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viernes, 3 de mayo de 2024

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Cambiemos el libreto

“También sería una medida saludable la eliminación transitoria de los impuestos que deben pagar las PYMEs por la presentación de la solicitud y posterior registro ante INAPI o la Oficina de Derecho de Autor para registrar su obras, marcas o creaciones…”

Jose Arancibia Obrador - 26 abril, 2020

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María José Arancibia

Hoy, más que nunca, se deben crear los incentivos necesarios para que las PYMEs y los emprendedores dejen de ver el registro de marcas o de patentes como un lujo o algo inalcanzable.

En materia de propiedad intelectual, entendida en un sentido amplio, el número de solicitudes de registros —marcarios especialmente, pero también de patentes— es un indicio de la capacidad que tiene la economía para crear nuevos emprendimientos en tiempos de crisis y, de esa forma, indicarnos cuál es su estado actual: si los números bajan, tendremos una alarma que considerar, porque nos indica que no existen nuevos emprendimientos que proteger, o que éstos son vistos como experimentos de corto plazo.

En esta segunda mirada, ocurre que se deja de comprender a la propiedad intelectual como un activo que durará en el tiempo y se la piensa como un gasto, lo cual se encuentra totalmente alejado de la realidad.

Para todos quienes nos dedicamos a la protección de la propiedad intelectual, el 26 de abril es una fecha que tiene una importancia particular, pues nos invita a reflexionar cada año los desafíos que afronta nuestra área y cuáles son las acciones que podemos desarrollar para fortalecerla.

Porque, aunque el tema propuesto por la OMPI —”Innovar para un futuro verde”— para este año buscaba generar una reflexión a propósito de los vínculos entre la propiedad intelectual y la protección del medio ambiente, las actuales circunstancias justifican que cambiemos el libreto y nos ocupemos de la influencia que tiene la propiedad intelectual en la reactivación económica.

En Chile, al igual que en muchos países de mundo, la autoridad ha anunciado una serie de medidas que buscan afrontar las consecuencias económicas que hemos experimentado todos nosotros con las restricciones de resguardo y alejamiento social para prevenir el contagio de COVID-19.

Las medidas buscan la seguridad de las personas junto con el fomento de la economía, mediante la protección del empleo y el acceso a los bienes básicos. Comprenden también la incorporación de subsidios, créditos preferentes o seguros.

Sin lugar a duda, son medidas que están bien encaminadas y son necesarias a fin de evitar que se profundice la caída libre que hemos vivido en los últimos meses, pero tienen un límite importante, pues están pensadas para volver a una “normalidad” que, en verdad, resulta difícil anticipar cuándo —y si efectivamente— podremos retomar.

Dentro del aporte que implican, deben ser vistas como medidas parciales que buscan resolver un problema actual, pero que necesitan un complemento mirado hacia el largo plazo. Las actuales circunstancias demandan una respuesta inmediata por quienes queremos continuar con nuestros emprendimientos, que nos permita reaccionar en estos nuevos escenarios marcados por la necesidad de una transformación hacia lo digital.

A pesar de que todos sepamos que necesitamos “reinventarnos”, el segmento que mejor lo refleja son las PYMEs y los emprendedores: motores de la economía y principales creadores de empleo en Chile, si consideramos el impacto que tienen en la cadena productiva y de servicios general. Este grupo ha tenido que reorganizar su actividad de una manera rápida y, en la mayoría de los casos, sobre la marcha.

Dentro de este proceso de reinvención están surgiendo nuevos negocios en plataformas digitales, lo que viene a ser un poco de aire fresco para nuestra economía. Más allá de los vaivenes bursátiles —que frente a los ojos de muchos, erróneamente, agota la comprensión de la actividad económica— nos encontramos con otros indicadores que nos permiten apreciar cuán sólida es la economía de un país, o cuánta confianza ésta logra expresar.

Para saber cuál es nuestra situación actual, un buen punto de análisis es considerar cómo veníamos de años anteriores. Según datos de la propia autoridad del ramo, cuando se trata de marcas, encontramos que el filing en el año 2018 fue de 47.408, para luego presentar una baja en el año 2019 (con 46.950 presentaciones), la que hasta 1° de abril de este año (primer trimestre) se profundizó, llegando a 10.102 solicitudes. Como bien se pude advertir, la situación del último año es todavía más baja que la ocurrida el 2011, cuando el filing fue de 43.230 y dan cuenta de la necesidad de adoptar otras medidas complementarias para reactivar la economía.

Como se anticipaba, hasta el momento las medidas de reactivación buscan preferentemente impulsar el crédito y reactivar el consumo, por vía principalmente de inyectar liquidez al sistema financiero que facilite el refinanciamiento de las deudas actuales y de rebajar el impuesto de timbres y estampillas.

Sin embargo, en complemento a este paquete, podrían pensarse en otras medidas adicionales, enfocadas en la transformación digital de las PYMEs, como podrían ser la apertura de líneas de crédito por parte de CORFO que tengan este preciso objeto y que vayan más allá de aquellas actualmente existentes, pensadas en la innovación tecnológica.

También sería una medida saludable la eliminación transitoria de los impuestos que deben pagar las PYMEs por la presentación de la solicitud y posterior registro ante INAPI o la Oficina de Derecho de Autor para registrar su obras, marcas o creaciones, en la medida que se trate de empresas que cumplan con ciertos requisitos objetivos y no discriminatorios.

De esta manera, el Estado estaría dando un apoyo a la creación y formalización de nuevos emprendimientos, facilitando la creación de nuevos activos y la inversión en estos proyectos.

Una buena forma de representar el Día Mundial de la Propiedad Intelectual, este año, sería adoptando algunas de estas medidas que, pensadas más allá de que los avances tecnológicos favorezcan a los emprendedores en el proceso de transformación digital, reconozcan su papel como motor de la economía nacional y les confiera una protección que favorezca la creación de activos para un grupo fundamental dentro la economía.

 
* María José Arancibia Obrador es especialista en propiedad intelectual, con experiencia en litigación. Es profesora de derecho civil en la Universidad Alberto Hurtado y es socia de ObradorDigital.legal.

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