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viernes, 19 de abril de 2024

cine

¿Cuánto vale la vida?

Este drama legal de Netflix muestra la difícil tarea que se le encomendó a un grupo de abogados: asignarle un valor monetario a las víctimas de los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos

- 9 noviembre, 2021

Por Juan Ignacio Silva Allende

“¿Quién me puede dar un número?” pregunta el abogado y protagonista Ken Feinberg —Michael Keaton— a sus alumnos en una clase de Derecho. El número que está pidiendo se refiere a cuánto vale la vida de una persona y, según el profesor, la cifra que acuerden las distintas partes en un hipotético juicio que involucre la muerte de un individuo será la respuesta correcta. Pero el valor de una vida humana no se puede determinar sólo con fríos números, menos aún en un caso dramático como el que presenta este largometraje.

“¿Cuánto vale la vida?” (nombre original “Worth”), dirigida por Sara Colangelo, es un muy recomendable drama producido por la plataforma de streaming Netflix y que se estrenó el pasado 3 de septiembre, a tiempo para la conmemoración del vigésimo aniversario del “9/11”. Y ya después de veinte años de ese trágico suceso, todavía hay historias relacionadas que sucedieron y que vale la pena conocer, como la que esta película presenta.

Este filme se desarrolla, principalmente, en los meses inmediatamente posteriores a la caída de las Torres Gemelas. El Congreso de EE.UU. crea el Fondo de Compensación de las Víctimas del 11 de Septiembre como una manera de aliviar financieramente el sufrimiento de las familias afectadas —y para que esas mismas familias no vayan en contra de las aerolíneas, las cuales temen quebrar ante la avalancha de posibles demandas indemnizatorias—.

Feinberg, reconocido abogado mediador, se ofrece a liderar este Fondo sin cobrar como una manera de colaborar con su país. Y así, junto a su socia Camille Biros —Amy Ryan— y otros subordinados, tendrá la ingrata tarea de negociar acuerdos con personas que todavía están emocionalmente devastadas por la repentina y trágica pérdida de sus seres queridos. Su principal oposición vendrá de la mano de Charles Wolf —Stanley Tucci—, un periodista que perdió a su señora en la tragedia, quien crea un grupo que se opone a la fórmula inicial del Fondo, la cual tenía al valor económico como único factor.

“¿Cuánto vale la vida?” es un drama sobrio en su presentación y desarrollo, no posee grandes escenas de acción, un montaje ingenioso o grandilocuentes actuaciones. Incluso su clasificación como “drama legal” es cuestionable, ya que aquí no hay escenas en juicios ni mucho menos los fascinantes duelos verbales que suelen caracterizar este género.

Pero la verdad es que, en este caso, todo lo anterior no es necesario. La historia es atrapante por sí sola gracias a pequeñas cuotas de suspenso. Y su mayor fortaleza son los diálogos, sobre todo en los testimonios que entregan los familiares de las víctimas o en las discusiones entre los dos principales protagonistas.

Aquí radica el corazón emocional del filme: Keaton y Tucci demuestran su oficio al representar a dos caras inicialmente opuestas, pero a través del diálogo y el entendimiento mutuo van acercando posiciones. Sobre todo el protagonista, quien comienza el desafío muy seguro de sí mismo, y hasta con cierto cinismo y arrogancia. Pero pronto su socia le hace ver que los costos a nivel humano no se pueden ignorar, y que la compasión y empatía no pueden quedar fuera de la “fórmula”.

El largometraje tampoco ignora varias interrogantes que surgen a la hora de llevar el valor de una vida humana a una cifra: ¿Debe entregarse la misma cifra por cada una de las víctimas? ¿Vale lo mismo la vida del gerente general de una compañía que la de un empleado de la misma? ¿O la de un inmigrante que trabaja limpiando en esa misma empresa?

Los mismos protagonistas se van involucrando emocionalmente con ciertos familiares de víctimas, que sirven como ejemplos para que el espectador se haga una mejor idea de cómo la pérdida de una persona afecta a toda una familia. Por ejemplo, está la relación que establece el protagonista con la viuda de un bombero que perdió la vida intentando salvar a otras en medio del desastre. Otro caso es el de un hombre homosexual: ¿Se debe compensar a los padres que lo rechazaron por esa condición o a su compañero de vida? —“Conozco las reglas. La ley dice que no éramos nada. Pero me llamó a mí. Antes del final”—. Son preguntas difíciles y que no tienen una única respuesta clara.

“¿Cuánto vale la vida?” no es una película que vaya a ganar muchos premios ni va a sentar nuevos precedentes en términos de lenguaje cinematográfico. Pero vale la pena verla porque tiene una buena historia entre manos, es narrada de manera efectiva y sin artificios. También tiene una potente carga emocional, pero es lo suficientemente contenida como para no caer en los terrenos del melodrama sensiblero. Recomendable en especial para las personas insertas en el mundo del Derecho y para los interesados en la tragedia del 9/11 y sus numerosas consecuencias.

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