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sábado, 27 de abril de 2024

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Estudiantes de Derecho y abuso de alcohol

Con las altas exigencias académicas, sin apoyo y endeudados, los futuros abogados en Estados Unidos recurren al alcohol o a drogas, creando un cóctel feroz que trae a la superficie problemas arraigados, derivando en ansiedad y cuadros depresivos. El estigma de pedir ayuda sigue importando.

- 14 junio, 2023

La profesión legal tiene un problema con el abuso del alcohol. Lo queramos admitir o no, los estudiantes de Derecho suelen socializar bebiendo, escribe David Jaffe, decano de estudiantes en el American University Washington College of Law, en un artículo publicado en ABA Journal.

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Para Jaffe, alumnos y miembros del mundo legal luchan a diario contra problemas de tranquilidad mental. En el caso de los estudiantes, muchos comenzarían a reflexionar sobre cómo será su vida tras salir de la universidad, por lo que anticipan dudas y desafíos que no conocen hoy. Sin embargo, pocos son los que vencerían el miedo a pedir ayuda especializada, que podría acarrear un estigma entre sus pares y, en lo que respecta al ejercicio profesional, tener que declararlo ante la Barra (Colegio de Abogados), así como dificultades para ser contratado.

El punto vital son los tiempos: “Para cuando finalmente superan sus aprensiones a pedir soporte y apoyo y llegan a mí, la situación los ha afectado en sus calificaciones, en su vida personal y, eventualmente, en sus aspiraciones profesionales”.

Este decano ha trabajado con la Fundación David Nee, de la Bridgewater State University y con la Facultad de Derecho de la Universidad de St. Thomas, en un piloto que consistió en una encuesta nacional, durante 2021, sobre el bienestar de los estudiantes y que involucró a 39 Escuelas de Derecho con más de 5.400 respuestas.

En ella se encontró que el 44% de los alumnos of law students habían bebido lo suficiente como para quedar en estado de ebriedad, en los 30 días previos a la consulta, mientras que el 18% había sido diagnosticado con depresión desde que había iniciado sus estudios.

Como es previsible, el problema no desaparece cuando se titulan y comienzan a ejercer como abogados.

Un estudio de 2016, financiado en parte por la Commission on Lawyer Assistance Programs de la ABA (American Bar Association) y que fue publicado en Journal of Addiction Medicine, reveló que el 20,6% de los abogados mostraban signos de consumo problemático de alcohol, comparado con el 11,8% de la fuerza de trabajo en general.

Otro de los hallazgos fue que el 28% reportó sentir “moderados o altos niveles de depresión”; y que casi el 50% dijo haber tenido aprensiones concernientes a una depresión durante su carrera. El autor comenta también sobre otro estudio publicado en 2023 por uno de los autores del trabajo de 2016, que encontró que tanto los problemas de tranquilidad mental como el uso de drogas se vinculaban al surgimiento de pensamientos suicidas.

“Dicho todo esto, tenemos que hacerlo mejor”, escribió el decano David Jaffe. Mientras los estudiantes de Derecho se enfrentan a los rigores intrínsecos de la carrera —una carga exigente, querer tener las mejores notas, endeudarse a largo plazo— que pueden servir como “acelerantes”, son los problemas profundamente arraigados en la persona los que cuando salen a la superficie causan los mayores niveles de ansiedad, depresión y alcoholismo.

Para los abogados, el sistema de horas facturables, la constante exigencia de estar disponible, los correos un viernes por la tarde o los llamados a trabajar los fines de semana, son todos factores que exacerban cualquier partícula potencial de un trastorno que ellos ya traían consigo antes de entrar a estudiar Derecho.

“Desde el día 1 en la Facultad hasta convertirse en socio senior y retirarse, todas y cada una de las personas deberían poder acceder a la ayuda que necesiten”, añadió.

Se necesitan administradores, con el apoyo de consejeros on-site, que provean un soporte continuo y una programación de herramientas y actividades que subrayen que está bien no estar bien (it is OK to not be OK). La Facultad debe ser capaz de reconocer los puntos de stress en el semestre, incentivar ejercicios regulares de respiración, e informar cuando un estudiante dejó de asistir a clases. Hay que hacer entender a los estudiantes que pedir ayuda hace bien tanto por el hecho en sí mismo como por contribuir a reducir el estigma de hacerlo. “Debemos recordarles constantemente a nuestros alumnos que buscar ayuda es sinónimo de fortaleza y que no será usado contra ellos en el plantel ni cuando postulen a ser admitidos en la Barra o cuando sean candidatos a un puesto de trabajo”, recalcó el decano.

El bienestar o well-being se desarrolla y tiene resultados cuando sus actividades son programadas de manera continua en el tiempo, de modo que los estudiantes consigan establecer una rutina positiva y regular. El rol de los decanos de Derecho es apoyar todos los esfuerzos en tal sentido e, idealmente, guiar con su ejemplo.

 
El presente texto es un extracto traducido del artículo original titulado Law schools should take on students’ mental health and substance use from day one, publicado por el ABA Journal, el 17 de mayo de 2023.
 

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