"No puedo dejar de pensar en ellos cuando veo que ciertas oficinas de abogados se precian de no conocer límites,...
Dentro de la mente de un millennial
«A diferencia de los que algunos de la vieja escuela opinan, estoy convencida de que esta generación no es “malcriada” ni “desleal”, sino que es una generación decidida y comprometida con lo que piensa…»
María de los Ángeles Santos - 6 septiembre, 2016
María de los Ángeles Santos
Sin que exista consenso en el origen de esta revolución, es un hecho que las nuevas generaciones estamos cambiando el comportamiento del mercado laboral y los abogados no quedamos fuera de esta tendencia mundial. Los denominados “millennials” estamos dando de qué hablar, ya que a pesar de ser los futuros conductores de la economía, nos paramos frente a la vida profesional de forma muy distinta a las generaciones pasadas.
Somos una generación de abogados altamente capacitados académicamente, autónomos, creativos y tecnológicos, pero no estamos dispuestos a agotar nuestros “talentos” en la oficina. Una de nuestras características es que tenemos muchos intereses y el trabajo es uno más de ellos, por lo que no lo vemos como el único fin de nuestras vidas, sino como un medio para lograr otros propósitos. ¿Qué buscamos? Un balance. Debe haber una conciliación entre la vida de “maletín” y la vida familiar, el deporte, el arte, la comunidad, el medioambiente, etc.
Lo que antes se consideraba secundario en la vida cotidiana de un abogado, ahora toma un papel protagónico. Los pasatiempos juegan un rol importante dentro de nuestra lista de prioridades, por lo que contar con tiempo para practicarlos es un ítem muy importante a considerar cuando tomamos la decisión de dónde trabajar. Los “millenials” buscamos diversificar nuestras actividades y estamos convencidos de que la ambición es un concepto que no sólo se aplica en el trabajo. Queremos ser exitosos en todos los ámbitos que componen nuestro día a día, sin descuidar nada. Bajo este punto de vista, si alguien me pregunta “qué soy”, no podría responder sólo “abogada”. Esa descripción no está ni cerca de mi percepción personal, ya que mi vida gira entorno a muchas más actividades que sólo la profesional: soy abogada, mamá, runner frustrada, ecologista, aspirante a columnista y lectora empedernida.
Junto a lo anterior, a diferencia de nuestras generaciones pasadas, el tener un trabajo estable y muy bien pagado en una oficina prestigiosa no es nuestro norte. Esta nueva generación tiene sed de retos y aprendizaje, ya que no nos conformamos con la comodidad laboral, sino que estamos muy entusiasmado a tomar desafíos, aprender y apostar por metas a largo plazo. La inercia es una molestia, por lo que si hay estancamiento en el desarrollo profesional somos capaces de sacrificar plata y prestigio en pos de nuevos proyectos que nos pueden beneficiar en un futuro.
Esta nueva postura frente a la vida profesional ha sido un golpe para las empresas que buscan contar con los mejores profesionales. El cambio en nuestras aspiraciones necesariamente produce un cambio en lo que el mercado laboral ofrece. Es fácil: si quieres contar con los mejores profesionales, tienes que al menos escuchar lo que quieren. Los horarios de trabajo, la contribución a la sociedad, el buen ambiente laboral y las actividades “extraprogramáticas” son puntos que los millenials ponen arriba en su check list de trabajo ideal, por lo que los empleadores han tenido que invertir en ellos. No es más que la regla de la oferta y demanda.
A diferencia de los que algunos de la vieja escuela opinan, estoy convencida de que esta generación no es “malcriada” ni “desleal”, sino que es una generación decidida y comprometida con lo que piensa. Si las empresas y estudios jurídicos son inteligentes y se concentran en estas nuevas aspiraciones, pueden recibir muchos beneficios de esta generación, ya que la pasión y la creatividad son motores fundamentales para el éxito y son características que resaltan entre estos nuevos abogados. Sólo tienen que escuchar y reordenar las prioridades. Creo que estamos en un tiempo en que es muy riesgoso “no subirse a esta micro”.
* María de los Ángeles Santos C. es abogada de la U. de los Andes, y trabaja en el estudio Della Maggiora Eyzaguirre, dedicada a temas de derecho individual del trabajo.