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jueves, 18 de abril de 2024

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Esports federados: un nuevo desafío legal

“La más segura y probable opción a nivel corporativo que tomarán —y que están tomando— los equipos en Chile es optar por tener dos tipos societarios en forma paralela, adaptándose a la estructura privada/federativa que se está adoptando con el avance de las competiciones mundiales, es decir, tener un club deportivo y una sociedad por acciones u otra al mismo tiempo”.

Diego Pinto Bravo - 1 diciembre, 2022

EsportsDiego Pinto

El 31 de agosto de 2022 Panam Sports informó que Chile será sede de los primeros campeonatos de esports —deportes electrónicos— en el continente, al ser anfitrión de los Juegos Panamericanos Santiago 2023. Lo anterior se debe, en parte, a su asociación con la Global Esports Federation (GEF).

Esta noticia trae varias aristas a nivel legal y, eventualmente, consecuencias en la estructura jurídica de los distintos actores en la escena nacional de los deportes electrónicos.

Dentro de los requisitos para ser parte de la Global Esports Federation —o una de las formas para serlo— es a través de la conformación de una federación nacional y, para ello, es necesario lograr la cantidad de clubes deportivos conformados y constituidos que establece la ley; sin embargo, actualmente la gran mayoría de los equipos están constituidos como sociedades con fines de lucro, principalmente sociedades por acciones.

Por otro lado, y quizás más relevante aún, es que para constituir esta federación se requiere que los clubes tengan una actividad deportiva reconocida por parte del panel de reconocimiento del Ministerio del Deporte, organismo que ha rechazado en ocasiones anteriores solicitudes para el reconocimiento de los deportes electrónicos, habiendo actualmente una en proceso y en espera de ser resuelta.

La más segura y probable opción a nivel corporativo que tomarán —y que están tomando— los equipos en Chile es optar por tener dos tipos societarios en forma paralela, adaptándose a la estructura privada/federativa que se está adoptando con el avance de las competiciones mundiales, es decir, tener un club deportivo y una sociedad por acciones u otra al mismo tiempo.

Esta nueva estructura de mercado conlleva eventuales consecuencias o desafíos que dependen, en parte, del avance del proyecto de federación nacional que se está orquestando o de la resolución de la solicitud al panel de reconocimiento.

¿Cómo sería el caso de los contratos de los jugadores? ¿Aumentarán las exigencias? Tomemos en cuenta que actualmente la gran mayoría se encuentra en una relación civil bajo un contrato de prestación de servicios, existiendo un arduo debate sobre la existencia de parámetros o indicios en la relación que dan cuenta de una posible subordinación y dependencia en el ámbito contractual.

Por otro lado, al haber dos tipos societarios como estructura corporativa de los equipos existirá una nueva reestructuración en las relaciones frente a las competencias federadas, sobre todo en cuanto a la contratación del club/sociedad —con fines de lucro— y los jugadores, como, por ejemplo, en relación con la propiedad intelectual de la federación/ligas privadas, toda vez que teniendo una dualidad de mercado privado/federativo el jugador participará contratado por una sociedad con fines de lucro a nivel nacional privado, pero a efectos de participaciones en torneos federados deberá representar a un club deportivo —federado— que debe necesariamente tener derechos con el jugador respecto de la propiedad intelectual, no competencia, entre otros.

Existen otros debates a nivel legal, por ejemplo, en cuanto a la relación de los dueños de la propiedad intelectual de los videojuegos —o publishers— con los organismos federativos, plataformas OTT o su relación con las ligas nacionales, que son dignos de un análisis legal. Lo importante por ahora y lo que pretendo plantear en esta columna, es que las nuevas relaciones en los esports están por cambiar la forma en que los actores del mercado se relacionan, siendo nuestro trabajo como abogados estar atentos.

Por el momento, solo queda esperar la nueva resolución del panel de reconocimiento del Ministerio del Deporte, seguir atentos a los equipos que se unan al proyecto de Federación Nacional de Esports de Chile, mantenernos a la vanguardia en un mercado dinámico y prepararnos a los cambios que se vienen en los deportes electrónicos.

 

Diego Pinto Bravo es abogado de la Universidad Adolfo Ibáñez. Diplomado en nuevas tecnologías, innovación y derecho de la Universidad Andrés Bello. Asesor de Esports y cofundador de e-Lawyers.

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