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Ética profesional, un poco de ironía y enseñanza del Derecho: algunas lecciones de «Better call Saul»
La televisión y el cine como herramientas de aprendizaje fueron exploradas en una charla por el profesor de la Universidad de Buenos Aires Ricardo Rabinovich-Berkman, quien utilizó la popular serie para referirse a variados temas: desde ciertas características del sistema jurídico estadounidense hasta cuestionamientos actuales al rol de los abogados y el tratamiento de testigos y clientes.
15 noviembre, 2022
-Un abogado con una dudosa ética profesional que ayuda a criminales en sus asuntos legales para triunfar en el mercado jurídico de Albuquerque.
El argumento, mundialmente conocido, dio vida durante seis temporadas a Better Call Saul, spin off de la serie Breaking Bad, que cuenta las aventuras de Saul Goodman, el abogado con dudosa ética profesional que busca conseguir el éxito en esa ciudad de Nuevo México.
Su episodio final se transmitió el 15 de agosto y desde entonces se ha convertido en un programa de culto del que incluso se pueden extraer lecciones tanto sobre la forma en que se observa la justicia en Estados Unidos como del propio desarrollo de la profesión legal.
Y de eso precisamente trató el conversatorio “¿Ética profesional del Derecho? ¡¡¡Mejor llamé a Saul!!!”, organizado por la Universidad de Magallanes en Chile y que estuvo a cargo de Ricardo Rabinovich-Berkman, director del Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
“Hay una ironía respecto a la forma ridícula en que se viste Saul Goodman, ya que del abogado se espera en muchos países que use un traje y una corbata, pero puede ser un traje y una corbata de cualquier color”, comentó el académico.
Y agregó: “Hay una crítica velada del formalismo que rodea la idea del abogado, lo mismo con la oficina, que es una parodia en sí misma, con el acta de independencia de Estados Unidos en el fondo y pilares de mármol de utilería”.
El telón de fondo
Un aspecto importante al observar la historia con ojo crítico es el lugar donde ocurre: Albuquerque, al interior de Estados Unidos, una jurisdicción pobre en comparación con California o Nueva York. Es ese telón de fondo el que lleva al personaje a cometer constantes faltas éticas, movido siempre por el interés económico.
“La serie es lapidaria, ya que tomamos como contrapartida de Saul a los grandes abogados Howard Hamlin y Chuck Mcgill, que tienen ese extraordinario escritorio con varios empleados, y al rato te das cuenta de que tienen una falta total de ética, como Goodman. Te presenta la idea de que la gente que está arriba en el mercado está donde está gracias a tales faltas”, destacó Rabinovich-Berkman.
Además, recordó que “no hay nadie que salga limpio o reivindique la imagen” de estos profesionales. ¿Un ejemplo? El personaje de Kim Wexler, quien comienza la serie como una abogada idealista pero que tras verse envuelta románticamente con Saul Goodman, y tras experimentar el choque entre sus ideales y la realidad del mercado jurídico, termina convirtiéndose en alguien tan inescrupuloso como el protagonista.
La importancia de mantener buenas relaciones profesionales tampoco es un rasgo distintivo de la historia, planteó Rabinovich-Berkman, para quien se trata de un fenómeno que también ocurre “en nuestros países, en que se ha perdido ese criterio de respeto al colega y se ha instalado la cuestión económica como fundamental, lo que efectivamente termina lesionando el aspecto ético, tal como pasa en la serie”.
“Es lícito querer ganar dinero, pero se debe tratar de compatibilizar con el respeto a los demás”, agregó.
Testigos y el due process
Aunque la serie está más centrada en desmontar la figura del abogado que en analizar críticamente los mecanismos que dan forma a los procesos legislativos en Estados Unidos, hay ciertos aspectos que desentrañan algunos elementos en la estructura del sistema jurídico norteamericano, como los testigos, la delación compensada y el debido proceso.
Las diferencias a ambos lados del continente resultan claras: “Por el calvinismo y el juramento a dios, existe la idea de que teóricamente los testigos no mienten, lo que contrasta con Latinoamérica, donde a los testigos no se les cree por principio, ya que se piensa que participan del juicio porque son amigos del imputado o por algún interés personal”, señaló el académico.
Tal idea se ve confrontada con los actos de Goodman al preparar testigos falsos, “aprovechándose de que en el país se les considera una prueba fundamental”, y, además, también existe una crítica en la serie al sistema de acuerdos entre imputados con fiscales, quienes dan información a cambio de libertad.
Una característica igualmente presente, aunque de forma leve, es la crítica al due process que existe desde la Gran Depresión de 1929, lo que se ve también “en figuras emblemáticas como Batman, que viene a resolver los problemas gracias a que no necesita cumplir con el debido proceso, no necesita órdenes para entrar en un domicilio ni para detener a una persona y termina siendo quien resuelve el caso”.
“Esta idea de que el due process no funciona está muy presente en el derecho norteamericano”, afirmó.
La televisión como material educativo
Todos estos ejemplos vistos en Better Call Saul se traducen en una pedagogía de la falta de ética entre abogados y sus clientes, así como en una enseñanza para los estudiantes de Derecho de que “la abogacía no es fácil, pero no solo por la complejidad de lo jurídico, sino además porque permanentemente se le presentarán, quizás más que en otras profesiones, situaciones con duros dilemas éticos, que le van a imponer decisiones impostergables y que muchas veces implicarán su propia responsabilidad y futuro personal”.
Pero no es solo esta serie la que ofrece aprendizajes, explicó el especialista, sino que en general en el cine y la televisión la enorme mayoría de los grandes problemas jurídicos o filosóficos que están tratados en la bibliografía clásica están formulados en obras de ficción y, además, el hecho de que reflejen los cambios jurídicos los convierte en una fuente válida de conocimiento a la hora de entender el Derecho de determinado país.
”Si digo a mis alumnos que vamos a hablar de Walking Dead y la problemática de la no existencia del Estado, en vez de usar a Thomas Hobbes y su Leviatán, la mayoría de los estudiantes van a estar encantados, porque saben de lo que vamos a hablar y así se generan aulas donde los temas se debaten y se construyen”, ejemplificó, aunque también recordó que no se trata de una visión particularmente novedosa: hace más de un siglo el jurista Benjamín Cardozo propuso incorporar Derecho y Literatura (Law and Literature) como un ramo de estudio en Estados Unidos, ”pero desgraciadamente las facultades de Derecho suelen ser centro de conservación testaruda, de gente que no quiere modificar nada y le tiene terror al cambio”.
Better Call Saul está disponible en Netflix.
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