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jueves, 28 de marzo de 2024

internacional

Propiedad intelectual y proteccionismo: una gran muralla para las empresas extranjeras en China

Si bien las cifras a favor de litigantes internacionales en casos de violaciones de patentes dentro del gigante asiático han mejorado, aún es muy difícil que las compañías se atrevan a demandar. La clave está en los tribunales chinos.

- 13 septiembre, 2016

propiedad intelectual en chinaPixabay

Jimena Villegas


El tópico indica que quien no tenga dinero suficiente para el original puede, si quiere correr el riesgo, puede apostar por la versión china. Y es, probablemente, en el mundo de los teléfonos móviles donde la costumbre está más extendida. Las marcas Huawei y Xiaomi tienen en este momento al mercado de cabeza: sus aparatos de “gama media” –todos bonitos, con cámara trasera y conexión a internet– han logrado incluso romper hegemonías. John Kandalaft, director de marketing de Huawei, empresa que ha triplicado sus equipos en Chile, explicaba a comienzos de septiembre en el diario La Tercera que, para 2017, el plan es que entren a este país dos millones de teléfonos de su marca.

Pero hay un problema: China, el gigante que mueve (o detiene) la economía mundial, capaz de poner a empresas como Apple de cabeza, no brilla por sus buenas prácticas en el ámbito de la propiedad intelectual, un ámbito –al menos para Occidente– donde ser el original o ser la copia es asunto relevante.

Tal como se puede leer en el artículo “IP Litigation in China: Foreign Companies Still Face Challenges“, escrito por Anna Zhang para The Asian Lawyer, las empresas extranjeras siempre han tenido dificultades para protegerse de eventuales violaciones de patentes dentro del pujante mercado chino. Investigaciones recientes, hechas dentro y fuera de ese país, detectan no obstante ciertos síntomas de mejoría en el dilema. Un estudio hecho por la firma de abogados londinense Rouse sostiene que 346 demandantes extranjeros iniciaron casos de infracción de patentes en primera instancia entre 2006 y 2014 en China. De ellos, 282 lograron ganar, o sea, el 82%. Otro estudio, realizado por Kangxin Propiedad Intelectual Agencia Co. Ltd. de Beijing, informa una tasa de casos ganados del 89% entre 2013 y 2015.

¿Significan estos datos que la gran muralla en los asuntos de propiedad intelectual en China empieza a caer para las compañías internacionales? No necesariamente.

La alta tasa de litigios ganados que presenta el estudio hecho por Kangxin obvia que las partes extranjeras son menos del 5% de los casos de infracción de patentes presentados entre 2013 y 2015 en China. En el caso de Rouse no se refleja que los 346 casos de su estudio representan menos del 7% de infracción de patentes presentadas allí entre 2006 y 2014.

¿Cómo tan pocas demandas? Erick Robinson, el principal asesor de patentes de Rouse en Asia, dice: “Las empresas extranjeras se aseguran de tener un buen caso antes de entrar en un juicio”. Según él, “un buen caso” jamás está ligado a las áreas “de los sectores sensibles”, como energía y energía nuclear.

Elliot Papageorgiou, que trabaja en la sede de Rouse en Shanghai, añade: “Las empresas extranjeras trabajan mucho más para lograr ganar sus casos”. Según él, los tribunales chinos “esperan más de las partes extranjeras” que de las de su propio país: “Y nosotros no queremos darle a la corte la oportunidad de decir: ‘Hmm, podrían haberlo hecho que mejor´”.

Veintiocho años han pasado desde que China vivió su primer caso de violación de patentes. Tres años después, en 1991, entró en vigor la Ley de Patentes. Durante los últimos cinco años, China ha encabezado la lista de registro de patentes en el mundo. La ley se ha modificado ya tres veces y se está a la espera de una cuarta modificación. A fines de 2014, además, se establecieron sendos tribunales especializados de propiedad intelectual en Beijing, Shanghai y Guangzhou.

Como recogió Law.com, de acuerdo a un socio de la firma IP, con sede en Shanghai, y que prefiere mantener su identidad en reserva, el problema no está en el ámbito de la propiedad intelectual, sino en el del sistema civil. Añade que los jueces son reacios a decidir por temor a que su veredicto sea revertido por un tribunal superior: “Si tienen algunos reveses, puede que esos jueces pierdan sus oportunidades de promoción”.

Hay otro par de factores añadidos, según Elliot Papageorgiou: la aversión al conflicto de la cultura china y la sobrecarga de trabajo de los jueces. También está el proteccionismo que el régimen de propiedad intelectual de China mantiene: “Todavía hay una delimitación clara en los casos en que existe un interés nacional”, dice Papageorgiou. Y añade que en las áreas de energía, infraestructura y telecomunicaciones, las autoridades siempre apoyan al talento interno.

Mark Cohen trabaja en la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos y está a cargo del equipo de China. Según él el proteccionismo aparece especialmente en casos de alto perfil, como el de Huawei versus InterDigital, una empresa dedicada al desarrollo de tecnologías inalámbricas para dispositivos móviles y cuyos cuarteles generales están en Wilmington (Delaware). Cohen dice que en el triunfo de la empresa asiática sobre la norteamericana hubo una intervención activa del gobierno chino. Ambas compañías acaban de firmar un acuerdo de licencia de patente plurianual para las unidades terminales 3G y 4G, según informa InterDigital en su sitio corporativo.

Elliot Papageorgiou sostiene que “este tipo de sesgo” hacia el proteccionismo no va a desaparecer pronto. Es más, para él, cuanto mayor sea la presión económica sobre China, más puede hacerse necesario que haya jueces capaces de “tener en cuenta el interés nacional y el impacto económico” en sus veredictos: “Las decisiones de los tribunales chinos”, dice Papageorgiou, “todavía se interpretan ‘a través del lente’ de las políticas industriales de China”.

Lee aquí el artículo “IP Litigation in China: Foreign Companies Still Face Challenges”, escrito por Anna Zhang para The Asian Lawyer.

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