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sábado, 20 de abril de 2024

cine

Il processo: Guerra vs. Barone

“La verità non esiste; è quella cosa finta che viene costruita in aula”, dice uno de los personajes de esta nueva entrega de Netflix.

- 15 abril, 2020

Il processoNetflix - Lucky Red Produzione
Sofía Martin L.

“Cos’è la giustizia? Provate a immaginarla come un meccanismo fatto di regole e procedimenti che servono a scopire la verità su un delitto. Chi l’ha commesso, come, quando, perché”, dice una voz de mujer, mientras una cámara aérea enfoca una autopista que cruza por sobre un canal.

Más tarde, el abogado defensor, el avvocato Barone (Francesco Scianna), tranquiliza a su cliente diciéndole “No, la verità non esiste; è quella cosa finta che viene costruita in aula” (la verdad no existe; es esa cosa ficticia que se construye en el tribunal).

“Il processo”, original de Netflix, tiene 8 episodios de algo más de 50 minutos cada uno, está dirigida por Stefano Lodovichi y se filmó el año pasado, al norte de Italia, en Mantova (Mantua). Tiene subtítulos en castellano, inglés, alemán y en el propio italiano.

Puede ser una serie europea sobre un homicidio y la búsqueda del o la responsable, pero aquí los protagonistas no son los policías que dirigen la investigación. Porque son los fiscales los que supervisan a la policía y tienen esa función. Y lo deja claro Elena Guerra, la dotoressa, con palabras heladas, que dejan a su audiencia atenta y asustada: “Pero mientras tanto vendrás a mi oficina con tu abogado y te interrogaré. Te oiré, te observaré. A veces, eso basta. Porque no se trata tanto de lo que uno dice. Es cómo lo dice: tu manera de respirar, de mover los ojos, de mover las manos”.

La donna di legge, interpretada por la actriz Vittoria Puccini, no sonríe y desde la mitad del primer capítulo ya sabemos por qué. En el segundo episodio han pasado 9 meses y se lleva a cabo la audiencia de juicio.

Il processo muestra al público cómo se lleva a cabo la preparación de un eventual testigo, cómo inicia un juicio el presidente del tribunal, la disposición de las partes en la sala de audiencias y, entre muchos detalles más, cómo se ha recopilado evidencia probatoria. Un inspector forense de la policía científica muestra en una pantalla un análisis de fotos: “Se identificó a los 171 invitados presentes en la fiesta. Se recuperaron 678 fotos de sus teléfonos celulares y de la cámara del fotógrafo a cargo de retratar la velada”.

Una intro potente, en la que suena “Bury a friend“, de Billie Eilish, es el reflejo de lo que vendrá. “Keep breathing, keep breathing, keep breathing, keep breathing”, susurra una voz que cuesta encontrar en la web y que corresponde a Ginevra. La música es siempre oportuna, bien elegida, contrastante.

Pero cuando una serie ha hecho un trabajo tan riguroso respecto del lenguaje jurídico, es impresentable que cuando la fiscal hace referencia a la imputada —Linda Monaco, personificada por la actriz Camilla Filippi—, el subtítulo en castellano diga “acusada” y se borre de un plumazo una reforma procesal penal que reconstruyó el vocabulario de generaciones de abogados.

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