas oficinas de abogados se precian de no conocer límites,...
Hackathones, incubadoras y aceleradoras para el sector legal
«Abogados, procuradores, notarios, registradores, jueces, letrados de la administración de Justicia, todos ellos, de seguro son personas curiosas, innovadoras, con ganas de avanzar y desarrollarse en los campos…»
María Jesús González-Espejo - 13 septiembre, 2017
María Jesús González-Espejo
Cuando en 2015 finalizó el primer Hackathon realizado en España con el objetivo de mejorar la Justicia a través del desarrollo de aplicaciones móviles (www.justiapps.com), mi impresión fue que de los 10 prototipos fruto del trabajo de los equipos participantes en el Hackathon, al menos dos o tres de ellos, terminarían convirtiéndose en el producto de alguna exitosa start-up.
En las semanas siguientes a la finalización del evento, varios de los miembros de los distintos grupos me contactaron y me pidieron apoyo, pues su objetivo era lograr el desarrollo completo de sus aplicaciones y constituir una empresa.
Durante estas primeras reuniones ya pude detectar las dificultades que iban a encontrarse en el camino:
1. Los equipos los constituían personas de muy distinta procedencia, formación y experiencia profesional. Lógico, pues uno de los objetivos que se propuso el primer hackathon de JustiApps – #HackTheJustice fue fomentar el trabajo en equipo de personas con formación y experiencias diversas, la multidisciplinariedad, mezclando a juristas con tecnólogos y profesionales expertos en el diseño y la usabilidad. Sabemos que la experiencia fue muy enriquecedora; sin embargo, a la hora de pretender crear una empresa, esa diversidad, unida al hecho de que los miembros de los equipos apenas se conocían, dificultó enormemente el avance en los proyectos y su culminación formal.
2. Otra dificultad estribó en la complejidad de convertir el resultado de un juego en un proyecto empresarial. La mentalidad de quien participa en uno de estos eventos es por lo general lúdica y, como mucho, dirigida al aprendizaje o a la vivencia de una nueva experiencia en un campo novedoso, el de la innovación en #LegalTech. Pocos son los que se embarcan con una visión largoplacista y pensando en el desarrollo de un proyecto empresarial. Por ello, una vez finaliza el evento, la mayoría pasa la página y continua su vida.
Y, sin embargo, varias de las aplicaciones que surgieron con el Hackathon tenían todo lo necesario para cubrir necesidades reales.
Por ejemplo, la que se basada en la idea propuesta por un experimentado magistrado especializado en Derecho de Familia, pretendía servir como plataforma para la gestión integral de las relaciones entre divorciados para la correcta ejecución de todos los acuerdos derivados de su sentencia de divorcio: comunicaciones seguras entre cónyuges; comunicaciones entre cónyuges con sus abogados; todo lo relacionado con la pensión, su pago, modificaciones, etc. Y, en general, todo aquello para lo que haga falta gestionar calendarios, el envío de comunicaciones y la fehaciencia de haberlas realizado o la consulta de acuerdos, cuyos términos no somos capaces de recordar de memoria y pueden estar en documentos distintos.
Otro ejemplo de aplicación interesante era la que pretendía servir a los Colegios de Abogados para gestionar todo lo relativo al turno de oficio y que quería incluir un sistema de notificaciones, calendarios, comunicaciones seguras y similares.
Cito estos dos ejemplos, pero había otros muchos de interés. Pues bien, a pesar de su evidente interés, ninguna de estas herramientas llegó más lejos de lo que se presentó el día final del Hackathon al jurado que decidía qué app merecía ser premiada.
¿Significa esto que los organizadores de JustiApps – #HackTheJustice fracasamos en nuestro proyecto? Así lo vimos inicialmente, pero los que de verdad saben, profesionales que llevan años apoyando el emprendimiento y el desarrollo de start-ups, nos explicaron que nuestro rol, en un sector tan poco avanzado en el campo legal, era el de evangelizar.
Debíamos lograr que se presentasen muchas ideas al concurso; lograr que los juristas comenzasen a entender qué significan conceptos como “Open Data”, “Código Abierto”, “Script”, “Hackathon” o “App”.
Estamos en vísperas ya de que se celebre la segunda edición del Hackathon #HackTheJustice, que de nuevo reunirá a juristas de todo tipo: abogados, procuradores, notarios, registradores, jueces, letrados de la administración de Justicia.
Todas ellas, de seguro son personas curiosas, innovadoras, con ganas de avanzar y desarrollarse en los campos que el futuro —o mejor dicho, el presente— exige, participarán en este nuevo encuentro de fin de semana, que se celebrará en Madrid, el fin de semana del 16 de noviembre.
Y, a pesar de que el contexto ha cambiado mucho, todavía nos preocupa el “después” del Hackhathon.
¿Lograremos esta vez que alguno de esos equipos lleven sus prototipos más lejos y ponerlos en el mercado?
Esta posibilidad parece hoy mucho más viable que hace dos años, pues existen hoy varias iniciativas de interés, que como veremos más abajo, bajo la forma de aceleradoras, están apoyando el emprendimiento de base tecnológica legal y que deberían estar atentas a los productos que resulten del Hackathon.
Nos han pedido desde la redacción de Idealex.press, que expliquemos en qué consisten las incubadoras y aceleradoras.
A nosotros nos resultó en su momento muy útil la explicación que al respecto ofrecen desde FUNCAS, quien realiza un informe Los servicios que prestan los viveros de empresas en España, en el que se detallan las diferencias entre los distintos tipos de organizaciones que apoyan a los emprendedores en este país.
Según este informe, las diferencias esenciales entre las principales incubadoras y las aceleradoras son las siguientes:
• Los programas de aceleración tienen una duración determinada y más bien breve, de meses; los programas de incubación tienen un carácter más a largo plazo.
• Las aceleradoras tienen carácter privado y fines de lucro; el 93% de las incubadoras son públicas.
• Las incubadoras proporcionan un espacio físico a un precio razonable a las empresas del entorno por un tiempo medio de entre 1 y 5 cinco años; las aceleradoras no suelen dotar de espacio a los emprendedores.
• Las incubadoras tienen por objetivo proteger a las empresas de nueva creación para que crezcan sin problemas; las aceleradoras apoyan a los emprendedores para lograr que tengan éxito más rápido.
Las iniciativas que en nuestro conocimiento apoyan a los emprendedores LegalTech en España son la aceleradora de Cuatrecasas, la Legálitas Lab o la más reciente propuesta que ha presentado Garrigues. No conocemos de iniciativas similares que se estén desarrollando en Latam, pero en el Instituto de Innovación Legal, estamos muy interesados en saber de ellas, si es que existen.
En resumen, quienes tengan proyectos LegalTech interesantes tienen hoy la opción de solicitar apoyo a alguna de las aceleradoras existentes, promovidas por algunas de las grandes firmas de España. No conocemos ninguna incubadora especializada en LegalTech, pero si algún proyecto es de interés, alguna de las existentes podría dar apoyo a sus promotores.
Está claro que el ecosistema de la #LegalTech está cambiando y que cada vez más organizaciones, empresas y profesionales apuestan por el desarrollo de tecnología para el sector.
La colaboración entre quienes estamos llevando a cabo las iniciativas pioneras es clave para lograr avanzar más y mejor y desde el Instituto tendemos la mano a todos aquellos que apuesten por nuestros mismos objetivos.
* María Jesús González-Espejo es socia fundadora del Instituto de Innovación Legal y es socia directora de EmprendeLaw.