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viernes, 29 de marzo de 2024

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El agua y la agricultura: eficiencia en el transporte y almacenamiento

“Un sistema integrado de protección, debida captación, almacenamiento y distribución, debe buscar no necesariamente obtener más depredación del recurso, sino una mejor gestión, eficiencia, integración de la población, debe incluir el beneficio de agua potable y saneamiento básico para la zona de impacto”.

Juan Antonio Arbulú - 24 abril, 2020

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Juan Antonio Arbulú

En nuestro país tenemos pocas fuentes de gran volumen que requieren hacer grandes obras de infraestructura, incluso tenemos casos en que la inversión en ingeniería ha sido innecesaria cuando el agua es escasa. Sin embargo, lo recurrente es que, en caudales altos, medios o bajos, la deficiente infraestructura genera enormes pérdidas, a decir: canales no revestidos, ausencia de reservorios y bocatomas con fugas.

Estas fallas no requieren una alta inversión y deberían ser asumidas por el Estado a través de las Juntas, Comisiones y Comités, con apoyo del sector privado, a quien claramente también le conviene, pues sufren las pérdidas de recorrido.

Un estudio hecho por la Universidad Nacional de Trujillo logró medir que un canal de regadío con reparto de agua de dos días por semana, en el tramo de 1 km, tiene una pérdida de 49,132.36 metros cúbicos al año, algo más de 49 millones de litros. Esta cantidad de agua, de tener el canal revestido, sirve para regar 4 hectáreas nuevas aproximadamente, según una programación de riego promedio.

Si queremos ir más allá, asumiendo este canal como uno destinado al riego de campos de caña para producción de azúcar, si consideramos una producción promedio de 170 toneladas de caña por hectárea y un ingreso de S/. 80.00 por tonelada, en estas 4 hectáreas adicionales tendríamos un ingreso de S/. 54,400.

Este estudio además determinó un Valor actual neto (VAN) de S/. 39,971.84 y una Tasa interna de retorno (TIR) de S/. 14.40%, lo que indica una aceptable rentabilidad del negocio. Sólo hace falta generar conciencia y actuar, incluso con visión de rentabilidad.

Según la Autoridad Nacional del Agua, en el Perú tenemos 19 reservorios principales, a marzo de 2019 solamente 5 estaban con un almacenamiento del 100% de su capacidad. ¿Qué porcentaje de agua al año no logra captarse y se pierde?

Según el Plan Nacional de Recursos Hídricos, al 2012 la demanda anual de agua para agricultura por todas las regiones hidrográficas era de 23,166 hm3, a este año debe ser más; y tenemos que la capacidad almacenada de los principales reservorios es de 2,841.3 hm3 aproximadamente. ¿Tenemos la suficiente capacidad de recarga de nuestros reservorios para lograr la cobertura?

Ante este escenario, algunas acciones que sería interesante evaluar:

— Contar con una red de observación del ciclo hidrológico, que permita contar con una eficiente medición de las lluvias, la evaporación, el escurrimiento de los ríos, el transporte de sedimentos y los niveles de aguas subterráneas. Esta red debe contar con los pluviómetros y medidores de capacidad necesarios para cuencas, fuentes, canales, tomas, etc., de tal manera que la información sea constante y confiable. A ello sumar la capacitación y otorgamiento de facultades necesarias para que haya funcionarios controladores en los repartos, que puedan disponer acciones de inspección y denuncia.

— Constante limpieza de canales y tomas, la existencia de sedimentos o vegetación ayuda a la pérdida de agua en el recorrido, costo que puede asumir las empresas y ser deducido de la tarifa o a través de un programa especial de beneficios, de tal manera que tampoco el pago por el agua se vea afectado.

— Se podría proyectar una red adicional de pozos de almacenamiento, pequeños, por ejemplo de una capacidad de 2 m3, que permita almacenar agua de lluvia, remanentes de canales, riachuelos o pequeñas fuentes permanentes o para llevar agua de cualquier otra fuente que aumenta caudal en determinadas épocas. Recordemos que la idea es reducir la cantidad de agua que se desperdicia o se deja de usar. Esto ayudaría a riegos menores, no da la solución pero cualquier ahorro es necesario, sobre todo cuando no existen tantos recursos ni planificación para macro proyectos integrales.

— Diques de contención eficientes, que logren un real almacenamiento y evite las perdidas y fugas. Esto conjuntamente con un buen plan de re encausamiento, lograría hacer volver a los ríos a sus fuentes naturales y evitamos pérdidas por desbordes o filtraciones. Esto es más complejo pues requiere de un plan urbano y de reubicación de población.

— Pequeños reservorios. Con los datos que hemos expuesto sobre el déficit de reservorios y capacidad empleada de los mismos, se hace necesario proyectar una red de pequeños y medianos reservorios, estratégicamente ubicados teniendo en cuenta la capacidad de alimentación y formas más eficientes de descarga, así como zonas con mayor necesidad de reparto. Con un buen planeamiento estratégico, se puede generar a partir de estos reservorios, riegos durante el recorrido y puntos finales.

Ahora, para la planificación y sobretodo ejecución de estas acciones, es necesario generar sinergias importantes: Estado, sector privado y organizaciones; APPs es una opción, también hay diferentes ONGs y Fondos de apoyo económico que buscan proyectos sostenibles y que impulsen el bienestar de las poblaciones. Todo esto se conoce, sin embargo, lo que falta es acción, no esperar a que alguien lo haga.

Un sistema integrado de protección, debida captación, almacenamiento y distribución, debe buscar no necesariamente obtener más depredación del recurso, sino una mejor gestión, eficiencia, integración de la población, debe incluir el beneficio de agua potable y saneamiento básico para la zona de impacto; es decir, su objetivo y fin debe ser la mejora social, económica, comercial y ambiental. Los recursos económicos para esta gesta están ahí, donde un proyecto profesional, real, sincero y humano, los pueden encontrar.

Estas opciones pueden ser desarrolladas aún más, dan para mucha discusión e intercambio de ideas, espero estos apuntes ayuden a ello.
 
Juan Antonio Arbulú Celi es abogado por la Universidad de Piura y está cursando un MBA. Ha asesorado externamente a empresas agrícolas y agroindustriales y ha sido parte del equipo legal del holding Coazucar en las empresas azucareras del Grupo Gloria, estando a cargo de los temas regulatorios y derechos de agua.
 
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