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El derecho de la moda y las estrategias de venta (de moda)
«El súper reciclaje o upcycling se usa mucho en las joyas, decoración y en la ropa vintage. Consiste en reciclar elementos antiguos o en desuso, transformarlos y otorgándoles una segunda utilidad…»
Annalucia Fasson Llosa - 27 septiembre, 2017
Annalucia Fasson Llosa
La industria de la moda cuenta con problemas particulares y características exclusivas que la diferencia de las demás, necesitando por ello de una asesoría legal adecuada. Es así como nace esta nueva especialización del derecho conocida como el fashion law o derecho de la moda, que tiene como objetivo proporcionar asesoría legal en todas las fases del proceso productivo de esta industria.
En ese sentido, de un tiempo a la fecha se han desarrollado estrategias de venta que nacen para satisfacer las necesidades de sus consumidores, reflejando su personalidad, conducta y valores, los cuales brevemente explicaremos a continuación:
Fast Fashion: así como existe una corriente del fast food o “comida rápida”, en la industria de la moda existe el fast fashion, que es la manera de producir en serie y de forma rápida, lanzando entre 15 a 20 colecciones al año. Sus diseños se venden a bajo precio o low cost con una calidad de promedio baja pero inspirados en las últimas tendencias, con la finalidad que las colecciones sean exhibidas por pocas semanas, fomentándose la alta rotación de los productos y por lo tanto el consumo.
Algunos consideran que el fast fashion vulnera los derechos de autor, dado que algunos fashion retailers realizan copias o imitaciones. Sin embargo, de un tiempo a la fecha, las grandes marcas internacionales tales como Zara y H&M realizan procesos creativos e innovadores evitando recurrir a la copia, contando con sus propios diseñadores que buscan una reinterpretación del modelo original inspirados en las pasarelas de las principales capitales de moda.
Slow fashion o moda lenta: nace en respuesta al fast fashion. Así como existe el fast food o comida rápida y como contraposición nace el slow food o comida lenta, exactamente igual aparece el slow fashion, que promueve el concepto de lanzar una colección al año, la misma que sea clásica y atemporal, es decir, No Season, no viviendo el estresante mundo de las colecciones. Las marcas slow fashion valoran más la calidad sobre la cantidad y tienen por finalidad que los productos que se fabrican perduren en el tiempo promocionando una conciencia de consumo.
Moda sostenible o moda sustentable: este movimiento nació en Reino Unido de la mano de Kate Fletcher en el año 2007. Quiere que los compradores vean más allá del producto que adquieren, es decir, no sólo comprar porque es un lindo vestido o una bonita cartera, sino que también reflexionen en la manera de cómo ha sido elaborado, es decir, evaluar cuál ha sido el detrás de cámara del producto.
Cabe precisar que este movimiento incluye también el aspecto social, que surge como respuesta al abuso cometido en el pasado por talleres en donde se contrataba a obreros en condiciones irregulares laborales. En Bangladesh, en el 2013, a raíz del derrumbe en las fábricas textiles ubicadas en el Edificio Rana Plaza, en donde murieron más de 1000 personas, se descubrió que muchos trabajadores eran niños, inmigrantes y personas que trabajaban en condiciones infrahumanas. Es así que a partir del 24 de abril de 2014 hacia adelante se conmemora el Fashion Revolution Day, reivindicando y exigiendo a las empresas manufactureras que contraten a su personal con las condiciones mínimas de trabajo.
El derecho no es ajeno. De allí la importancia de cumplir con la Declaración Universal de los Derechos Humanos que en el numeral (1) de su artículo 23 señala que “Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo (…)”. Asimismo, se opone a contratar a personas que trabajen de manera forzada o se encuentra en contra del trabajo infantil en condiciones abusivas.
Súper reciclaje o upcycling: Se usa mucho en las joyas, decoración y en la ropa vintage. Consiste en reciclar elementos antiguos o en desuso, transformarlos y otorgándoles una segunda utilidad. Es como darle una segunda vida al crear un nuevo producto, el mismo que se vende a valor de mercado como un producto nuevo y final.
En conclusión, no debemos juzgar si estas estrategias de venta son buenas o malas, sino que cada uno de ellas busca tener un nicho en el mercado local manteniendo una relación o conexión con su público consumidor.
* La presente columna es una actualización del texto titulado «El derecho de la moda se viste de moda» escrito por la autora y ya publicado, que puedes encontrar aquí.
** Annalucia Fasson Llosa es asociada senior del Estudio Muñiz, de Perú. Es especialista en derecho corporativo y jefa del Área de Derecho de la Moda y Retail.