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El futuro del Derecho en la era digital: integrando la IA en la educación jurídica
“Tanto el enseñar a diseñar correctamente prompts legales como la creación misma de simulaciones prácticas basadas en IA, pueden generar una enseñanza más dinámica, en la que, tanto profesores como estudiantes interactúen con una experiencia mucho más inmersiva con la complejidad que significa el trabajar con casos reales”.
Roxanner Ponce - 24 diciembre, 2024
Desde la obligada forma telemática de enseñanza que nos dejó la pandemia a la entrada masiva de la inteligencia artificial (IA) a cada rincón de nuestras vidas profesionales, nos hemos visto presionados en dar solución acerca de cómo incorporar cada vez más las nuevas tecnologías a las aulas con el fin de dar con la fórmula correcta que implique menos tiempo invertido correlativo a un mayor alcance y profundidad al aprendizaje del derecho.
En este sentido, el profesor de la Universidad Central Gonzalo Álvarez Seura señala la importancia de la enseñanza en clases del denominado Legal Prompt Engineering para que los alumnos sepan optimizar el uso de las IA, lo que, en palabras simples, significa diseñar instrucciones precisas para que los sistemas de inteligencia artificial generen respuestas relevantes en contextos específicos, como el jurídico. En las cátedras de Derecho, esta técnica se puede aplicar a casos prácticos donde los alumnos pueden interactuar con la IA para desarrollar sus destrezas argumentativas y analíticas.
Tanto el enseñar a diseñar correctamente prompts legales como la creación misma de simulaciones prácticas basadas en IA, pueden generar una enseñanza más dinámica, en la que, tanto profesores como estudiantes interactúen con una experiencia mucho más inmersiva con la complejidad que significa el trabajar con casos reales, pero bajo entornos controlados que preparen al estudiantado eficazmente para enfrentar desafíos de un mundo legal cada día más digitalizado.
Lo anterior ayudaría a mejorar habilidades clave, como la redacción de documentos dentro del proceso, la negociación y la interpretación jurídica, siendo el aprendizaje mucho más activo; en el que, estudiantes aplican el conocimiento teórico y tradicional en situaciones concretas ajustadas a un entorno profesional realista. La inteligencia artificial de igual modo ofrecería retroalimentación instantánea, pudiendo dar correcciones y sugerencias detalladas inmediatas y fomentando un aprendizaje ajustado a las necesidades del desarrollo específico de cada alumno. Lo señalado la convertirá en una especie de soporte educativo.
No obstante, incorporar la inteligencia artificial en clases presenta un dilema importante: la posibilidad de depender de dicha tecnología. Uno de los desafíos con relación a esto es identificar el límite entre el papel de la IA con la labor del estudiante en la realización de alguna tarea educativa. En ese sentido, puede que delegar excesivamente a la IA las actividades que los alumnos deben realizar por sí mismos reporte un riesgo inminente. En áreas como la educación del Derecho, esta problemática podría significar una disminución de la capacidad de los alumnos para desplegar destrezas esenciales, como lo es el pensamiento crítico y la aplicación ética de la ley.
Lo señalado conlleva un riesgo inherente de comprometer la integridad académica y profesional, ya que se podría llegar a depender tanto de la tecnología que pueda menguar la capacidad del estudiante de evaluar y aplicar principios legales con el rigor y probidad necesarios. La capacitación de docentes en este aspecto es crucial para encontrar un equilibrio que permita que la IA sea un apoyo que no interfiera con el esfuerzo y aprendizaje autónomo de los alumnos, asegurando así que se mantenga el estándar de competencia y ética en la formación legal.
Mientras avanzamos en una integración más profunda de las nuevas tecnologías como lo es la IA en la educación jurídica, surgen preguntas que deben considerarse: ¿Cómo podemos aunar el uso de la IA en el aula sin que esto comprometa el desarrollo de las habilidades primordiales de los estudiantes? ¿Qué estrategias se pueden implementar para asegurar que la tecnología sirva como complemento y no como sustituto? ¿Cómo se puede dar garantía de que la incorporación de estas tecnologías no genere desigualdad en el acceso y calidad del aprendizaje?
Estas y muchas otras interrogantes nos abren la puerta a una reflexión más trascendente sobre el papel que deben jugar las nuevas tecnologías ―haciendo hincapié en las inteligencias artificiales― en la formación jurídica, para que la finalidad de maximizar los beneficios sea manteniendo los principios fundamentales de educación e integridad profesional. Es crucial que la exploración continúe y nos atrevamos a innovar, puesto que está en nuestras manos asegurar que la transición hacia una enseñanza digital sea más efectiva y equitativa.
Roxanner Ponce es egresada de Derecho de la Universidad Central y miembro de la Academia LegalTech.
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