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lunes, 6 de mayo de 2024

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Contra la moda del aprendizaje superficial

“Es hora de volver a apostar por la cultura del esfuerzo, dando un portazo a esta moda que solo ha empeorado todo el sistema. La cultura del esfuerzo es fundamental en cualquier proceso de aprendizaje, especialmente en la enseñanza universitaria”.

Diego Palomo Vélez - 14 abril, 2023

 

aprendizaje superficialDiego Palomo

En la educación actual, bajo la dictadura de los pedagogos, existe una tendencia cada vez mayor a “desestimular” la cultura del esfuerzo y en ese sentido hacia la simplificación de los textos de estudio. Esta moda consiste en ofrecer a los estudiantes textos que son fáciles de leer y de entender, con el fin de que puedan aprender más rápido y sin mayor sacrificio. Sin embargo, esta simplificación de los textos de estudio puede tener consecuencias negativas para el aprendizaje y el desarrollo intelectual de los estudiantes.

De entrada, al simplificar los textos de estudio, se puede privar a los estudiantes de la oportunidad de desarrollar habilidades críticas de lectura y pensamiento. Los textos complejos son una parte esencial de la educación porque obligan a los estudiantes a analizar, sintetizar y evaluar la información de manera crítica. Al ofrecer textos demasiado simples y básicos, se les priva de la oportunidad de desarrollar estas habilidades, lo que puede perjudicar su capacidad para abordar problemas complejos en el futuro.

En segundo lugar, los textos simplificados pueden reforzar la mentalidad de superficialidad y huida de la cultura del esfuerzo en lugar del “aprendizaje más profundo”. Cuando los estudiantes solo reciben información fácil de leer y entender, pueden sentir que han aprendido algo sin tener que esforzarse demasiado. Sin embargo, este aprendizaje puramente superficial no permite que los estudiantes desarrollen una comprensión profunda y sobre todo significativa de los temas, lo que puede limitar su capacidad para aplicar el conocimiento en situaciones del mundo real.

Por último, la simplificación de los textos de estudio también puede contribuir a una disminución en la calidad de la educación en general. Al reducir la complejidad de los textos, se reduce la exigencia de los programas educativos. Esto puede llevar a que los estudiantes no estén preparados para enfrentar desafíos más grandes y complejos en su vida académica y profesional.

La tendencia, moda o imposición actual de simplificar los textos de estudio puede tener consecuencias negativas para el aprendizaje y el desarrollo intelectual de los estudiantes. La educación debe también proporcionar a los estudiantes textos de estudio desafiantes y complejos para que puedan desarrollar habilidades críticas de lectura y pensamiento, y aprender de manera profunda y significativa. La educación debe ser rigurosa y exigente para preparar a los estudiantes para el presente y especialmente para el futuro.

Como bien dijo Andrés de la Oliva defender la excelencia verdadera, de la que tanto se hace gárgaras por las autoridades universitarias en general, es obligado. Y es necesario también porque si la Universidad se trufa demasiado de imposturas, de excesivos (auto) engaños y falsedades, la misma institución acaba dejando de existir como verdadera, acaba siendo una falsa Universidad. “Tratemos, pues, de la excelencia verdadera y de cómo se alcanza, y no tanto de los métodos para poder presumir de esa excelencia “trending topic” de nuestros días o de “técnicas” para fabricar curricula hinchados de méritos inexistentes o dudosos, por no hablar de deméritos que se disfrazan de pequeñas proezas”.

Es hora de volver a apostar por la cultura del esfuerzo, dando un portazo a esta moda que solo ha empeorado todo el sistema. La cultura del esfuerzo es fundamental en cualquier proceso de aprendizaje, especialmente en la enseñanza universitaria. Se socava el propósito mismo de la educación universitaria.

La recuperación de la cultura del esfuerzo en la enseñanza universitaria debe tener como objetivo central fomentar el aprendizaje profundo, donde los estudiantes adquieran habilidades y conocimientos que pueden aplicar a situaciones prácticas en el mundo real. Esto se logra a través de la labor de los académicos, pero también desde la motivación intrínseca de los estudiantes para aprender, que se basa en su curiosidad natural y su deseo de aprender más sobre un tema en particular.

En efecto, la cultura del esfuerzo implica la disposición de los estudiantes para trabajar arduamente para alcanzar sus objetivos académicos y profesionales. Esto incluye dedicar tiempo y esfuerzo a la lectura, investigación, discusión y reflexión sobre el contenido del curso. También significa asumir la responsabilidad de su propio aprendizaje, en lugar de depender únicamente de los profesores y los materiales de estudio.

Los estudiantes que desarrollan habilidades de aprendizaje profundo estarán mejor preparados para enfrentar los desafíos del mundo laboral y para contribuir de manera significativa a la comunidad. En conclusión, es importante que los educadores universitarios trabajen juntos para crear entornos de aprendizaje que fomenten la cultura del esfuerzo y la excelencia académica.

 
*Diego Palomo Vélez es abogado de la Universidad de Talca, fue Decano de su Facultad de Derecho y es profesor de derecho procesal. También es doctor en Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.

 
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