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jueves, 21 de noviembre de 2024

editorial

Esfuerzo, dedicación y estrategia

«Su preparación puede no ser de excelencia y sus entrevistas de trabajo pueden tener un sabor amargo permanente, pero cada cual cultiva su futuro. Eso implica que deberá leer más, deberá tomar más talleres, deberá exprimir a sus profesores y deberá pisar las bibliotecas de las escuelas top con frecuencia».

- 1 febrero, 2016

Estamos en febrero y quienes no rindieron una buena Prueba de Selección Universitaria (PSU) en Chile, o quienes no tuvieron buenas calificaciones durante su educación secundaria, evalúan sus opciones.

La calidad —buena, no tan buena, mala— del plantel y la posibilidad de becas o financiamiento comienzan a jugar un rol importantísimo en ese futuro estudiante de Derecho que quiere tomar la decisión más responsable dentro de las reales posibilidades de que dispone.

A ese alumno que por falta de oportunidades o por falta de madurez no consiguió un puntaje que le permitiera entrar este año a las mejores escuelas de leyes del país; a ese alumno un poco atormentado por los próximos años de su vida estudiantil, y por los siguientes de vida laboral, no le mentiremos.

Su preparación puede no ser de excelencia y sus entrevistas de trabajo pueden tener un sabor amargo permanente, pero cada cual cultiva su futuro. Eso implica que deberá leer más, deberá tomar más talleres, deberá exprimir a sus profesores y deberá pisar las bibliotecas de las escuelas top con frecuencia.

Deberá buscar trabajo como procurador, hacer pasantías nacionales en los veranos, y postular a cuanta pasantía internacional abra cupos en el extranjero.

Además, hay un punto que es transversal a todo lo ya dicho: desde el día 1 deberá trabajar duramente en su inglés, al que deberá considerar un ramo más que dura toda la carrera. Si lo dicta su universidad, tendrá que inscribirse, estudiarlo con ahínco y aprenderlo tan bien que no se distinga si tuvo o no el privilegio de haber asistido a un colegio bilingüe; si no es parte de su malla curricular, deberá tomar clases —pagadas o gratuitas, presenciales o por internet— de manera permanente, invierno y verano.

Y para continuar, este abogado que ya se ha titulado deberá tomar cursos de posgrado de la mayor calidad, en universidades del mayor prestigio.

Porque no se trata de «enchular el título», como dijo condescendientemente el decano de una universidad privada de las buenas; se trata de tener y mantener el hambre de saber, el desafío de superarse en cada momento.

Ese profesional que no entró a una de las 10 mejores universidades chilenas puede ser un abogado de excelencia y conseguir un trabajo atractivo, pero tiene que trazarse un plan que incluye mucho esfuerzo, mucha perseverancia, dedicar el tiempo adecuado a las labores correctas… y hacerse aconsejar por quienes saben, usualmente abogados que ya ejercen y profesores. Ser un ayudante trabajador y leal de un buen académico es una puerta siempre abierta para hacerse un nombre, colaborar en encargos remunerados y ser bien recomendado en el mercado.
 
 
Sofía Martin Leyton
Directora
Idealis Reports

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